Lanús recuperó este año el inusual protagonismo del que había gozado allá por la década de 1990 en el fútbol argentino de Primera División, no sólo porque obtuvo el tercer subcampeonato de su historia, sino también por el papel determinante que cumplió en la resolución del Torneo Clausura.
El conjunto que orienta Ramón Cabrero –un verdadero hallazgo como entrenador y persona– cerró un 2006 altamente positivo, con una apuesta fuerte por valores juveniles que le cambiaron la cara al club tras largos períodos de ostracismo y lo llevaron a disputar nuevamente un certamen internacional.
Con 35 puntos, Lanús terminó segundo el Torneo Apertura, por detrás de Boca, y las 58 unidades que sumó en la temporada pasada le valieron la clasificación para la Copa Sudamericana, en la que llegó hasta los cuartos de final.
El sueño de participar al menos en una serie de repechaje en la Copa Libertadores de América quedó trunco por diferencia de goles respecto a Vélez Sarsfield. De todos modos, el fútbol “granate” volvió a trascender las fronteras del país después de nueve años y hasta se dio el gusto de apabullar al por entonces campeón brasileño Corinthians, con un 4-2 en la Fortaleza de Guidi y Arias.
También logró quebrar una mortificante racha adversa en partidos como visitante frente a Vélez y en una noche para el recuerdo volvió a ganar en el estadio José Amalfitani de Liniers luego de 47 años de amarguras.
Sin embargo, lo mejor estaría por venir. En el Torneo Apertura 2006, el conjunto del Sur del Gran Buenos Aires tuvo dificultades para ganar en casa, pero cumplió una brillante campaña como visitante y en el último partido del certamen quedó en ‘boca’ de todos, al oficiar de juez en la pelea por el título, con un desenlace crucial.
Lanús viajó hasta la ribera porteña y en la mítica Bombonera obtuvo la cuarta victoria de su historia, en 53 encuentros.
El equipo sureño dejó a Boca moribundo, al vencerlo por 2-1, y permitió a Estudiantes de La Plata llegar a un desempate por el campeonato, en el que mostró su corazón de león y devoró al conjunto ‘xeneize’.
Paradójicamente, el conjunto que impidió a Lanús ingresar por primera vez en la Copa Libertadores de América, al empatarle 1-1 en campo “granate” en la jornada final de la temporada anterior, cuando sólo jugaba para cumplir con el fixture, terminó beneficiándose de manera inconmensurable con el triunfo más importante del elenco de Cabrero en el torneo. Así es el fútbol.
Lanús tomó la riesgosa decisión de abrirle paso a las jóvenes promesas de la entidad, con Cabrero y Luis Zubeldía al frente del proyecto, luego del fracaso del entrenador Néstor Gorosito y una parva de jugadores que desembarcaron en el club de la mano de ‘Pipo’ y entregaron más penas que gloria.
Liderados por el presidente Alejandro Marón, los directivos aplicaron un golpe de timón y la promoción de futbolistas surgidos de las divisiones menores revitalizó al conjunto de primera división de la entidad. Después de años de mediocres campañas, la sangre joven pronto iluminó el semblante del equipo y Lanús comenzó a dar que hablar por su fútbol vistoso, su frescura y sus triunfos.
Hacía tiempo que el club no contaba en los medios de prensa con tanto espacio como el que disfrutó en el semestre inicial del año y en el tramo decisivo del Torneo Apertura, antes de la contienda con Boca.
La victoria en La Bombonera se sumó a los halagos conseguidos allí en 1952, 1956 –otra temporada en la que Lanús fue subcampeón- y 1997. Los hinchas la disfrutaron casi tanto como el triunfo por 1-0 sobre Vélez en Liniers, con gol de Rodrigo Archubi, uno de los valores con mayor futuro del plantel.
Archubi también marcó el tanto que puso a Boca al borde del nocaut en la batalla por el título y se erigió como una de las figuras ‘granates’ de 2006, junto a Agustín Pelletieri, Marcos Aguirre y Sebastián Leto. Las horas en el club seguramente están contadas para ellos, al igual que para Mauricio Romero.
Más experimentado, Claudio Graf aportó su infalible cuota goleadora, para que Lanús sume 31 puntos en el segundo certamen del año y quede bien perfilado de cara a 2007 en la lucha por la clasificación a las copas.
El único –y mayor- déficit del equipo en el Torneo Apertura estuvo en su labor como local, ya que sólo ganó tres de los nueve encuentros que disputó en su cancha, con 11 goles a favor y 15 en contra.
Lanús fue el conjunto con segundo peor rendimiento jugando en casa, apenas por delante de Quilmes, que parece marchar con todas las barreras del peaje levantadas hacia la Primera B Nacional.
En cambio, como visitante, el “Granate” obtuvo seis victorias en 10 partidos y se ubicó por detrás del campeón Estudiantes, que fue el elenco con mejor actuación del certamen en campos ajenos.
Cabrero, un hombre del club, consideró que a veces el equipo pagó con puntos su falta de rodaje en primera división, cuando equivocó el camino que debía recorrer para alzarse con un triunfo en el estadio de Guidi y Arias.
Lanús perdió como local sobre la hora con Rosario Central y Gimnasia y Esgrima La Plata y dejó escapar dos unidades más frente a Godoy Cruz de Mendoza, por una evidente falta de oficio para cerrar los partidos.
El saldo positivo de esta situación es que el equipo sabe que puede mejorar y evitar la inestabilidad que lo perjudicó en casa.
Cabrero conoce casi a la perfección a la mayoría de los integrantes del plantel, porque trabajó con ellos en las categorías menores, y está convencido de que aún sus dirigidos no han llegado a un techo.
Sobre fines de año, Marón se impuso en unas elecciones presidencias y el proyecto que encabeza el cuerpo técnico “granate” estaría garantizado, para seguir en alza en busca de repetir los tiempos dorados de la década de 1990.
AUNO 21-12-06 EFR