(AUNO) El estudio se realizó durante diez meses, desde junio de 2003 a marzo de 2004. En ese lapso, fallecieron en el Muñiz 285 personas víctimas del sida, de las cuales, 222 eran hombres y 63 correspondieron a mujeres, con una relación de 3,5 hombres fallecidos por cada mujer.
Del total de fallecimientos, los investigadores analizaron 100 casos y determinaron que en 60 de ellos, la enfermedad desencadenante de la muerte fue la tuberculosis. En el 23 por ciento de los casos la patología asociada con la mortalidad fue la criptococosis, y en el 22 por ciento, una neumonía. Entre las enfermedades con más alto rango de incidencia figuran la toxoplasmosis (19 por ciento); la hepatitis C (18 por ciento), y las microbacterias atípicas (10 por ciento); Ocho casos sobre 100 se originaron por insuficiencia respiratoria y otros ocho por sepsis.
Con respecto al domicilio de los pacientes, el 78 por ciento residía en el conurbano y el 22 por ciento, en la ciudad de Buenos Aires. Entre estos últimos, la mitad no tenía domicilio fijo, vivía en la calle o estaba alojado en la cárcel de Villa Devoto.
Sólo en el 70 por ciento de las historias clínicas analizadas se indica la vía de transmisión: en el 48 por ciento de esos casos se menciona la vía heterosexual; en el 3 por ciento, las relaciones homosexuales (incluidos los travestis) y en el 41 por ciento se consigna el consumo de drogas intravenosas como vía de transmisión.
En la mayoría de los casos (58 por ciento) el diagnóstico de sida fue simultáneo al de la infección por VIH, lo que equivale a decir que la enfermedad ya estaba declarada.
La ausencia o abandono del tratamiento fue un factor determinante en los fallecimientos: el 60 por ciento de los casos analizados nunca llegó a tratarse y el otro 40 por ciento había abandonado los medicamentos antirretrovirales.
El trabajo, realizado por el médico Sergio Maulen, de la Coordinación Sida de la ciudad de Buenos Aires, revela que la mayoría de los casos analizados tenía historia de consumo de drogas, actual o pasado, y que las mujeres que no tenían antecedentes de consumo eran parejas de usuarios de drogas.
“Este perfil es muy diferente al de los nuevos casos de infección, donde el uso compartido de material de inyección es la vía de transmisión de VIH sólo para el 6 por ciento del total, y predomina la vía heterosexual, con un 65 por ciento, seguida e la homosexual. Esto marca una diferencia en los niveles de vulnerabilidad que es importante reconocer para actuar sobre aquellas poblaciones con más riesgo de muerte”, concluye el informe.
AUNO 29/30/04 EV