Por Eduardo Mejías y Martín Duré
La Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ) se suma a la tendencia alcista de cantidad de ingresantes para el ciclo 2020, que también se percibió en el resto de las casas de estudio del conurbano: con 228 nuevos aspirantes el total de nuevos estudiantes es de 4205 y supera la marca de 3977 del año pasado.
Entre las diez ofertas, de tecnicatura y de grado que contabiliza Sociales, la Licenciatura en Psicopedagogía se consolidó como la opción más solicitada por la nueva camada, con un total de 1459 inscriptos. La segunda es la Licenciatura en Relaciones Laborales, mientras que Trabajo Social se ubica en tercer lugar.
En tanto, la Universidad suma más de 10 mil ingresantes que se abren paso entre las cinco Facultades del campus de Juan XXIII y Camino de Cintura, en el sur bonaerense, y que de esta forma reafirma el fenómeno creciente en el aumento de matrículas que se percibió este año en la Universidad Nacional de Hurlingham (Unahur) con más de dos mil nuevos estudiantes, la Universidad Nacional Arturo Jauretche (Unaj) en Florencio Varela con un récord de 11.442 y la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav), con 4316 sólo en el primero de sus tres períodos de ingreso.
Las historias de Sociales
En el último día de inscripción definitiva, una marea de carpetas rosadas inunda el hall de techo circular dejando ver nombres y títulos de grados aspiracionales. Casi en fila india, amontonados, las firmas y la presentación de documentación se convierte en la meta de poco más de 100 nuevos ingresantes que esperan su turno para revalidar su calidad de novato universitarios.
Entre panfletos de centros estudiantiles y una planilla sujeta a una pizarra que delinea “Bienvenida a la #ComunidadUNLZ”, Walter, Dariana, Fernando y Yolanda avanzan lentamente a medida que se descomprime el caudal de aspirantes.
“Soy psicólogo y me inscribí en la Licenciatura en Ciencias de la Educación para complementar el alcance de mis estudios”, señala Walter Yacarindo, de 28 años, mientras repasa con sus dedos la silueta de la carpeta pronto a descubrir. Su elección “rompió con el mandato familiar” al no continuar en el ámbito de la medicina. “Mis hermanos y mis tíos son enfermeros y kinesiólogos”, precisa.
Si bien ya acumula un bagaje en los pasillos de la UBA, el joven oriundo de Lomas de Zamora sonríe al repasar sus experiencias previas en la enseñanza que busca titular. “Desde muy chico me enamoré de la docencia, y desde que tengo memoria lo hago”, confiesa Walter, quien ya se desempeña como profesor de inglés en un secundario de adultos.
“Tengo muchas expectativas puestas en esta nueva etapa. El curso de ingreso fue bastante cómodo y me sirvió para dar un pantallazo por las materias que tendré más adelante” aunque admite que espera poder validar algunas de las asignaturas de Psicología.
Un par de metros delante de Walter, Dariana Pereira hace su debut como universitaria en manos de la Licenciatura en Trabajo Social. “Me pareció una buena carrera, además hablé con varios trabajadores sociales y eso me terminó de convencer”, relata la joven de 18 años, acompañada de su novio.
“Creo que con esta carrera voy a poder ayudar a más gente en lo que necesita y así poder movilizarme desde ese lugar”, puntualiza Dariana mientras la fila continúa avanzando.
Fernando Fiorentín, de 20 años, está a pasos de cumplimentar el paso administrativo. Su elección fue la Licenciatura en Letras porque “quiere ser profesor para poder enseñar”.
“Desde el secundario ya estaba seguro de lo que quería hacer”, sentencia el nuevo ingresante oriundo también de Lomas. Al ser consultado por su decisión de inscribirse en la primera universidad del conurbano, lo resume en tres argumentos: “Cercanía, gratuidad y prestigio”.
Al igual que Diariana, el joven de 20 cuenta con la recomendación de primera mano por parte de un familiar. Su madre es estudiante de la Licenciatura en Trabajo Social. “Quiero recibirme lo antes posible para poder trabajar de lo quiero”, concluye la promesa lomense.
Mientras tanto, recién ubicada en la fila junto a la carpeta rosa que lleva su nombre estampado en tinta negra, Yolanda, de 54 años revela que el curso de ingresó que la anticipa a la Tecnicatura en Minoridad y Familia lo había pensado “un poco más difícil”.
Madre de cinco hijos, y tres nietos, se auto define como “muy mamá” y apasionada por “los más chicos y las familias”. “Este año me inscribí porque antes no podía por los chicos y su edad, pero ahora decidí pensar en mí y a un futuro”, asegura la vecina de Temperley quien culminó el secundario hace poco más de seis años. “Mi hermano que vive y se recibió en Córdoba me está guiando desde la distancia en esto que es nuevo”, afirma la última aspirante de la jornada.
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