(AUNO*).- Nada mejor que superar las dificultades jugando. Esa fue la idea que surgió en Rufina Parson, psicopedagoga especialista dificultades de lectoescritura que, tras años de estudios de postgrado en Canadá e investigaciones en el país, pudo concretar su deseo: construir dos herramientas que permiten anticipar, detectar y solucionar los problemas para aprender a leer y escribir en niños de entre 3 y 12 años. Ambos se basan en actividades lúdicas y ya permitió la recuperación de 20 chicos.
La iniciativa se enmarca en el programa educativo Jugando Enseñamos a Leer. “Su objetivo es brindar a psicopedagogos y docentes distintas herramientas de trabajo orientadas a estimular mediante el juego el aprendizaje de la lectura y la escritura en los niños que presentan problemas”, contó su creadora, Rufina Parsons.
Todo comenzó cuando Parsons viajó a Canadá para realizar un estudio de posgrado sobre Psicología Educacional y Educación Especial. Con esta formación, se ocupó de detectar las habilidades lectoras que existían en los niños, basándose en estudios y experiencias anteriores. El paso final era poder adaptarlo a las cualidades de los chicos argentinos y probarlo “en campo”, en un colegio del barrio porteño de Barracas.
Al respecto, la investigadora recordó que en su práctica con niños disléxicos, “no había herramientas válidas para utilizar”. “Era necesario construir algo lúdico y entretenido para que el pequeño se divierta mientras se llevaba a cabo el tratamiento”, agregó.
Una de las herramientas que creó es el Programa de Entrenamiento Cognitivo en Habilidades de Lectura. Está orientado a especialistas que trabajan con niños de entre 6 y 12 años, y tiene una modalidad de aplicación libre. “Esto quiere decir que la selección de las actividades que el niño realice dependerá de la elección del profesional en cada caso”, explicó la psicopedagoga. Este instrumento sirve para resolver los problemas de lectoescritura en un período de 75 sesiones aproximadamente, a razón de dos sesiones semanales.
En cambio, el Kit de Entrenamiento en Conciencia Fonológica, que se utiliza con niños de entre tres y seis años, permite prever y evitar que las dificultades se desarrollen. “Este estudio surgió por una necesidad para poder detectar con anterioridad los problemas”, señaló Parsons.
Visualmente ambos test son muy llamativos: sus componentes tienen distintas formas, colores extravagantes y fichas con una gran variedad de dibujos y palabras. En la actualidad son utilizados por siete profesionales, que son capacitados por su propia creadora.
“Fue increíble comprobar que un paciente de quinto grado con dislexia aumentó su velocidad de lectura de 78 a 106 palabras por minuto gracias al entrenamiento a través del JEL”, destacó Josefina Guevara Lynch, una de las psicopedagogas que ya lo utilizó.
El sistema podría dar respuesta a un problema muy común que se presenta en las aulas. Según estadísticas del Ministerio de Educación, se calcula que cerca del 7 por ciento de los chicos padecen este trastorno. Esto implica que en cada curso de 25 alumnos, es probable que exista al menos un niño que posea esta dificultad de aprendizaje.
AUNO 20.10.05 EAP