(AUNO) El Proyecto ARCA, que comenzó a gestarse en 1993 con el propósito de almacenar recursos genéticos de especies autóctonas en peligro, se convirtió en referente a nivel sudamericano ya que logró almacenar material genético de 40 especies silvestres. Entre las más relevantes se encuentran el venado de las pampas, el ciervo chino, el oso de anteojos, el yaguareté, el gato montés, el pudú, la jirafa, el tigre, el chimpancé y el mono caí.
“En un banco de recursos genéticos, lo que se puede guardar es muy variado”, explicó Adrián Sestelo, jefe del laboratorio de crioconservación de ARCA. Para mantener la
diversidad genética original de las especies a las que apunta el proyecto, “debemos guardar material vivo -como espermatozoides, ovocitos, embriones – para implementar técnicas de asistencia reproductiva”, explicó .
En el laboratorio se conservan, además, muestras de suero sanguíneo, células de tejido somático, “que sirven para la determinación de patógenos, de líneas celulares, de líneas genéticas, para saber de dónde provienen o cómo es genealógicamente un ejemplar”, describió el biólogo a la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión (AUNO).
Sestelo destacó que en el proyecto ARCA “no hay manejo genético, no se hace nada que tenga que ver con manipulación genética”. “La clonación –enfatizó- sería el último recurso para poder devolver a un animal único al medio ambiente, porque clonar significa hacer más de lo mismo, y eso va en contra del mantenimiento de la diversidad de fauna”.
El proyecto ARCA se desarrolla sobre tres ejes: el banco de recursos genéticos, la asistencia a la reproducción y el rescate genético. El banco de genes se sostiene a partir de técnicas para obtener las células reproductivas (espermatozoides y ovocitos) o la recuperación de embriones y tejido. El material se almacena en baños de nitrógeno líquido, a menos de 196° C y permanece en estado de animación suspendida hasta el momento en que será utilizado.
Asimismo, con el material conservado se hace posible la asistencia a la reproducción de especies silvestres, especialmente las que están en peligro de extinción o presentan problemas para su multiplicación natural. El rescate genético se realiza, en forma inmediata, ante la muerte de un animal, a través del almacenamiento de ese material irreemplazable, que permitirá dejar descendencia de ese ejemplar en el futuro.
Las técnicas de reproducción incluyen la inseminación artificial, el transplante embrionario, la fertilización in vitro y el ICSI (intra cytoplasmic sperm injection). “Lo mejor es utilizar lo más cercano a la reproducción natural, es decir, la inseminación artificial, que es el método más aplicado”, manifestó el experto y enfatizó en que estos procedimientos “no se hacen de rutina, una inseminación tras otra, sino que buscamos objetivos particulares”.
“Las primeras muestras conservadas en frío datan del año ‘30 y todavía se siguen utilizando sin inconvenientes, por lo que no se ha encontrado un límite de caducidad”, indicó Sestelo. Según manifestó, el objetivo de ARCA “es dejarle a las generaciones futuras una herramienta para poder trabajar sobre la recuperación del medio ambiente, pero antes tiene que darse un cambio cultural, de pensamiento”.
Para esto, el equipo de ARCA – integrado por biólogos, veterinarios, cuidadores y voluntarios de la Fundación Bioandina- no sólo trabaja en laboratorios. “Hay trabajos de campo y una cabaña en el zoológico donde se le comunica y muestra a la gente todo lo que se hace, a través de fotos, videos, charlas y recortes periodísticos”, informó Sestelo. “Queremos transmitir cuál es la problemática ambiental en el mundo y cómo poder resolverla, porque sin un cambio cultural no se va a poder evitar la extinción de especies”, agregó.
“Las principales líneas del proyecto están dirigidas a lo que es ciervos (venado de las pampas, ciervo chino, pudú), ejemplares sobre las que venimos trabajando junto con distintas instituciones nacionales e internacionales” afirmó el investigador. En la experiencia, ARCA sigue incorporando especies, como cánidos y felinos: “Se está gestionando un programa para crear un banco de recursos genéticos de todos los felinos sudamericanos”, adelantó Sestelo.
Otro logro de ARCA es el Proyecto Cóndor Andino, desarrollado en conjunto entre la Fundación Bioandina, en Mendoza, y en el Zoológico porteño porteño. El líder del programa explicó que se trata de “técnicas de asistencia reproductiva como la incubación artificial, la crianza en un ambiente controlado, sin contacto con el hombre y después la liberación en el medio ambiente al que pertenece el animal”.
Este proyecto destaca el valor de “volver a las ideas ancestrales de las culturas originarias de nuestro país, que respetaban y convivían en armonía con el medio ambiente” y además permite “rescatar la diversidad genética y recuperar poblaciones animales”, consideró Sestelo. “Es necesario que pare este diluvio que desatamos como especie humana, y la forma de que pare es concientizar a la gente”, concluyó.