El patovica implicado en la muerte del joven Martín Castellucci en el boliche La Casona, de Lanús, habría afirmado que el dueño de ese lugar le dijo a él y sus compañeros: “Quédense tranquilos, yo a esto lo arreglo políticamente”, al enterarse del fallecimiento del adolescente.
La declaración del empleado de seguridad José Lienqueo Catalán fue dada a conocer por el padre de la víctima, Oscar Castellucci, quien la tomó de una reciente declaración que ese hombre, encargado de la vigilancia del boliche, brindó a la Justicia.
Además, los familiares de Martín aseguran que otros ex trabajadores del boliche de Lanús afirmaron la presunta “complicidad” de un alto jefe policial de Lanús, quien luego de la muerte de Castellucci habría dicho: “No pasa nada, está todo bien”.
A través de una gacetilla, los miembros de la asociación civil Martín Castellucci afirmaron, asimismo, que Lienqueo declaró a autoridades judiciales que “la gente que rebotaba (es decir, cuyo ingreso era rechazado) era por indicación de Atilio (Amado, dueño del boliche), ya que él mismo discriminaba a los negros, a los feos, a los gordos, y los enviaba a una cola de gente que nunca entraba, aunque la orden que yo tenía era decirle a esos chicos que hicieran la cola igual. Atilio fijaba, para cada chico, los aranceles que debía pagar para entrar”.
La noticia fue difundida junto con el anuncio de la familia Castellucci de la entrega de 19.178 firmas para que La Casona no reabra, que mañana (viernes 8) a las 10 se hará en el Concejo Deliberante y la Municipalidad de Lanús “sin que (el intendente Manuel) Quindimil lo reciba; es que no queremos que utilice ese gesto para su campaña” política, aclaró Castellucci en diálogo con AUNO.
Por otra parte, la familia evaluó que estas novedades surgidas de la declaración judicial “destapan un engranaje de corrupción e impunidad”, donde el empleado de seguridad “resultaba un engranaje fundamental por sus características físicas y porque era un boxeador amateur, a los efectos del funcionamiento discriminatorio y violento de ese lugar”, según consideraron a través de una gacetilla.
En ese texto agregaron que “el inexorable tramo final de la impunidad era cubierto, en todos los casos, gracias a la connivencia con la Comisaría 1ª de Lanús, que cerraba sus ojos a los sucesos y que sistemáticamente contribuía al alejamiento físico de los lesionados, omitiendo detener a los autores y recabar testigos”.
A esas declaraciones de Lienqueo y a las de tres jóvenes que fueron testigos de la golpiza a Martín Castellucci se le sumaron las del personal de la empresa de seguridad que trabajó en el local la noche del 2 y la madrugada del 3 de diciembre de 2006, que situaron a Atilio Amado “en el lugar y a la hora de los hechos”, lo que había sido negado por el empresario en su declaración ante la Justicia.
LP-AFD