Ante la conmemoración de un nuevo aniversario del Día Internacional de la Mujer, surgen interrogantes sobre los logros que el movimiento feminista consiguió a lo largo de más de un siglo de lucha. ¿No fueron demasiado lejos las revindicaciones de género? En diálogo con AUNO, dos mujeres que se destacaron por ocupar lugares profesionales, políticos y académico tradicionalmente reservados para el género masculino, presentaron sus distintos puntos de vista respecto al rol de la mujer en la actualidad.
Estos son los casos de Perla Perati, una de las primeras abogadas recibidas en nuestro país, y de Beatriz Rosa Balberón, que forjó toda una trayectoria en la lucha gremial al tiempo que cursaba la carrera de Psicología Social. Aunque ambas desafiaron algunos de los tradicionales mandatos sociales, disienten respecto de los logros alcanzados desde el martirio de las obreras textiles de Nueva York hasta nuestros días. (ver “*“Nuestra realidad sigue siendo discriminatoria* )
Para esta psicóloga social de 65 años, el feminismo revalorizó el lugar de la mujer en el imaginario colectivo, pero se “pasó de rosca porque intentó marcar una superioridad con respecto al hombre, cuando debía luchar por la igualdad”.
Mientras que Perati, si bien reconoce que la lucha de género constituyó “un cambio significativo” en la vida de las mujeres, algunos de los roles tradicionales como la maternidad quedaron relegados con el transcurso de los años. (ver Cuando la maternidad puede ser un factor de discriminación )
A sus 83 años, Perla comentó sobre las dificultades que tuvo que afrontar en su etapa de estudiante, ya que “era la única alumna entre casi 200 muchachos”. Y definió aquella experiencia “como bastante traumática”, pues en aquel contexto, las diferenciaciones sexistas eran más profundas.
Por su parte, Beatriz, reseñó las dificultades que debió afrontar con el propósito de ganarse un lugar en el ámbito laboral, social y político, en el cual se desempeñó. (ver “*Mujeres peruanas por los derechos de las que “eligieron vivir en Argentina* )
“Los cargos jerárquicos siempre estuvieron en manos de hombres. Esta situación con el tiempo cambió. Una forma su propia personalidad a partir de un proceso de reconocimiento propio; mas allá de que sea valorado en el ámbito laboral o no”, señaló esta mujer que construyó una trayectoria como dirigente del gremio gráfico, durante un tiempo en el cual la lucha obrera era “sólo una cuestión de hombres”.
Ambas coincidieron en que tuvieron que batallar duramente con el objetivo de ser valoradas a la par de los hombres. Otro camino complicado tuvo que recorrer Perla, que luego de graduarse como abogada en 1944, en la UBA, debió trabajar durante tres años sin percibir remuneración alguna en la misma facultad donde se recibió.
“Nadie confiaba en mi desempeño. Fue muy duro. Me relegaban y no me tenían en cuenta. Luché mucho para ganarme un lugar hasta que al final conseguí trabajar de la profesión que había elegido”, recordó.
El panorama recién mejoró para ella años después, cuando a principios de la década de 1950 accedió a un puesto en una oficina de un registro civil, donde supo conquistar un espacio en igualdad de condiciones.
A través de sus vivencias, tanto Perla como Betriz consituyen dos de los tantos ejemplos que sintetizan, más allá de las diferencias, los cambios que las mujeres reclaman desde siempre.
¿POR QUÉ EL 8 DE MARZO?
Dos antecedentes históricos ocurridos alrededor del 8 de marzo, en la ciudad estadounidense de Nueva York, fueron los motivos por los cuales se eligió esa fecha como el Día Internacional de la Mujer. (ver En Paraguay, un recuerdo a la mujer durante la Guerra de la Triple Alianza )
El primero corresponde a una gran marcha de trabajadoras textiles que en 1857 se movilizaron por los barrios más adinerados de la ciudad, en protesta de las miserables condiciones de trabajo a las que eran sometidas.
El segundo hecho ocurrió en 1908 cuando, en el marco de una huelga realizada por 40 mil costureras industriales que exigían mejoras laborales, 129 obreras murieron en un incendio luego de que los dueños de la fábrica cerraran sus puertas para forzarlas a permanecer en sus puestos y no unirse a las protestas.
La primera conmemoración fue organizada en los Estados Unidos el último día de febrero de 1908, en el que las organizaciones de mujeres socialistas convocaron a enormes manifestaciones públicas para luchar por sus derecho políticos y sociales. El objetivo central fue establecer el voto femenino.
Dos años después, el 27 de agosto, en la Segunda Conferencia de Mujeres Socialistas desarrollada en la ciudad de Copenhague, Dinamarca, se estableció definitivamente el 8 de marzo como recordación de la lucha de las mujeres por sus derechos.
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