Patitas Glew: la ONG que rescata vidas en medio de la crisis

La organización que realiza a pulmón tareas de rescate, recuperación y adopción de perros en situación de vulnerabilidad, enfrenta un duro pasar económico y pide donaciones.

“Patitas Glew”, la organización civil que se destaca por su labor en el rescate, rehabilitación y posterior adopción de perros que son abandonados a su suerte en las calles del Conurbano Bonaerense, enfrenta una dura crisis económica que podría obligar a los rescatistas a cerrar sus puertas.

Son varias las fundaciones que se dedican al rescate de animales en situaciones de vulnerabilidad, pero “Patitas Glew”, ubicada en la localidad bonaerense del mismo nombre, no deja de conmover a la comunidad por la profundidad de los casos que sus 8 rescatistas enfrentan día a día

Fundada en 2016 con la misión original de sólo rescatar animales en ese distrito, sus integrantes pronto se percataron de que la problemática se extendía más allá. Como resultado, comenzaron a recibir alertas de ayuda desde diversas zonas del Gran Buenos Aires: “La crisis (económica) también llegó a los perros”, afirmó la ONG animalista.

En diálogo con AUNO, el abogado y rescatista Leandro López, integrante de la agrupación desde sus comienzos, detalló: “Con la situación económica del país empezaron a reducirse las donaciones y a la vez empezaron a aumentar los gastos de veterinaria, alimento y traslado”. 

Según indica el Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires, sólo en el Conurbano Bonaerense hay más de 6 millones de perros y gatos callejeros. Y la cifra supera los 20 millones si se habla de toda la Argentina. 

“Nosotros contamos con un gasto fijo semanal y mensual, pero nos estaba pasando que teníamos dinero en las cuentas como para soportar una semana, o una y media, y después ya nos quedábamos en cero”, reveló López. 

El abandono y la reproducción indiscriminada de los animales desemboca en una sobrepoblación de perros en situación de calle que, según explica Leandro, está llegando a “un límite”. 

Ante esta situación, la ONG decidió acudir a la comunidad para transmitir que la única manera de sobrevivir es exponiendo la cruda realidad de “Patitas” y buscar ayuda para evitar el cierre.

Según indicó a esta agencia el rescatista, los gastos por semana rondan un millón y medio de pesos. 6 millones al mes, dinero con el que cubren desde comida, consultas veterinarias, internaciones y cirugías, hasta la contratación de adiestradores y de peluquería canina. Con las donaciones recibidas al día de hoy tras la publicación en redes, la fundación se pudo “acomodar mejor como para aguantar las semanas que siguen” aunque aún todo sigue siendo “una constante bicicleta”, ya que un imprevisto puede hacer que vuelva a pender del hilo.

La comunidad de “Patitas”, al pie del cañón

La realidad económica que atraviesa la organización volvió a mover el lado solidario de sus seguidores en las redes sociales. En poco tiempo, la publicación del grupo de rescatistas dando a conocer la noticia obtuvo casi 60 mil “Me gusta” y las donaciones comenzaron a llegar. 

Además, comenzó una movida mediante la cual muchos emprendedores, haciéndose eco de la causa, decidieron realizar una serie de sorteos de todo tipo de productos con el propósito de donar lo recaudado a la asociación civil.

“Estamos más que contentos”, expresó Leandro ante la consulta de AUNO. “La gente siempre estuvo para apoyarnos, ahora en lo económico y también en las veces en las cuales hemos tenido momentos de tristeza. Es muy buena energía, buena fuerza y hace un montón”, aseguró.

Los inicios de “Patitas Glew”

Leandro considera a “Patitas” una “herramienta” para combatir la superpoblación y el maltrato animal, a través del mensaje de que cualquier persona puede organizarse para transformar la realidad, buscando “ser un germen para otras organizaciones”.

Hace 7 años, él y su pareja tuvieron la idea de comunicarse a través de Facebook con diferentes voluntarios para empezar a llevarles alimentos a los perros que rondaban la estación de Glew. Así se formó el primer grupo de asistencia, aún sin nombre.

“Empezamos a ver que los perros no podían estar en la calle, los que veníamos cuidando durante muchos meses sufrían accidentes, la calle es un problema. Entonces surgió idea de rescatarlos, llevarlos a la veterinaria, ponerlos bien y darlos en adopción”, explicó el abogado.

“Para mí, Patitas es muchas cosas, pero lo resumo en un sueño cumplido. Capaz que no lo vea en vida, pero no hay nada que me interese más que el que no haya perros en la calle”, se sinceró el proteccionista.

Hoy en día, la ONG lleva a cabo aproximadamente 60 rescates al mes, a pesar de enfrentar un gran impedimento: “Patitas” no cuenta con un refugio, por lo que cada número de perros que sale de la calle también se realiza “en base a la cantidad de adopciones que se van”.

¿Cómo encuentran refugio los canes rescatados? Gracias a una red de hogares de tránsito. “Nosotros nos encargamos de llevarles alimento y medicina. También los recogemos del veterinario cuando están en condiciones. Además, tenemos en nuestras propias casas los casos más graves. A medida que las adopciones se concretan, se liberan espacios y así podemos continuar con los rescates”, indicó Leandro.

El tiempo que lleva en la fundación le permite reflexionar acerca de cada una de las situaciones que él y sus compañeras tuvieron que enfrentar. En ese sentido, revela: “Es muy triste. Ves la dejadez de las personas, el abandono, la falta de importancia y de consideración hacia los animales”.

Por otra parte, destaca el lado bueno de los rescates: ver a perros por los que aparentemente “ya no se podía hacer nada”, jugando y corriendo recuperados. “Siempre apostamos a salvarles la vida”, remarca, y en los casos en los que ya no se puede hacer más nada, “parar con el sufrimiento, pero que se vaya acompañado o acompañada de cariño, en un entorno cuidado, pero siempre apostando por poder ayudarlo”. 

Ahora, la organización tiene dos objetivos a corto plazo: el primero es poder comprar el “Patimóvil”, una camioneta que les permita reducir los gastos de los traslados que se realizan a diario. Por otra parte, pero no menos importante, también buscan crear su propio refugio, para poder garantizar más rescates y al mismo tiempo “aliviar” a los hogares de tránsito. Hoy, son 55 los perros que están bajo el cuidado de la ONG, más 10 que se encuentran en periodo de adaptación para por fin ser adoptados. 

Una ley desactualizada y un proyecto para terminar con el maltrato

En Argentina el maltrato animal está penado por la ley. La ley Nacional N° 14.346 establece una normativa de protección hacia a los animales, al mismo tiempo que promueve su bienestar. 

No obstante, la 14.346 fue sancionada hace casi 70 años, por lo cual su enfoque y alcance requiere una revisión y actualización para abordar de manera efectiva los desafíos y necesidades actuales en relación con la protección y el bienestar animal.

En ese sentido, Leandro planteó que la norma “quedó desactualizada” y que, además, “se contraría con el Código Civil y Comercial”, porque, según explicó, esta última “establece que el animal es una cosa”. Por esa razón, señaló que también se tiene que “modificar la ley civil para que se comprenda al animal como un sujeto de derechos”.

Respecto de la responsabilidad del municipio, Leandro aseguró que a nivel local no se podría establecer una ley penal, pero sí una “administrativa”, a través de una ordenanza, que imponga multas por no castrar y por maltratar y abandonar perros. 

Desde el aval que le brinda su trayectoria como rescatista, Leandro considera que el primer paso fundamental es llevar a cabo castraciones y vacunaciones masivas y establecer un contacto efectivo entre las organizaciones dedicadas a los rescates de animales, el Estado provincial y las autoridades municipales, que tenga como objetivo desarrollar un plan de acción a largo plazo para realizar esto en cada barrio. 

Además, propone la incorporación de anuncios publicitarios para informar y concientizar a la sociedad en general sobre estas iniciativas, y que cada sujeto asuma su responsabilidad individual.

¿Cómo adoptar?

Quien esté interesado en brindarle un hogar a un perro rescatado por la organización solo debe comunicarse a través de Facebook, Instagram o a patitasglewfundacion@hotmail.com para obtener el formulario de adopción correspondiente, un documento que permite conocer las características al mismo tiempo que evaluar cuál de los rescatados se adapta mejor al entorno.

Cabe destacar que la organización realiza un seguimiento con todos los perros que dan en adopción para garantizar su buen estado, además de que están a disposición de los adoptantes para ver si el animal necesita algo. “Para nosotros, los que ya fueron adoptados no dejan de ser Patitas”, destacó Leandro. 

El siguiente es un listado de algunos de los perros que “Patitas Glew” tiene en adopción, cuyos casos fueron publicados continuamente, pero sin resultados. 

Amador

Es un perro rescatado en diciembre de 2022. Tiene aproximadamente 6 años de vida y actualmente pesa 38 kilos. Cuando lo encontraron tenía una de sus orejas llena de gusanos y, tras permanecer bajo tratamiento, tuvo un problema en el lado ubicado del lado de su herida, por lo cual tuvo se lo tuvieron que extirpar. Amador no se lleva bien con otros animales, ni perros ni gatos, pero sus rescatistas aseguran que es agradable con las personas. Además, destacan que al ser un perro adulto sabe quedarse varias horas solo.

Mateo

Mateo llegó a “Patitas” con un tumor en la nariz. Tras atravesar varios meses de quimioterapia, logró superar esa difícil etapa. Hoy en día se encuentra curado, y el último estudio médico que le realizaron indicó que lo único que le quedó es una rinitis crónica como secuela de su cáncer. Este amigo de cuatro patas tiene dos años de vida y convive lo más bien tanto con perras hembras como con machos, no así con gatos. Los integrantes de la organización señalan que “es un amor de perro, bastante juguetón y activo”, por lo que lo ideal para él sería una casa con patio.

Pamela

“Pame” fue rescatada hace dos años y durante ese tiempo se fue en adopción en dos oportunidades. Sin embargo, al sufrir la incontinencia de hacerse pis y caca sin darse cuenta, sus adoptantes decidieron devolverla. Cuando llegó no caminaba y según sus cuidadoras “parecía disca” (así es como se suele llamar a los perros con discapacidad), pero tras tratamientos y fisioterapia, hoy camina y se mueve con facilidad. Desde “Patitas” destacan que es una perra joven y muy juguetona, además de que se lleva bien con otros animales. Por su condición, ella hoy se encuentra en un pensionado, razón por la cual aseguran que para ella lo mejor es estar en un hogar con patio y pasto.

Milagros, Trébol, Wanda y Yumina

Hoy “Patitas” tiene en adopción a cuatro perros con problemas de discapacidad: Milagros, Trébol, Wanda y Yumina. Todos tienen algún tipo de traumatismo, como haber sido atropellados o haber sufrido el moquillo, y aunque pasaron por cirugías y tratamientos, ninguno de ellos puede volver a caminar. La ONG continúa en la búsqueda de personas que le den un buen hogar, preferiblemente alguien dispuesto a cuidar de sus necesidades especiales, como cambiar pañales, llevarlos a pasear y proteger sus patitas. Cada uno está hace mucho tiempo en la fundación, donde destacan su amorosidad y buena convivencia con otros animales.

MC-MEM
16-08-2023

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