Lomas de Zamora, septiembre 1 (AUNO).-El juicio por la muerte del futbolista de Banfield Lautaro Bugatto, asesinado de un balazo por el policía bonaerense David Benítez en 2012, empezará a definirse este miércoles cuando los familiares de la víctima exijan “una condena ejemplificadora por homicidio” y la defensa del policía busque una pena menor por “exceso en legítima defensa”.
El proceso llega a la etapa de alegatos luego de tres audiencias en las que declararon testigos de ambas partes y también el acusado. “Lo que hice fue preservar mi integridad física y la de mi familia, y si me volviera a pasar, haría lo mismo”, se excusó Benítez ante los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal 10 de Lomas de Zamora.
Por su parte, los testigos de la querella —representada por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS)— acusaron a Benítez de disparar “a mansalva” la noche de los hechos y remarcaron que luego de gatillar siete veces contra dos ladrones que huían, el policía se fugó sin asistir al joven que había herido.
En diálogo con AUNO, el hermano de Lautaro, Gonzalo Bugatto, aseguró que “los testigos de Benítez (entre ellos, su hija de 14 años) se contradijeron entre sí” y destacó que “sus testimonios no concordaron con lo que habían dicho en la fiscalía la primera vez que declararon”.
Además, señaló que las pericias balísticas tampoco apoyan la estrategia “criminalizadora” de la defensa, “que busca poner a Lautaro como a un delincuente cuando todos saben que no tuvo nada que ver”.
Bugatto, padre de una nena de dos años, juvenil del ‘Taladro’ e integrante del combinado Sub 20 de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), murió en la madrugada del sábado 12 de mayo de 2012, luego de recibir un balazo del policía en la puerta de su casa.
Desde el momento del hecho hasta las últimas audiencias, Benítez siempre sostuvo que delincuentes —entre los que según su parecer se encontraba Lautaro— habían asaltado a su hija y a su hermana mientras éstas iban en moto y que tuvo que bajarse de su auto y disparar para repeler los tiros de los ladrones.
En cambio, la versión de la familia asegura que el agente abrió fuego “sin importarle si podía matar a alguien” y que una de las balas impactó sobre Lautaro. Este argumento, apoyado en los peritajes que señalan al arma reglamentaria de Benítez como la única disparada esa noche, niega que Lautaro haya tenido algo que ver con el robo y sostiene que sólo estaba en la puerta de su casa, a 20 metros de los hechos, esperando para ir a bailar con sus amigos.
En línea con los argumentos de su familia, Gonzalo Bugatto recordó que “a pesar de que la Cámara de Apelaciones de Lomas de Zamora entendió en su momento que se trataba de un caso de exceso en legítima defensa, el resto de las instancias judiciales caratularon la causa como ‘homicidio simple’”.
La causa fue finalmente elevada a juicio con esa acusación, “un logro” para Gonzalo, quien se mostró dolido por un proceso que obligó a su familia a revivir varias veces lo sucedido la noche del crimen: “Fue muy doloroso para todos nosotros tener que hacer la reconstrucción de los hechos, oír las mentiras de los familiares de Benítez y escuchar cómo los forenses hacían hablar al cuerpo de mi hermano”.
“Tenemos la seguridad de saber la verdad. Cuando entré a la sala lo primero que hice fue mirar a los ojos a Benítez y no me pudo sostener la mirada porque sabe lo que hizo”, afirmó.
Además, Bugatto recordó las irregularidades de la causa (el auto de Benítez le fue devuelto horas después de haber sido secuestrado y la familia de Lautaro fue amenazada en varias ocasiones luego del crimen) y comentó dos datos que afloraron durante la última audiencia: “Benítez admitió que fue sub-instructor de tiro del Ejército y cuando se le preguntó si tenía antecedentes por violencia doméstica, mintió; la fiscalía presentó inmediatamente una causa de 2003 por violencia familiar”.
Para Gonzalo, estos indicios trazan indudablemente el perfil de “una persona absolutamente formada y muy violenta, que nunca dejó de tener una actitud criminal y que jamás debió haber tenido un arma en la mano”.
Con este escenario, en las próximas semanas se resolverá una causa que impulsó la Campaña Nacional contra la Violencia Institucional, que provocó la apertura de una investigación paralela sobre las irregularidades cometidas por la Bonaerense y que vuelve a cuestionar la conducta de las fuerzas de seguridad, su connivencia con el Poder Judicial y el impacto de este accionar sobre los sectores más vulnerables de la sociedad.
“Si la policía le hubiera puesto un arma en la mano a Lautaro —consideró Gonzalo—, se repetiría una historia que pasa muchas veces, pero se metieron con el pibe equivocado y con la familia equivocada”.
Los alegatos comenzarán el miércoles a partir de las 9 y quienes evaluarán las exposiciones de las partes serán los jueces Daniel Julio Manzini, Susana Silvestrini y José Ignacio Polizza.
AUNO 01-09-2014
JJR-AFG