Lomas de Zamora, octubre 8 (AUNO).- Un agente de la Policía Metropolitana fue condenado hoy por el Tribunal Oral en lo Criminal Nº1 de Lomas de Zamora a seis años y seis meses de prisión por “homicidio simple en grado de tentativa” contra su pareja, a raíz de una discusión el 1 de mayo de 2012. Desde entonces, el hombre se encuentra suspendido y no irá a la cárcel hasta tanto la sentencia quede firme.
En la Sala de Juicios Orales del Tercer Piso de los Tribunales de Lomas de Zamora, familiares y amigos de María Soledad Juárez esperaban el veredicto del Tribunal Oral Criminal Nº1 sobre el juicio en el que está imputado Héctor Colloca Masaroni, su ex pareja y también ex agente de la Policía Metropolitana. “Están todos como para la foto. Gracias por el aguante, de verdad”, les dijo la víctima.
Juárez es una muchacha alta, rubia y esbelta. También trabaja para la Policía Metropolitana y fue allí donde lo conoció a Colloca, en agosto de 2011. Tras seis meses de noviazgo decidieron irse a vivir juntos a Lanús. Según el fiscal de la causa, Jorge Michelini, durante la convivencia hubo maltrato físico y psíquico. “Yo fui víctima de violencia de género de este hombre y cualquier cosa terminaba en una paliza. Para el que no lo conocía puertas para adentro, él era un caballero, predispuesto, amable, buena persona, era excelente”, contó Soledad en su testimonio en la causa.
La pareja vivió dos meses bajo el mismo techo. El 1 de mayo de 2012, Juárez decidió plantear el fin de la relación, lo que acarreó a una fuerte discusión entre ambos. “Yo estaba preparando la cena y cuando voy a buscar algo en la heladera él me dice que no, que no la toque porque él la había arreglado. Empezamos a discutir y me agarró de los pelos, me dijo que yo era una mierda, una puta, tiró la comida al piso, me arrastró hasta el dormitorio, me puso la almohada en la cara para asfixiarme, me decía que todo era mi culpa y me pegaba”.
“Cuando logré pararme –prosiguió-, le dije que no quería seguir más, que hasta acá había llegado. Yo no me merecía una vida así, no era justo para mí.” Según la causa, en medio de la discusión Colloca decidió encerrarse en el baño con su arma, la misma con la que dormía todas las noches bajo la almohada, algo que hizo que Soledad lo tildara de “enfermo”: “¿Quién duerme con la pistola debajo de la almohada? Es un enfermo, eso no es normal”. En un altercado, con el arma en mano, Colloca le disparó una vez en el abdomen a Soledad, siempre según la causa. El imputado dijo que fue “un accidente”, pero sus dichos fueron desbaratados por el perito Rogelio González, quien sostuvo que, por las características del arma, “no existe forma de que se haya accionado sin que se presione la cola del disparador”.
Aquel balazo casi le costó la vida a la mujer, quien recibió atención hospitalaria urgente y actualmente puede seguir prestando servicio en la Jefatura de la Policía Metropolitana.
A la hora de dictar la sentencia, el Tribunal integrado por Rodolfo Lanza, Guillermo Rolón y Fernando Bueno, resolvió condenar a Héctor Colloca. Se tuvieron en cuenta todos los testimonios de allegados de ambas partes y, sobre todo, las pericias psicológicas realizadas al imputado, que no jugaron a su favor. El perito sostuvo que Colloca “es incapaz de ponerse en el lugar del otro, esto impide que pueda tener culpa cognitiva, saber y sentir qué está mal. Si no hay culpa, no hay arrepentimiento, por ende, no hay cambio. Puede mostrar y hacer creer que sabe que lo que hace está mal, pero no está convencido emocionalmente. Realiza una ‘cosificación del otro’, que tiene que hacer lo que él quiere, cuando él quiere y cómo él quiere. Caso contrario, (su víctima) será castigada. Escogen a su víctima, la aísla de sus familiares, le quita poder económico, capacidad de decisión y le destruye su autoestima”.
Durante la etapa de alegatos, la abogada defensora de Juárez pidió 10 años de prisión para Colloca. En tanto, el fiscal pidió nueve. El abogado defensor, Ariel Saponara, solicitó la absolución. Sin embargo, el Tribunal coincidió en que Colloca efectuó el disparo “voluntariamente” con su arma contra Soledad, y que ese hecho “no fue accidental ni autoinfringido”. Además, a los jueces les quedó claro que Colloca, en su condición de policía, no podía desconocer las consecuencias de su accionar. Por lo tanto, decidieron condenarlo a seis años y seis meses de prisión por “homicidio simple en grado de tentativa”. Si bien el acusado llegó a la instancia de juicio oral en libertad por determinación del juez de Garantías en la etapa anterior, seguirá en libertad hasta que la sentencia quede firme. Por ser una pena mayor a cinco años, ambas partes no podrán apelar, por lo que la causa no se elevará a Cámara de Casación para ser revisada, lo que le permitirá a Colloca gozar de su libertad por un par de meses más.
MP-AFD
AUNO-08-10-13