Activismo gordo: qué dicen sobre los mensajes de «amor propio» de las influencers y famosas

En las últimas semanas se viralizaron videos de influencers, modelos, artistas y mediáticas a cara lavada y en ropa interior para dar un mensaje de autoaceptación y «amor propio», lo que despertó una alerta en las activistas que históricamente luchan contra la gordofobia. ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor propio? ¿Qué pasa cuando se manifiesta desde un lugar de privilegio?

Desde que comenzó el aislamiento social, obligatorio y preventivo por la pandemia de covid-19, las redes sociales se convirtieron en el epicentro de los ataques y discursos gordofóbicos. «Más allá de que siempre se intensifica en ciertos momentos típicos del verano o la primavera –ahí empiezan a aparecer las notas periodísticas sobre cómo llegar bien al verano y ese tipo de recomendaciones en torno al adelgazamiento- claro está que el aislamiento social preventivo y obligatorio es actualmente un terreno muy fértil para que proliferen estos discursos que ya están presentes en la sociedad», afirmó en diálogo con AUNO la activista gorda e integrante del taller «Hacer la Vista Gorda», Laura Contrera.

No obstante, aclaró que «que sea algo esperable» no significa que sea para algo para tomar «a la ligera», ni mucho menos, «con alegría». Y es que tanto en Facebook, Instagram o TikTok, entre otras plataformas virtuales populares, proliferaron imágenes, videos o memes discriminatorios y gordo odiantes, así como también fue notorio el incremento de publicaciones donde figuras mediáticas e influencers enseñaron día a día sus dietas alimenticias, exigentes rutinas de entrenamiento y ejercicios físicos con el fin de combatir el sedentarismo que conlleva a subir de peso –que no sería algo malo, si no condujeran a reproducir los estereotipos y prejuicios en torno a los cuerpos que no entran en la etiqueta de lo hegemónico-.

Sin embargo, en contraposición a este tipo de contenidos, en los últimos días se viralizaron una serie de publicaciones en donde influencers, artistas y mediáticas posan frente a la cámara en ropa interior o bikini, sin filtros y sin maquillaje, para hablar de autoaceptación, autoestima y “amor propio”. Se toman de los pliegues de piel en la panza, aprietan sus muslos dejando ver la celulitis, muestran si tienen más o menos tetas, y agitan el cuerpo para mostrar la flacidez de la carne.

Oriana Sabatini, Jimena Fronteras, e Ivana Nadal son algunos de estos ejemplos que intentan dar un mensaje positivo a sus millones de seguidores: tenemos que aceptarnos como somos; tenemos que aceptar los rollos, la celulitis, los granos, la flacidez, entre otros rasgos naturales vistos socialmente como «imperfecciones», y empezar a transformar la percepción sobre las corporalidades para dejar atrás el odio.

Cada una de estos videos alcanzaron millones de reproducciones, recibieron un aluvión de likes, abundantes comentarios positivos por parte de los usuarios virtuales, y fueron aclamadas mediáticamente, dado que parecen humanizar la representación de las mujeres a través de la exhibición de aquellas «imperfecciones” que de forma confesional demuestran que incluso esos cuerpos delgados, blancos, perfectos y funcionales, que las audiencias online consumen como un ideal imposible, también son humanos y presentan “fallas” que buscan aceptación. 

No obstante, mientras los medios de comunicación y miles de usuarios aplaudieron estos «gestos de valentía», reconociéndolos como una reivindicación de los «cuerpos naturales», muchas militantes gordas fueron críticas ante lo que observan como una forma cada vez más común de apropiación del trabajo político de la positividad corporal y el activismo gordo para enmascarar algo extremadamente difícil de nombrar en nuestra sociedad: el privilegio de la delgadez y el andamiaje de la gordofobia.

El modelo y activista gordo, Beltrán, explicó a AUNO: «Es difícil hacerle entender a una persona que llegó a la conclusión de ‘amarte a vos mismo’ gracias al activismo de diversidad corporal de las personas que vienen visibilizando las problemáticas de trastornos alimentarios desde hace años, y que no fue por generación espontánea que una persona como Jimena Frontera u Oriana Sabatini hablen de amor propio».

En este sentido, señaló la importancia de entender que esta proliferación de discursos de amor propio en las jóvenes mujeres e influencers «forma parte de un trayecto y de historias de personas que sacrificaron tiempo, trabajo no remunerado, y por supuesto la visibilidad ante discursos de odio que somos víctimas las personas gordas cuando hablamos de estos debates y cuando exponemos nuestro cuerpo de forma masiva, cosa que ellas no pueden comprender». En tanto, destacó que para que ellas tengan amor propio, el precio fue el odio que nosotros recibimos y que las burlas que las personas gordas reciben” .

De un tiempo a esta parte, los grupos de activistas gordos denunciaron la “censura específica y selectiva” a fotógrafos, artistas, modelos y personas en general que muestran cuerpos gordos en las redes sociales. Las publicaciones de Tati Dume, Gorda Insurrecta, Lara del Mal entre otras, son dadas de baja o sus cuentas son eliminadas por contener imágenes de ellas mismas, posando como cualquier otra modelo o persona flaca, con el justificativo de “incitar al odio”, mientras que otros posteos con contenido ilegal que son denunciados continúan circulando en Internet. Asimismo, a diferencia de lo que ocurre con las influencers delgadas que suben fotos comiendo harinas y grasas o que se exponen en ropa interior para sincerarse sobre sus cuerpos, estas personas reciben insultos, amenazas de muerte, juicios de valor violentos y patologizaciones.

“Estas amenazas de muerte no las reciben hoy en día Oriana Sabatini, o por lo menos no de personas que las odian por su corporalidad. ‘Amarte a vos mismo’ es un trabajo muy fácil si vos gozas de todos los privilegios de habitar un cuerpo hegemónico. El mérito y el empoderamiento y la capacidad formadora de amarte a vos mismo y enunciarlo públicamente solo lo tienen aquellas personas a las que la sociedad históricamente les dijo que no debían amarse a ellas mismas”, cuestionó Beltrán.

El problema que señalan desde este movimiento es el uso que estas influencers, que están más cerca de alcanzar los estándares de belleza hegemónica y que tienen millones de seguidores, le dan a las plataformas virtuales para problematizar «algo que realmente en su día a día no le afecta mucho», y afirman que «cada like de un posteo de Jime Barón o Jimena Frontera es un like que no tiene una modelo gorda o alguien que se muestre visiblemente gorda«.

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Ayer releía notas que tomé en el encuentro GRR de activismos Gordes en Colombia, del cual tuve el honor de formar parte, organizado por las @gordassin y encontré esta frase: ••• ~¨Si no estoy incómoda probablemente no estoy haciendo activismo, estoy alimentando el ego¨~ ••• No desestimo el sufrimiento flaco, pero pido que dejen el flacocentrismo y se corran de la luz que siempre les dio en la cara y dejen de querer ser el centro. Les hegemoniques también lloran, me suena a les riques también lloran. Obvio que todes sufrimos bajo el sistema que nos oprime y no es una competencia de quien gana a quien, porque no hay batalla, siempre la hegemonía gana antes de si quiera jugar. Se que es difícil de entender, porque aunque crean que nosotres no nos ponemos en su lugar, nosotres siempre estuvimos ahi. Nosotres estabamos ahí cuando ustedes eran les flaques opresores, cuando ustedes eran quienes chapaban, levantaban o se compraban la ropa que nosotres nos queríamos poner e incluso a veces ni la usaban. Yo estuve ahí. Yo ya lloré. Ya me sentí mal. Ya me patologizaron. Ya me dejaron porque ¨no les atraia físicamente¨. ° ° No digo que les lindes, les flaques les que son hegemonicamente leidos no puedan tener problemas, solo les digo que se ubiquen. Que entiendan y que dejen lugar. Eso también es parte de su decontrucción como personas. Salir del centro, del flaco~centro, porque el mundo les hizo creer que valian más que nosotres. Hoy día, con las redes sociales, es obvio que vende más un cuerpo bello mostrando un par de imperfecciones que el mio. Ahora la revolución es del consumidor. Ahora, sos vos, quien ve este video, quien decide compartirlo o no, quien tiene el poder de dar ¨follow¨ y ¨unfollow¨ a lo que le hace bien y a lo que le hace mal. Ahora respondeme: •▪■¿En que envase te gusta consumir el amor propio?■▪• Con amor, La TatiD♡ #gordofobia #selfpride #fatfobia #amorpropio #gorda #gorde #breakingstereotypes

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ESTE ES EL PRIMER PLANO QUE NO QUERES VER. Muchas veces me pregunto si quienes miran mis fotos y leen mis textos pueden ver mas allá de los notorios privilegios que tengo a pesar de ser gorda. Mi piel blanca, mis ojos claros, mis rasgos hegemónicos y mi actitud siempre fueron motivos para que la sociedad omita el hecho de que habito un cuerpo que es violentado, patologizado, cuestionado y humillado. Subo este primer plano porque no quiero que se olviden que tras toda la parafernalia de las redes sociales, la producción y el empoderamiento, este es el cuerpo con el que convivo todos los días y por el que me abracé al activismo. Porque luché toda una vida para amar y respetar los rollos y pliegues que conforman mi cuerpo y no pienso volver a ocultarme o sentir que por habitar esta forma física mi voz, mi trabajo y mi existencia no valen. Lo que quiero es ejercer mi derecho a existir sin ser cuestionada por ello, sin que la gente se crea con el derecho a opinar sobre mi cuerpo y mi existencia bajo la excusa de preocuparse por mi salud y que se entienda de una vez que no estoy haciendo apología ni romantizando ninguna enfermedad, porque ser gorda no anula el hecho de que me preocupe por mi salud y mi bienestar físico. Gorda es mi genética y mi identidad y todo lo que implica existir en este plano me da valor como ser humano. MI CUERPO, MIS ELECCIONES, MI EXISTENCIA NO ES DE TU INCUMBENCIA. NO OPINES SOBRE LXS CUERPXS AJENOS, NO TE ATRIBUYAS UN DERECHO QUE NO TE PERTENECE.

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Para Beltrán, si bien el «amor propio» no debería ser «monopolio de las activistas gordas» porque toda la sociedad está atravesada por estos mensajes reguladores de belleza hegemónica, consideró que aplicado de una forma individualista por personas que no padecen el estigma y la violencia con tanta vehemencia, sin reconocer la lucha política que ejercen desde el movimiento, se trata de una «colonización del activismo gordo».

«Se apropian de estas consignas y nos invisibilizan. No es un monopolio nuestro, pero cada vez que alguien se enuncie sin visibilizar a las personas que han llevado el activismo al lugar donde está hoy y que instalaron esta discusión en la agenda pública, están siendo violentos», aseveró. Y subrayó: «Si de verdad bancan el activismo gordo, deberán usar esas plataformas para darle visibilizad a aquellas personas que no tienen millones de seguidores en las redes sociales porque no son hegemónicas”.

En tanto, criticó que los medios de comunicación masivos no los convocan para discutir y visibilizar estas cuestiones, y remarcó que » si lo hacen es para reírse de nosotros». Y agregó: «No tenemos una plataforma profesional donde nuestro oficio sea respetado. No llegamos a otros lugares si no es a través de las redes sociales. Por eso la censura específica de Instagram, en el cual una foto donde la foto de Jimena Baron en costillas no es dada de baja por, de alguna forma indirecta, incitar a la autolesión o al Trastorno de Conducta Alimentaria, nos preguntamos por qué bajan las fotos de activistas gordas mostrando la panza”.

Por este motivo remarcó que una forma de construir discursos que llamen al debate y a la reflexión para dejar de reproducir patrones de conducta gordofóbicas es «denunciar las actitudes gordoodiantes de nuestro entorno», así como también «tomar el contenido de los y las activistas, compartirlos, invitar a nuestros conocidos a revisar estos contenidos, darle crédito a estas personas, nombrarlos, ser nuestra ayuda, y preguntar qué se necesita».

¿Dónde están las gordas?

Detrás de cada cuerpo, hay una historia. «Era natural en mi vida ese odio a mí misma y esas ganas de cambiar mi cuerpo», relató a AUNO Camila Molteni, activista gorda que, desde que tiene uso de razón, aseguró que la dieta fue parte de su vida. Su madre, personal trainer e instructora de fitness, estaba detrás de su alimentación y de sus actividades diarias para sostener o bajar de peso. “Creo que mi aceptación empezó cuando me mudé y dejé de tener una alimentación regida por mi mamá. También por la gente con la que me crucé: empecé a conocer gente variada, amigas que hablaban bien de mi cuerpo, y obviamente, empecé a militar el feminismo. Empecé a aceptarme un poco más, a dejar las dietas un poco de lado. Cuando venía mi mamá a visitarme me decía ‘estás gorda’, ‘necesitas que yo te ayude, que te mande viandas’ ‘¿qué pasa? Tenés mala alimentación’, contó.

¿Dónde están las personas gordas en los medios de comunicación? ¿Por qué se juzga a una viceministra de Salud por su físico y no por su trabajo? ¿Cuántas personas gordas ves en las publicidades? ¿Cuántas personas gordas tenes en Tinder, Grindr, Instagram, Whatsapp…? ¿Cuántas veces empezaste dietas? ¿Cuántas veces sentiste que no llegabas «al verano»? ¿Alguna vez evitaste usar shorts o musculosas por vergüenza de lo que opinaran de tu cuerpo? ¿Alguna vez te insultaron por la calle por tu aspecto físico? ¿Por qué no hay diversidad de talles en las grandes marcas de ropa? Todas estas preguntas y más se cuestionan y se discuten desde el activismo que busca erradicar la violencia física, simbólica e institucional y la discriminación hacia los cuerpos gordos.

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Por estas gordas dejaste la dieta #8M

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Para comenzar a empaparse dentro de la discusión, es importante tener en cuenta que existen diferencias entre este movimiento body positive y el activismo gordo. En diálogo con este medio, la escritora, filósofa y activista gorda Laura Contreras determinó: “El movimiento de la positividad corporal lo que postula es esta idea de la aceptación de los cuerpos tal cual son. Trabaja con viejas concepciones como el amor propio, del quererse a une misme, pero no trabaja tanto quizás sobre la cuestión estructural que está presente en toda discriminación u opresión de los cuerpos gordos o de otro tipo de diversidad corporal sexogenérica. El activismo gordo, en cambio, tiene entonces una mirada más profunda, más transformadora y más crítica”, especificó.

Lo que Contreras y otras activistas consideran es que el movimiento “body positive” lo que genera es una presión extra sobre las personas que habitan cuerpos gordos porque de esa manera, “la culpa y la responsabilidad se deposita en esa persona”.

En consonancia con esta idea, Molteni ejemplificó: “Con el activismo gordo aprendí que colectiviza este problema, que si no me quiero por el cuerpo que tengo, no es porque es un problema mío, sino porque me lo enseñaron. Porque aunque salga a la calle amándome, me siguen gritando ‘gorda’, me violentan”. Es por esto que desde el activismo gordo sostienen la necesidad de comprender esta problemática como algo colectivo y político, que sólo podrá transformarse a partir de un “cambio radical del sistema”.

“Las personas gordas solamente por tener el cuerpo que tenemos somos discriminados o no entramos en los estándares de una persona en la sociedad. Tenemos menos acceso a la salud, vas a cualquier médico por cualquier tema y te pregunta por tu peso. Tenemos menos acceso al transporte porque no entramos en esos asientos mínimos. Obviamente tenemos menos acceso a lo sexoafectivo porque somos personas que estamos por fuera del deseo, o del deseo hegemónico. Hoy, lo que nosotros pedimos desde el activismo gordo es reivindicar nuestro deseo«, determinó.

Por su parte, Contreras celebró que el activismo gordo tuvo una «destacada participación» y «llegada al centro de la disputa de los sentidos feministas» en referencia a los talleres «Hacer la Vista Gorda» que dirige, o en las convocatorias que desde 2017 se realizan en los Encuentros Plurinacionales de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales y No binaries. «Eso también está bueno porque federaliza la cuestión del activismo gordo porque a estos encuentros van personas de todo el país».

Desearás mi cuerpo

Es necesario que todas las personas empiecen a quererse a sí mismas y a aceptar los rasgos naturales de nuestros cuerpos, pero también es importante comprender lo peligroso en la comparación de las experiencias, en no ver el estramado social, político, cultural y económico que profundiza las diferencias y las violencias entre los y las más oprimidas.

«Es peligroso reducir el activismo gordo al amor propio. Deberíamos tener todes la libertad de poder visibilizar las violencias que vivimos, y es muy bueno que en la sociedad haya una denuncia constante de los mecanismos de opresión para que estos se caigan, pero hay que entender también cuánto uno, sin intención alguna, está favorenciendo a que esos sistemas opresivos se sostenga», señaló Beltrán, y concluyó: «El amor propio está bien como iniciativa a la problemática, pero no nos podemos quedar ahí. Queda corto. No es un problema que podemos solucionar nosotros solos. Hace falta un gran ejercicio de empatía”.

AUNO-23-7-20
MT-SAM


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