(AUNO*).- El paisaje conformado por árboles de más de 300 años que se levantan desde el lago Moreno hasta el Nahuel Huapi, en San Carlos de Bariloche, ha sido modificado por los dueños del principal hotel turístico de esa ciudad quienes, con el argumento de ampliar el edificio, talaron decenas de árboles centenarios.
El Llao Llao, creado en 1938 dentro de ese entorno majestuoso, fue declarado Monumento Histórico Municipal, entre otros motivos, “para evitar la tala indiscriminada de árboles”, aseguró a AUNO la titular de la Asociación Lihue, Susanne Schultz.
La tala alcanzó a 120 árboles autóctonos, algunos de los cuales databan de más 300 años de antigüedad. Los troncos cortados según Schultz demuestran árboles sanos. Entre las especies afectadas se encuentran ejemplares del ciprés Austrocedus Chilensis, que está en peligro de extinción por efecto de un hongo, y se encuentra protegido por una ordenanza municipal.
La franja del patrimonio arbóreo destruido linda con un área protegida que pertenece al Parque Municipal Llao Llao y también con otra que corresponde al Parque Nacional Nahuel Huapi. El lugar, conformado por árboles y arbustos autóctonos y sanos, se convirtió en refugio de la fauna local como así también en un importante sector de transición. “A raíz de esta tala, se está achicando este paisaje, único sector de la ciudad que se ha preservado prácticamente sin alteraciones recientes”, sostuvo Schultz.
Asimismo, un informe elaborado por el Servicio Forestal Andino, dependiente de la gobernación de Río Negro, afirma que “los 5.000 metros cuadrados de obra producirán un impacto ambiental negativo sobre los principales componentes del ecosistema, disminuyendo a su vez la calidad de vida de los vecinos”.
La investigación advierte que “más allá del análisis de oportunidades referido y vinculado al estado turístico de la Región, es altamente impactante el desarrollo de estas nuevas instalaciones sobre la ladera Oeste del predio, cuyo costo ambiental y en árboles será absoluto y total, contabilizando los involucrados directamente en la obra, más los que quedan en la parte superior con un alto grado de desestabilización producto del severo movimiento de suelos y rocas, ya que se dinamitarán 18.000 metros cúbicos”.
El Servicio Forestal Andino reclama no sólo la preservación de la fauna y el patrimonio forestal local sino también los derechos de los habitantes de Bariloche, y sostiene “alguien alguna vez se debería priorizar la evaluación y aprobación de grandes proyectos considerando que la sustentabilidad de los mismos implica el equilibrio entre lo económico, ambiental, social y cultural”.
El cecimiento de la actividad turística en la zona, como consecuencia de la devaluación, derivó en que las instalaciones del Llao Llao se vieran colapsadas, por lo que sus dueños decidieron ampliar el edificio.
Al respecto, el Servicio Forestal Andino considera que “este proyecto, que ya es un hecho, debe incorporar a sus costos, el costo ambiental que produce, basado en que la propiedad de los recursos naturales son del Estado. Por lo tanto, el grupo empresarial que se beneficia económicamente debe saldar su deuda con la sociedad con la que vive”.
Por su parte, el responsable del departamento de Marketing y Relaciones Públicas del Llao Llao, Ezequiel Ferrario, aseguró a AUNO que “el proyecto fue firmado y autorizado por la dirección de Obras Públicas, la de Medio Ambiente e incluso tiene el aval del propio intendente de la ciudad”. A su vez, afirmó que “fueron pocos los árboles que se debieron talar”.
Polísta no es la primera vez que los dueños del Llao llao deciden realizar modificaciones en el predio. Hace unos años, el hotel había programado ampliar sus canchas de golf, y para ello tenía el propósito de ingresar al bosque y talar una zona bordeada por pataguas, arrayanes y otros árboles. Sin embargo, “gracias al movimiento que pudimos organizar con estudiantes de Bariloche, esto se paró, y la cancha de golf se ubicó hacia el otro lado, con mucho menor desmonte”, afirmó la titular de la Fundación Lihue.
AUNO 14-4-05 RC/EV