Las inundaciones y la contaminación ya son parte del paisaje de los vecinos de Cuartel IX, en Lomas de Zamora, donde el reclamo por la limpieza del Arroyo del Rey, para los más memoriosos, se remonta a treinta años atrás. Luego de dos intentos fallidos, los gobiernos municipal, provincial y nacional se comprometieron a culminar canales aliviadores para evitar desbordes y a construir más puentes que comuniquen a ambas márgenes del canal, pero, denuncian, la obra está demorada y las malas experiencias los llevan a demandar acciones concretas desde el Foro Hídrico lomense.
El pedido vecinal se resume en “un saneamiento integral” que controle el foco infeccioso en el que se convierte el arroyo para los barrios La Loma, El Faro, Las Heras, Villa Rita, 3 de Febrero, Verent y El Progreso, apenas siete de la veintena de barrios de Cuartel IX. Para quienes viven en las cercanías de Del Rey, el mapa se completa con calles sin asfaltar que impiden el acceso de patrulleros y ambulancias, y la ausencia de red de agua y cloacas. Como consecuencia de ello, los vecinos no tienen agua durante las horas del día durante el verano y el invierno; por eso la almacenan por la noche, cuando la presión de los conductos es mayor, para poder cocinar e higienizarse la jornada siguiente.
Si bien las obras para construir canales aliviadores y uno de los puentes que conecta a ambos lados del arroyo están en marcha, los vecinos denunciaron que ya llevan demoradas por lo menos un año. La detención de las construcciones agudiza el peligro de que el cauce se desborde nuevamente, posibilidad que se incrementa porque las mejoras se realizan desde la cuenca alta (cercana al centro del distrito) hacia la baja (en las proximidades del Riachuelo), de modo que el agua llegará, de todas formas, a un punto en el que las condiciones de infraestructura aún no fueron revisadas.
La última inundación que llegó a un metro dentro de las casas fue en 2007, pero cada vez que llueve los vecinos deben soportar entre 20 y 30 centímetros tras sus puertas. Es que, por un lado, los desechos que arrojan las personas y las “fábricas clandestinas” ubicadas sobre las márgenes del arroyo impiden que el curso fluya y se renueve, según explicó a AUNO Ary Díaz, referente del Foro Hídrico. Por otro, las inundaciones se generan a raíz del agua que llega del Río de la Plata conducida por las últimas extensiones de la red, lo que aumenta el caudal sin que ninguna estructura la contenga o lo desvíe hacia otro canal.
“Cuando vino Aguas Argentinas, salía más barato traer el agua del Río de la Plata para hacer la red. Al no tener cloacas, el agua que nosotros usamos la tiramos de vuelta al río subterráneo que nos abastece que, como no está bien (mantenido), hace subir las napas. A su vez, se trae el agua del río, que no es natural, y va al arroyo. Cuando supera su caudal, rebalsa”, explicó Díaz. Según él, las promesas de mejoras se remontan a cuando Antonio Cafiero fue gobernador de Buenos Aires, en 1987. Sin embargo, la contaminación de las aguas comenzó a registrarse ya cuando los primeros vecinos se instalaron: “Las obras de saneamiento ya se publicaban en los diarios cuando yo vine a vivir acá”, denunció Elvira Giansa, una vecina que construyó su casa en La Loma hace 33 años.
Es esa misma dilatación de las decisiones es la que, por otro lado, trajo consecuencias en la salud de los vecinos, que comenzaron a sufrir sarpullidos, afecciones respiratorias y hepatitis. Ante una urgencia, las unidades de Santa Marta, El Faro y Mariano Moreno son las únicas que pueden auxiliarlos, aunque “atienden de día, (mientras que) de noche no te puede pasar nada”, se quejó un vecino, durante una visita que esta agencia realizó a la zona. En este marco, la carencia de auxilio médico es otra de las caras de la falta de respuestas que, según las personas de los barrios, se explica porque sus casas “no son la cara visible” de Lomas de Zamora.
MNL-AFD
AUNO-24-02-09
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