En la Plaza, no

(AUNO-Tercer Sector*) Con la lectura de un documento que rechaza la presencia del presidente Bush en la Argentina, partidos políticos, agrupaciones estudiantiles y de desocupados marcharon por las calles de Buenos Aires con el fin de llegar a Plaza de Mayo. Sin acuerdo con el Gobierno, el acto se realizó igual a pocas cuadras.

‘Yo pisaré las calles nuevamente…’, pudo haber sido otra de las canciones que adaptaban el viernes los manifestantes cuando se encontraron con los cordones policiales que apostados en Avenida de Mayo y Bernardo de Irigoyen les impedían avanzar para llegar a la Plaza, el lugar que desde 1810 fue el escenario donde se desarrollaron los más importantes hechos de la historia argentina. El permiso oficial para realizar manifestaciones, luego de dos semanas de prohibición, escondía restricciones que anticipaban el conflicto: una doble fila de policías federales y miembros de infantería, más carros hidrantes desafiantes ofrecía girar hacia la derecha e ingresar a la Plaza por Diagonal Sur. Una plaza que estaba casi totalmente vallada y rodeada de efectivos policiales a su alrededor.
Bajo la consigna “ No a Bush en la Argentina, fuera yanquis de Irak y de América latina”, partidos políticos de izquierda, organizaciones de desocupados, gremiales y sindicales, asambleas barriales y agrupaciones estudiantiles se habían congregado en el Congreso para marchar hacia la Plaza en repudio a la visita del presidente de Estados Unidos, George Bush, a la Cumbre de las Américas, que se realizará el 4 y 5 de noviembre en la ciudad de Mar del Plata. Pero no fue posible.
Las actitudes caprichosas habían empezado horas antes cuando el Ministerio del Interior decidió que el ingreso a la Plaza de Mayo debía hacerse bajo esas condiciones. Los más de 5 mil manifestantes, entendieron la medida como una provocación a la que debían responder rechazando el itinerario. Los golpes y forcejeos encendieron los flashes y las cámaras pero no alcanzaron para que los medios eternizaran el momento y siguieran descalificando las manifestaciones populares. “Esto no se vio ni en la Dictadura Militar. La Plaza de Mayo es del pueblo, y de las expresiones populares”, se lamentaba Nora Cortinas, titular de Madres de Plaza de Mayo-línea fundadora-. “Solo queremos llegar a la plaza, manifestar y regresar a nuestras casas”, decía Clara Cabral, integrante de la junta interna de la ATE, del Hospital Garrahan.
“Los derechos humanos se respetan cuando se le permite al pueblo manifestar pacíficamente. Ya no recuerdan ni lo que significa el 17 de octubre, no se acuerdan de lo que es un descamisado, de lo que es un grasita, no se acuerdan de ninguna historia donde el pueblo siempre tuvo derecho a llegar a la Plaza de Mayo, y cuando no se lo permitieron, lucho, luchó, luchó y llegó igual”, recordaba Patricia Walsh de Izquierda Unida.
En tanto, los distintos cánticos anti imperialistas fueron cambiando por otros contra el Gobierno: “Kirchner, basura, vos sos la dictadura”, “¡La Plaza es nuestra, la puta que los parió!”, fueron los que más se escucharon. Sin acuerdo posible, y con las pancartas partidarias y un ‘No a Bush’ en alto, se leyó allí mismo el documento avalado por 400 organizaciones sociales, entre ellas casi todos los organismos defensores de los derechos humanos. En él expresaron su solidaridad con la resistencia del pueblo iraquí, y el apoyo a los pueblos de Cuba, Bolivia y Venezuela. Además, pidieron el retiro inmediato de tropas de Haití y de los ingleses de las Islas Malvinas y rechazaron el pago de la deuda externa por “ilegítima”, el tratado de libre comercio ( ALCA) y la militarización de América latina. Jóvenes estudiantes, chicos y mujeres piqueteras escuchaban el llamado a luchar para que el presidente de Estados Unidos “no manche con su presencia el suelo argentino”, porque “rechazar al genocida es rechazar el hambre, la pobreza, el sufrimiento y la humillación de los pueblos latinoamericanos”, resaltaron.
En otra dimensión, los turistas, muchos con acento estadounidense, capturaban con sus cámaras digitales un momento que par ellos era digno de inmortalizar. De a uno, se iban colocando delante de la primera fila de la movilización, con un fondo difícil de repetir
Las columnas de los partidos políticos eran las más numerosas, entre ellas las del Partido Comunista, el Movimiento Socialista de los Trabajadores, el Partido Obrero y el Humanista.
Mario Cafiero, candidato a senador por Unite Nueva Izquierda no confiaba en la veracidad de los rumores sobre la no presencia de Bush en nuestro país. Para Auno Tercer Sector dijo: “si es por los argentinos, entonces que no venga. Si quiere venir a florease acá, nos manifestaremos en contra de su presencia cada vez que haga falta” respondió.
Por su parte, Federico Lombardo, del Movimiento estudiantil Liberación, habló de operación y estrategia. “Los rumores de que Bush no viene a la Argentina pueden ser maniobras de inversión. Es de público conocimiento que el pueblo argentino tiene un amplio rechazo al imperialismo norteamericano y en especial a la figura de Bush. Me parece lógico que esto sea parte de una política de inversión para tratar de que las manifestaciones antibush tengan la duración que iban a tener y estar mejor preparada”.
Acompañaron la protesta la Federación Universitaria de Buenos Aires, la Unidad Piquetera, integrada por la Corriente Clasista y Combativa, Polo Obrero, Cuba- MTR, Territorial de Liberación, y estuvieron el MTD Aníbal Verón, el Movimiento Sin Trabajo “ Teresa Vive” y el Bloque Obrero y Popular.También, se sumaron la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, el Servicio Paz y Justicia (Serpaj), la Comunidad Homosexual Argentina y la agrupación feminista Pan y Rosas.
Para el próximo viernes 16 de setiembre se prepara una marcha federal en recuerdo a un nuevo aniversario de la llamada ‘Noche de los Lápices’ en la que desaparecieron 16 jóvenes por reclamar el boleto estudiantil.

Por:
Ricardo Caiguara
Elisabet Contrera
Romina González
Favio Orellana

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Agencia Universitaria de Noticias y Opinión
Revista Tercer Sector
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