Luis Farinello:»El crecimiento aún no llega a los barrios pobres».

Según el padre Farinello, para hacer frente a la «dramática situación social» que se vive no son suficientes ni la caridad, ni leyes más duras, sino «un cambio de estructuras que garantice justicia»

Por Cecilia Díaz

(AUNO-TERCER SECTOR*)Mientras las cifras oficiales desnudan que más de la mitad de los argentinos es pobre y desde algunos sectores se proclama que la desocupación se puede “indemnizar” mejor a través de más planes sociales, hay quienes se alejan de los números y dedican su vida al lado de los más vulnerables. Uno de estos “#732;trabajadores sociales”#8482; es el Padre Luis Farinello, orador principal en el homenaje al Padre Mugica realizado en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Lomas de Zamora al cumplirse el 30 aniversario de su asesinato.

¿Cómo se vive hoy en los barrios más pobres del conurbano bonaerense?
La situación sigue siendo extremadamente dramática. Existen expectativas a partir de algunos cambios en el país, incluso en ciertas áreas se nota un crecimiento, pero esto todavía no llega a los barrios, los asentamientos o las villas. Hay hambre, desesperanza, mucha droga y falta trabajo. Yo creo que nos hicieron demasiado daño y reconstruir lo perdido nos va a costar muchísimo.
Frente a esta situación, ¿la caridad sigue siendo la única solución?
No. En realidad, hacen falta otras técnicas. A veces los comedores son imprescindibles porque los pibes tienen hambre y no les podemos pedir que esperen a que venga la Revolución para que coman. La urgencia está y exige una respuesta. Pero, a la vez, estos comedores hacen mucho daño porque los problemas son mucho más complejos: está involucrados lo cultural, lo educativo y lo económico. Todo es muy difícil y los comedores son un sólo paleativo, un parche.
El actual titular de SUTEBA opinó que las escuelas forman parte de un “contenedor social” igual que los comedores, ¿Usted cree que ello es así?
Sí, es cierto. En las escuelas de lugares muy pobres los chicos van a comer. Y es muy difícil que estos chiquitos aprendan. Quizás tengan lindos cuadernos, lindos dibujitos, las cuentas están bien hechas pero es porque las copian del pizarrón. Los chicos no saben pensar, no saben leer. Cuando la miseria nos gana como nos ha ganado es muy difícil que los chicos estén tranquilos, serenos, ya que a veces vienen maltratados y hasta golpeados. El colegio, en lugar de educar, se dedica entonces a brindar una contención física.
¿Cuál es su postura frente a la propuesta de bajar la imputabilidad de los menores?
No. Es una barbaridad. Si bajamos las edades, la Policía puede llegar a ser más brutal con los chicos, quienes en realidad son las víctimas de la pobreza. Van a ser golpeados, ir presos y eso no soluciona nada. Al contrario, los chicos salen peor de los institutos. La solución para los niños pobres no es esa. Para que haya seguridad tiene que haber justicia y para lograrla hay que cambiar las estructuras. Si no se garantiza la justicia en nuestro país, los robos y la violencia son inevitables.
Agencia Universitaria de Noticias y Opinión
Revista Tercer Sector

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