Lomas de Zamora, abril 26 (AUNO).-La tarde del 27 de diciembre de 2017, los hijos de Inmaculada Concepción Núñez se despidieron de su madre sin saber que esa iba a ser la última vez que la verían con vida. Dos días más tarde, su cuerpo hallado en un descampado del barrio Santa Catalina de Lomas de Zamora, fue reconocido en la morgue por Gabriel Ávalos, el hermano mayor de la familia, quien desde entonces emprendió el reclamo de justicia por ‘Evelyn’, como le gustaba a ella que le digan.
Hoy, a casi cuatro meses del crimen, el joven continúa recordando a su madre con la tristeza de quien pierde a su mamá, pero con el agravante de que el caso continúa sin detenidos ni novedades, por lo que junto a familiares y amigos renovarán el próximo 4 de mayo el pedido de justicia en la puerta de los Tribunales de Lomas.
“Yo trato de estar arriba, por mis hermanos, pero cuando llega la noche, me acuerdo de ella y me pongo a llorar, o cuando pongo música y escucho una canción que a ella le gustaba”, cuenta Gabriel, quien además de asumir la responsabilidad de estar al frente de los reclamos, está a cargo de sus cuatro hermanos menores de edad, con quienes vive en un humilde barrio de Ingeniero Budge, a pocos minutos del lugar donde encontraron a Evelyn. Será por eso que cada vez que sube a un colectivo o sale a caminar por la cuadra, mira a su alrededor con la desconfianza de saber que el asesino de su madre está libre y podría ser un vecino.
Es que desde que comenzó la investigación, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 3 de Lomas, la causa permanece sin resultados pese a su intento de “visibilizar” el caso. Incluso, organizó dos marchas que terminaron en el sitio donde fue encontrado el cuerpo.
Según había trascendido, se pudo determinar por medio de las tareas investigativas que el celular de la mujer se habría prendido por última vez cerca de la medianoche del 27 en Capitán Giachino y Facundo Quiroga, a pocas cuadras de donde los vecinos de Santa Catalina encontraron a Evelyn, en Rubén Martell, entre Alberto Franco y Diagonal 59.
“Sostengo que es una zona comprada con coimas y sobornos”, advierte desde hace meses, mientras espera conocer el resultado de la autopsia y las imágenes captadas por las cámaras de seguridad donde se detectó la última conexión del teléfono, aunque sin resultado positivo. “Tengo que hacer yo mismo de investigador”, lamenta al relatar su experiencia al querer conocer el expediente de la causa. Incluso pierde días de trabajo, ante la falta de respuestas desde el Departamento Judicial lomense.
Cuando recuerda la vez que la vio por última vez, manifiesta que su mamá se iba “a tomar algo” con unas amigas en un bar ubicado en la avenida Olimpo, un lugar para ella habitual, de donde le perdieron el rastro desde que salió con un desconocido que la Justicia habría identificado gracias al aporte de los testigos, pero que se encuentra libre.
Dos días más tarde, una foto circulaba por redes sociales. En la imagen, se podía ver la piernas de una mujer con un pantalón de un color particular que llamó la atención de Gabriel y que reconoció en la captura. Era el pantalón que usó su madre al salir de su hogar. La inevitable asociación de esa imagen con la ausencia prolongada y la falta de noticias hicieron el resto. Finalmente, la confirmación llegó horas más tarde.
Aunque el tiempo pasa, el dolor sigue intacto e incluso se prolonga frente a la injusticia. El caso de Evelyn Núñez es un femicidio impune en Lomas de Zamora, similar al de tantos otros en el país, que no deberían terminar así, porque como dice Gabriel “nadie merece que la maten y nadie merece que le quiten a una madre”.
Nota producida para el Taller de Periodismo Gráfico
AUNO-26-4-18
LG-SAM
