Piden celeridad en la causa por contaminación contra el Centro Atómico de Ezeiza

Las denuncias datan de hace nueve años. Afectaría a más de un millón de personas. El Concejo Deliberante pide explicaciones a la Justicia por el freno de la investigación. Un relevamiento médico detectó varios casos de cáncer que atribuye al impacto por el uso de uranio. Ampliarán la información y crearán un «registro de tumores» para probar las denuncias por el impacto negativo de la energía nuclear.

El Centro Atómico de Ezeiza despierta dudas hace nueve años sobre su posible incidencia en la contaminación de agua con uranio. Debido a las demoras en el procedimiento judicial que se abrió para esclarecer el caso, la Comisión de Ecología y Medio Ambiente del Concejo Deliberante de Esteban Echeverría elevó un pedido de audiencia ante el juez de la causa, Alberto Santa Marina, con el objetivo de pedirle explicaciones y respuestas sobre el estado actual de la investigación. Es que desde hace tiempo una pericia clave debe determinar si corre riesgo o no la salud de alrededor de un millón de personas de Almirante Brown, La Matanza y Esteban Echeverría. Pero la investigación está paralizada. Y por eso surgió como una medida de emergencia, la propuesta de la comisión ambiental que apuntará a “conocer por qué y dónde está trabada la causa”, que lleva ya casi una década.

“Queremos saber si está paralizada por cuestiones políticas o de fondo, para acudir al área pertinente”, sostuvo el presidente de la comisión de Medio Ambiente, Néstor Pulichino, en diálogo con AUNO. Sucede que hace algunos días el juez que lleva adelante la causa reconoció que la investigación está “estancada por cuestiones burocráticas”; y a partir de ahí comenzaron a generarse suspicacias.

¿Por qué? Hasta el momento existen dos versiones contrapuestas respecto al Centro Atómico: la del geólogo Fernando Díaz, que reveló la presencia de “altos niveles de uranio y nitratos, filtrados en las napas, por fallas en el sistema de reposición de residuos”; y la de la Autoridad Reguladora Nuclear (ARN) y la Organización Internacional de Energía Atómica(OIEA) –máxima entidad respecto al tema-, que aseguró que “el contenido de uranio en las aguas subterráneas es de origen natural, por lo que no supone un riesgo radiológico”.

No obstante, ambas pericias fueron reconocidas y avaladas por el juez Santa Marina, pese a que la primera “contiene errores metodológicos y técnicos a la hora de interpretar los datos, como apunta la OIEA, organismo de Naciones Unidas”, afirmó el funcionario de la ARN Norberto Callella a esta agencia. De ahí que exista incertidumbre, y un estado de alerta en algunos vecinos a la espera de la tercera prueba: la definitiva.

Ese arbitraje vendría a realizarlo un laboratorio español al que se le encargó esta misión en 2007. Pero hasta el momento, no ha prosperado el convenio que Cancillería debe firmar con el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) para realizar la prueba que falta. Para Pulichino es “fundamental” acceder a esa “mirada imparcial” porque “si bien los resultados de ARN cuentan con el aval de la comunidad científica, no hay que olvidar que es un organismo contralor del Centro Atómico. De ahí que exista un margen de sospecha”.

Son dudas que también recaen sobre los niveles de uranio encontrados, el crecimiento de los casos de cáncer en la zona, según algunos médicos, e incertidumbre sobre si existe contaminación o no; cuestiones que hasta ahora no se han dilucidado en el trabado avance de la causa.

DISTINTAS VERSIONES SOBRE EL URANIO
El problema es que de confirmarse la contaminación, es decir que si los niveles de uranio y nitrato superan los márgenes permitidos por ley (Ver los parámetros…), el consumo del agua “no sería recomendado”. Hasta ahí coinciden ambas partes involucradas. Sin embargo respecto a las consecuencias y a la toxicología del elemento químico, otra vez vuelve la discusión. Porque para el médico Valentín Stiglitz, miembro de la Asociación contra la Contaminación Ambiental de Esteban Echeverría, el uranio produciría “malformaciones cardíacas, cataratas, abortos espontáneos, leucemia y cáncer”. Esto último lo desprende del “aumento” en esas enfermedades, “principalmente los casos de cáncer” durante los últimos años”, según dice haber registrado el pediatra.

Pero el especialista Ciallella, de la ARN, negó esos efectos, porque “el uranio encontrado en la zona de influencia del CAE es de origen natural”. Esto significa que “no es cancerígeno; sólo produce problemas en concentraciones muy elevadas, inexistentes en la Argentina”, aseguró.

Los máximos niveles de uranio encontrados en el país son de 250 microgramos por litro de agua. Y al ser natural, a diferencia del uranio empobrecido y enriquecido del que hablan los denunciantes, “no tendría efectos comprobados en el organismo en esas dosis”. Así lo afirmaron los especialistas, que citaron varios estudios de la comunidad científica mundial para ejemplificar la idea que sostienen.

Independientemente de eso, la hipótesis que maneja Stiglitz es que ese “incremento de casos” de cáncer está relacionado con el Centro Atómico de Ezeiza, pese a que admite no tener pruebas.

Según adelantó Pulichino a esta agencia, el municipio de Echeverría contará con un instrumento que permitirá llevar adelante “estudios epidemiológicos” sobre el caso: un Registro de Tumores basado en datos estadísticos según la aparición de enfermedades en hospitales y clínicas de la zona, como una forma de prevención debido a las dudas que rodean a la investigación.

Posiblemente el registro se ponga en marcha más tardar en septiembre. Como pudo averiguar AUNO, contará con un grupo de médicos especialistas que realizarán diagnósticos y elevarán recomendaciones a la Secretaría de Salud de la comuna, de la cual dependerán, con el objetivo puntual de “enfrentar la problemática del cáncer”.

Todo esto y las discusiones sobre los riesgos, dejan a un costado otro punto importante de la cuestión: la presencia de nitratos en el agua de las zona aledañas al CAE. Según el funcionario, “está comprobado que el agua está contaminada por la existencia de pozos ciegos, y en ese caso el Centro no tendría ninguna implicancia”. Una versión en la que coincidieron desde ARN.

A LA ESPERA DE UNA TERCERA PERICIA
Lo cierto, es que ante esto reina el misterio. Mientras tanto se acumulan estudios de agua, de aire, de suelo; radiografías de la industria nuclear; análisis e historias clínicas de algunos enfermos de cáncer, en una causa que ya tiene 25 cuerpos. El tiempo pasa, y los vecinos de las zonas involucradas no encuentran tranquilidad.

En eso coincidieron desde todas las partes involucradas: “Hay que avanzar lo más rápido para llevar calma”. Sea para corroborar que no existe contaminación en el ambiente o para tomar las medidas adecuadas o de precaución, que hasta ahora escasearon de parte del municipio.

Allí radica otro punto crucial de la causa. Porque de comprobarse los daños sancionados por los artículos 200 y 207 del Código Penal por delitos contra la salud pública las soluciones serían muy costosas: multimillonarias. Para darse una idea, el Estado debería llevar agua de otros sitios a los vecinos o realizar una serie de obras incalculables con el objetivo de sanear nuevamente la zona.

Según los denunciantes, por ese punto es que la causa está paralizada. “Hay muchos millones en juego y al Estado no le interesa porque no le da el capital político”, opinó Stiglitz, que también puso en duda la correcta manipulación de los elementos líquidos y sólidos dispuestos por el Centro Atómico.

De todas maneras, desde la Autoridad Reguladora Nuclear desestimaron esa posibilidad. “En el caso del Ezeiza, por la composición geológica de la tierra y por los estudios correspondientes, no hay ninguna posibilidad”, aseveraron y señalaron que los químicos fueron tratados de acuerdo a los procedimientos de la industria nuclear.

Otra vez las posiciones encontradas. Otra vez las discusiones. La pujas y las disputas. Sin embargo hay algo que se mantiene. Todas las miradas se enfocan en el juez Santa Marina, que hasta el momento no pudo lograr que se realice la tercera pericia definitiva.

“Es por presiones”, denunciaron los ambientalistas. “Hay que indagar por qué no avanza”, dijeron desde la Comisión de Ecología. Sin embargo, desde ARN mantienen la calma porque confían en los peritajes internacionales que registraron que “no hay contaminación”. Pero a nueve años de su iniciación, el procedimiento judicial no avanza. Las dudas sobre la contaminación se mantienen y las certezas para con los vecinos faltan. A eso se tendría que apuntar.

NS-MDY-AFD
AUNO-18-08-09

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