Lomas de Zamora, febrero 10 (AUNO).- Yo lo que me pregunto es ¿que tienen los Stones que arrastran a tantas personas? No me malentiendas, hablo de las edades porque yo te veo acá y tengo 45 años y vos debes rondar los 20 como mi hijo. Es como algo que arrastra a los jóvenes sin importar los años ¿no? Son como eternos jóvenes estos chabones. Muy raro que no haya un promedio de edad porque hay de todo acá no sé qué tendrán estos tipos son unos
fenómenos.
El estereotipo rolinga de muchos flequillos, remeras desgastadas con la lengua Stone y los jeans celestes rotos con las zapatillas topper no fue mayoría en el Estadio Ciudad de La Plata. Un crisol de edades teñía el paisaje de familias que llegaban juntos para escuchar a la banda que atravesó generaciones. Después de diez años nadie se lo quiso perder. Ni los seguidores más experimentados ni los nuevitos.
El show arrancó puntual, a las 18, con La Beriso junto a la lluvia que cada vez se ponía más intensa. No es la primera vez que la banda oriunda de Avellaneda se encuentra con el panorama del imponente estadio platense. En diciembre llenaron el mismo lugar con 45 mil personas y ahora, dos meses después, se dieron el gusto de abrir para los Rolling Stones. El rock nacional independiente pasión de multitudes.
Ciro y los Persas salieron a escena con un panorama que hace rato era tormenta. “Es un honor tocar para sus majestades”, expresó así Ciro su admiración por los Stones y luego regaló un paseo por algunas añoradas canciones de la época piojosa como “Tan Solo”, “Canción de Cuna”, y “Farolito”. Para concluir su parte y dar paso a lo esperado, hizo una encuesta rápida. “¿Cómo Alí o Pacífico?”, preguntó. Por una inmensa mayoría ganó “Como Alí” y fue el cierre a puro pogo y saltos.
La lluvia comenzó a frenar su intensidad, que no respetaba los techos de un estadio repleto en todas sus ubicaciones, cuyos precios rondaban entre los 1.250 pesos por la cabecera con acceso al campo, 2.200 por las plateas traseras, hasta los 2.600 por las plateas comunes y 3 mil por las preferenciales. Entre las personalidades que se presentaron, se destacó Charly García que incluso se ganó una ovación del público cuando lo reconocieron.
Lo que pasa con los Stones es que parecen argentinos ¿entendés? Por más que sean ingleses y esté todo mal con ellos, los Stones van más allá. Para mí Keith Richards puede ser de cualquier banda de acá, Mick también, ya son nuestros y ellos lo sienten así también boludo, de verdad, si hasta los escuché un par de veces que hablaron que nosotros somos el mejor público y tienen razón
Pasados pocos minutos de las 21, las luces del estadio se apagaron y un video presentación de la gira por Latinoamérica comenzó a verse en las pantallas. Gritos, cantos, saltos, más gritos. Luces apagadas. Y el inconfundible riff de “Start me up” salió de la guitarra de Richards. Comenzó el espectáculo.
Jagger con pantalón chupín y camisa negras acompañado de un saco verde que no tardó en sacarse, empezó sin regular energías. Con bailes eléctricos llenos de su impronta recorría el escenario de un lado al otro y por la pasarela central. Richards y Ron Wood intercambiaban solos de guitarra que despertaban aún más la euforia de la compactada masa de personas que saltaban pegados unos a otros. Charlie Watts, en la batería y vestido de jean azul y remera blanca, tocaba sin gestos ampulosos, tan conservador como reflejaba su ropa.
Luego llegó “It’s only rock’n roll” y Mick se adelantó en la pasarela para jugar con el público que cantaba y repetía lo que el músico pidiera, algo que se repitió en todo el show. “Hola Argentina, hola Buenos Aires, hola muchachos”, fue la primera interacción de Jagger, previo a que sonara “Tumbling Dice”.
En el centro del campo donde se montaba una estructura vallada en la que se ubicaban cámaras, luces y equipos de sonido, se encontraban algunos médicos y personal de prevención que comenzó a recibir a los primeros heridos del recital. Casi todos por baja presión o desmayos.
“¡Qué bueno estar de nuevo en la Argentina! Es la primera vez que tocamos en La Plata”, mencionó Jagger en un español rudimentario pero entendible y el público lo vitoreó como con cada palabra que salía de su boca. Siguieron con “Out of control” y el cantante no solo sorprendió por su extraordinario estado físico que le permitía bailar y recorrer el escenario sin parar, también por su habilidad con la armónica entre tanto movimiento que dificulta la respiración. Los años no desgastaron en nada el espectáculo y si todavía es posible, lo potenciaron.
Es como algo que arrastra a los jóvenes sin importar los años ¿no? Son como eternos jóvenes. Muy raro que no haya un promedio de edad porque hay de todo acá no sé qué tendrán estos tipos
En los días previos al show, el grupo hizo una encuesta online para que el público votara la canción que no podía faltar en el setlist que interpretaran. En Chile ganó “She is a rainbow”. En nuestro país, “Street Fighting Man”. Jagger lo anunció en vivo y dio el gusto al pedido del público.
Conocé la discografía de la mítica banda
Siguió con “Anybody Seen My Baby” y “Wild Horses”, en los que comenzaron a mostrar cambios de vestuario. Todos menos Charlie Watts. La fiesta en el público era tal que daba la sensación de que, para disfrutar un poco ellos también, los músicos estiraban el mayor tiempo posible cada canción: Jagger que agarra su campera y la revolea como un poncho al estilo Soledad Pastorutti, un poco de baile, de aplausos, que un solo de Richards, que uno de Wood, que una bandera argentina colgada en el pie del micrófono. La energía fue total arriba y abajo del escenario.
El líder de los Stones presentó a cada uno de los músicos. Wood corrió por la pasarela y jugó con el público tirando algún beso. Watts salió tímidamente de su asiento en la batería y saludó con la mano mientras Jagger lo presionaba para que se adelantara más entre risas. Y Richards disfrutó de la mayor ovación, con un cigarrillo entre sus dedos, y retribuyó con las interpretaciones de “Can’t be seen with you” y “Happy”.
Los clásicos pasaban uno atrás del otro y en el campo cada vez más personas se acercaban a los médicos y gente del operativo por baja presión en busca de un poco de agua.
Lo que pasa con los Stones es que parecen argentinos ¿entendés?
En “Gimme Shelter”, Jagger se apoyó en Sasha, una de sus vocalistas, y en el extremo de la pasarela cantaron a dúo en una increíble muestra de talento de la acompañante. El recital transcurrió su camino al clímax de la noche con “Brown Suggar” y el impactante juego de luces e imágenes que dio “Sympathy for the devil”.
Para mí Keith Richards puede ser de cualquier banda de acá, Mick también, ya son nuestros.
Luego el esperado “Jumping Jack Flash” infundió en la masa transpirada de fanáticos los saltos generalizados. El coro acompañó a la banda para “Can’t Always Get” en un detalle que engrosó el punte al final más esperado. El característico punteo de “Satisfaction” fue el punto de clímax en la noche y también el de cierre. El público revoleaba las remeras imitando a un Jagger jovial que no paró en toda la canción y pareció disfrutarlo tanto como sus fanáticos.
Es como algo que arrastra a los jóvenes sin importar los años ¿no?
Los cuatro stones se abrazaron mientras las manos aplaudían con fuerza y saludaron al público en la imagen final tras dos horas y media de show en alta intensidad.
Son como eternos jóvenes
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