El mástil de los dos demonios

h4. Está en el Parque de Lomas desde 1980. Homenajea a policías y militares muertos en la década del ’70, cuestionados por ser parte del aparato represivo del Estado. “Muertos por defender tu libertad”, dice la leyenda que remite a la cuestionada teoría de la “guerra interna”. Referentes de los DDHH lomenses exigen que la Municipalidad lo quite de allí.

Juan Lanari y Juan Relmucao

Lomas de Zamora, diciembre 2 (AUNO).- Para justificar el terrorismo de Estado, algunos sectores construyeron un argumento que equipara la represión ilegal de las Fuerzas Armadas con el accionar de las organizaciones políticas. En el principal parque público de Lomas de Zamora, un mástil y un monumento con placas que homenajean a policías y militares caídos en los ’70 alude a esa “teoría de los dos demonios” con una leyenda que reivindica el horror: “Muertos por defender tu libertad”. Consultados por AUNO, familiares de desaparecidos y organizaciones de defensa de los derechos humanos repudiaron el monumento y exigieron que las autoridades comunales “lo retiren”.

El mástil es un homenaje a agentes de la entonces Policía de la Provincia de Buenos Aires, agentes del servicio penitenciario, oficiales y suboficiales del Ejército y de la Fuerza Aérea, y está emplazado a 20 metros del microestadio del Parque Eva Perón. Según datos del Instituto Histórico Municipal, fue inaugurado el 23 de mayo de 1980, durante la gestión del intendente de la dictadura, Pablo A. Rosales.

En la base tiene una piedra donde está escrita la polémica leyenda y debajo hay 18 placas (eran 21 pero tres desaparecieron) con los nombres y fechas de fallecimiento de los miembros de las fuerzas de seguridad, 16 de los cuales son defendidos como víctimas del “accionar del terrorismo subversivo en Argentina” por las agrupaciones que reivindican el último golpe.

El dato más llamativo es que tres placas mencionan al sargento primero Nicolás Cardozo, al agente Eugenio Rodríguez y al cabo Roque Roberto Fredes, muertos el 28 de febrero de 1975. Los hombres se desempeñaban en la Comisaría 1º de Lomas de Zamora y, diez días antes de morir, habían sido parte del operativo que secuestró, torturó y desapareció al militante montonero de 23 años, Sergio Alberto Escot. Casi un mes después de la muerte de los tres policías, el 21 de marzo de 1975 ocurrió la “Masacre de Pasco”: el secuestro y fusilamiento de ocho militantes, cuyos cuerpos fueron dinamitados en un baldío de San José de Témperley, a manos de la Triple A. Hay quienes interpretan que este crimen fue una venganza por las muertes de esos policías.

El resto de los homenajeados en el mástil que alude a la “teoría de los dos demonios” son reconocidos, por ejemplo, por la Asociación de Familiares y Amigos de Víctimas del Terrorismo en Argentina, un grupo que, entre otros lineamientos, afirma que los juicios contra genocidas y represores son “ilegales”. (Ver galería de imágenes)

Desde la Dirección de Derechos Humanos lomense, María del Carmen Machado, encargada de articular las políticas comunales de DDHH con las escuelas del distrito, negó estar al tanto del tema: “Nunca escuché nada sobre ese mástil. No tengo información sobre ese homenaje”, aseguró. En la Dirección de Deportes ni siquiera hay registros de la historia del parque, o al menos no se lo brindaron a esta agencia. Sólo los guardaparques más antiguos dieron algunos datos históricos de referencia.

DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE “LIBERTAD”

La integrante de Madres de Plaza de Mayo Lomas de Zamora, Celia Prósperi, expresó su “sorpresa extraordinaria” al conocer la existencia del monumento. “Hace años que estamos en Lomas de Zamora y nunca habíamos visto algo así”, aseguró.
En diálogo con AUNO, la activista por los derechos humanos repudió el concepto que subyace al homenaje: “En la dictadura sufrimos un montón de cosas, nos corrían con las motos, nos metían presas; los militares no defendieron a nadie, se defendían ellos mismos”.

En este sentido, “Chela” recordó lo que solía suceder durante los años de plomo en el colegio Antonio Mentruyt, institución a la que asistían sus hijos desaparecidos: “Las autoridades le daban los datos de los alumnos a los militares para que los desaparezcan, ¿de qué libertad hablan?”. Por eso, al referirse al mástil del parque, advirtió: “Las autoridades municipales tienen que sacarlo de ahí. Si no lo hacen, lo tendremos que hacer nosotros”.

Rosendo Pedernera tenía 6 años cuando secuestraron a sus padres, Néstor y Dolinda, en su casa de Morón. Ambos eran militantes peronistas y desaparecieron junto a otras 50 personas una noche en la que el Ejército montó un operativo en el barrio. Tal como lo habían hecho sus padres, Pedernera también terminó por involucrarse en política: fue concejal de Lomas de Zamora por la Coalición Cívica y, entre otras iniciativas, trabajó para que el Parque de Lomas volviera a llamarse “Eva Perón”. Por eso cuando AUNO le contó sobre el homenaje a policías y militares en ese espacio público mostró su indignación: “Una reivindicación del terrorismo de Estado merece el más fuerte repudio de toda la sociedad”.

“La dictadura no defendió ninguna libertad sino que produjo un doble sometimiento en el pueblo: lo sometió físicamente sobre la base de la represión y el terror, y económicamente a través de la apertura del mercado hacia capitales internacionales en detrimento de la industria argentina”, argumentó Pedernera, en contra de la consigna del mástil.

Como un “baldazo de agua fría”. Así recibió la noticia del homenaje a los policías Hugo Sandoval. El ex concejal de Lomas de Zamora por la Juventud Peronista durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón vivió en primera persona la persecución de las fuerzas de seguridad en la autodenominada “guerra contra la subversión”.

Sandoval es sobreviviente de la “Masacre de Pasco”. Una de las víctimas fue su compañero de militancia y entonces edil, Héctor Lencina, figura preponderante de la JP local. “Costó mucha sangre, lucha y lágrimas militar en ese momento. Por eso me entristece que haya sectores que sigan reivindicando lo que se hizo. Nosotros sufrimos pérdidas de compañeros todo el tiempo. Acá en Lomas fueron más de 400”, recordó.

“Los que sobrevivimos tenemos que contar qué fue lo que pasó realmente, lo que nos tocó vivir, para que todos sepan la verdad de la historia”, subrayó en relación a la leyenda del mástil, que sigue ahí, en espacio público donde cientos de lomenses hacen deportes o llevan a jugar a sus hijos.

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AUNO-02-12-14

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