(AUNO*) En el documental “La travesía del hombre”, National Geographic Channel presentará el domingo 15 de diciembre a las 22 los estudios que llevaron al genetista Spencer Wells a asegurar, a partir del análisis de miles de muestras de sangre, que “todas y cada una de las personas del planeta forman parte de una gran familia humana, en la que todos somos africanos y nuestros ancestros se fueron de Africa más recientemente de lo que se creía”.
Durante dos horas, el estreno mundial que se verá en ese canal de cable mostrará como “hace decenas de miles de años, un pequeño grupo de nuestros antepasados llegó a poblar cada metro de la Tierra, desplazándose a pie, atravesando miles de kilómetros, océanos, desiertas y tundras congeladas”. A partir de pruebas descubiertas en el cromosoma Y del ADN humano en seis continentes, surgió “la sorprendente salida del hombre de Africa y su subsiguiente diseminación por el mundo”.
“La Travesía del Hombre es una historia que recién ahora se puede contar. A medida que el transporte internacional se hace más frecuente, aumenta la inmigración y aumenta la población, una monocultura mundial amenaza con invadir las culturas individuales que antes se encontraban más aisladas. El efecto es una reducción general de marcadores genéticos que ayudan a trazar el sendero de la historia de la humanidad. A medida que los caminos genéticos se cruzan, la imagen global del ADN humano se hace más borrosa”, destacó el canal durante la presentación del documental que se realizó en Buenos Aires.
“Olvide todo lo que sabía sobre la familia y todo lo que creía saber sobre las razas. Nuevas e increíbles pruebas genéticas, basadas en miles e muestras de sangre tomadas en todas partes del mundo a lo largo del año pasado, muestran que todos los seres humanos que viven en la actualidad son descendientes de un solo hombre que vivió en Africa hace unos 60.000 años. Todas y cada una de las personas del planeta forman parte de una gran familia humana, todos somos africanos y nuestros ancestros se fueron de Africa más recientemente de lo que se creía”, se añadió.
Al justificar por qué se centró su estudio en el Cromosoma Y de los analizados, Wells destacó que fue porque es transmitido únicamente por el progenitor de sexo masculino, y no se mezcla con el ADN de la mujer, y por eso, a diferencia de cualquier otra parte del código genético permanece relativamente inalterado de generación en generación, lo que lo convierte en un instrumento ideal para trazar la genealogía.
Además, y ya que la única manera de que el cromosoma Y se modifique es por mutación, lo que deja un marcador, se convierte en un indicador que se puede rastrear a través de las generaciones. “Un marcador como éste en un cromosoma Y será transmitido a través de generaciones y mostrará que un hombre es descendiente de otro hombre específico, el que fue primero en tener esta mutación, ya sea hace 50 años o hace 50.000 años”, se indicó.
A partir de esto, Wells y sus colaboradores catalogaron un grupo de estos marcadores y luego analizaron el ADN de personas de todas partes del mundo y pudieron recrear el gran árbol genealógico “que muestra cómo los hombres de todos los países del mundo están emparentados entre sí, vía ancestros distantes en Africa y Asia Central”.
“Quería explorar los caminos que habían seguido nuestros ancestros. Teníamos los datos genéticos y trazamos un mapa de cómo estábamos emparentados, pero queríamos llenar los detalles del mapa y ver cómo había sido para ellos realizar esta travesía”, contó Wells.
Además, explicó que “los resultados genéticos nos dicen que todos estábamos en Africa hace 60.000 años. Los datos de la investigación del cromosoma Y lo sustentaron y la investigación del ADN que se hereda sólo por vía materna también sustenta la teoría en general”.
“Dejamos Africa hace unos 50.000 años y terminamos de poblar América hace unos 12 o 13.000 años. Poblamos todos los continentes en unos 35.000 años”, añadió el genetista.
Al definir los objetivos de su trabajo en genética poblacional, Wells destacó que apunta a usar esa ciencia “como una máquina del tiempo para determinar quiénes eran las personas más involucradas en las migraciones más importantes de la historia del hombre”.
“Cuando estoy en el laboratorio y obtengo un resultado, es como transportarse miles de años en el pasado. Porque cuando uno ve una mutación como esa, es como mirar algo que le ocurrió a una persona hace miles de años. Y me concentré específicamente en Asia Central, porque estaba interesado en la ruta de la seda. Quería saber cómo habían sido los turcos y los arios y cuánta influencia habían tenido los mongoles. La región ha sido un lugar de migraciones para tantas poblaciones en los últimos cuarenta mil años que me interesaba poder desmenuzar la mezcla y estudiar adónde se habían dirigido los distintos viajeros y qué efecto habían tenido”, contó.
(*Agencia Universitaria de Noticias y Opinión)
Universidad Nacional de Lomas de Zamora
AUNO 29-11-02 MAR