“Aca no hay choripan”, dijo un hombre para dejar claro que nadie va a cambio de nada. Eso es evidentemente cierto. La plaza Constitución de Valentín Alsina se llena despacio de gente que llega en grupos chicos, sin carteles políticos, con chicos o solas. Nadie tiene en claro quien organizó el acto. Nadie sabe tampoco a donde se dirigirá la movilización ni si efectivamente habrá movilización. Pero todos sin excepción quieren participar de la marcha contra la “inseguridad”, tras el crimen de Daniel Capristo, el camionero de Lanús.
Es alrededor de las siete y media. Facundo, el hijo de hombre presuntamente asesinado por un adolescente, se subió a un camión para hablarle a una multitud que lo mira expectante, deseosa de aplaudir e insultar, y por sobretodo de dar rienda suelta a la indignación acumulada por la “impunidad de la delincuencia”. Sin embargo Facundo, ojos vidriados y a grito pelado, pide que “cada uno vuelva a su casa”. “Es que ya comienza el velorio” de su padre, dicen algunos. Otros vociferan que “hay que empezar por algún lado”, que hay que marchar a la Municipalidad.
Ayudado por un compañero de trabajo de su padre, Facundo convoca para mañana a las 17 una nueva movilización que partirá de las calles Andreani y Avellaneda de la misma localidad hasta llegar al Obelisco. Entonces una multitud aplaude: temen ser víctimas de la delincuencia, están desgarrados por alguna pérdida o simplemente se acercan a solidarizarse.
Un desfile de camiones de la empresa Andreani, donde trabajaba la víctima, llena de sirenas la plaza que ya está ampliamente desbordada y se lleva a la familia a la plaza 1° de Mayo. Después de un leve disturbio y con los manifestantes bastante desorientados, aparece el falso ingeniero Juan Carlos Blumberg, quien será escuchado por muy pocos y deberá abandonar el lugar.
“Estoy indignado por este gobierno, (el ministro de Seguridad bonaerense, Carlos) Stornelli es un inoperante”, dice un hombre que carga un cartel donde se lee “La loKa presidente no gobierna roba y no hace un carajo por la inseguridad” (SIC). Se escucha un clamor de gente cantando “Alsina se cansó”.
Eduardo, un vecino de la zona, asegura a AUNO que “los menores que no saben vivir en sociedad, que asesinan, tienen que ir presos a un instituto de menores”. Otro hombre insiste: “La pena de muerte es una bendición para estos delincuentes”.
Al momento de celebrar un minuto de silencio en honor al fallecido, a pedido de un compañero de trabajo de Capristo, y de reflexionar por los que matan día a día, un grito resonó en la multitud: “Fuego a la villa”. Otra persona envalentonada pidió “que los maten”. Sin embargo nadie coreó su pedido. Desde el camión que cumplía la función de escenario que el objetivo de la marcha es “hacer ruido para que atraviese las paredes de los funcionarios sordos y ciegos”.
RM-AFD
AUNO-16-04-09
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