Lomas de Zamora, febrero 24 (AUNO).- La barra brava de Los Andes atacó ayer a balazos la casa del presidente del club, Oscar Ferreyra, que inmediatamente presentó su renuncia al cargo al igual que el resto de la Comisión Directiva dejando acéfala a la institución del Sur del GBA.
En el marco de la lucha por volver a jugar como local en el estadio Eduardo Gallardón, que no recibía el visto bueno para albergar partidos a raíz de la lucha entre dos facciones de la barra del ‘Milrayitas’, Ferreyra y su familia fueron víctima de un brutal atentado que no tiene precedentes en la historia del club.
“Me balearon la casa, esto es una cosa increíble. Tengo a mis hijas aterrorizadas. Seis disparos impactaron en el frente de mi propiedad, ubicada a no más de diez cuadras de la cancha. Tengo a toda la policía en la puerta”, relató con desesperación Ferreyra en diálogo con el diario Crónica.
“Estamos desamparados ante los violentos. Esto sigue. A mí me pondrán un patrullero y la historia continuará. Nadie se hace cargo. Evidentemente no hay que involucrarse. Le hice daño a mi familia y me genera un cargo de conciencia grande”, bramó en declaraciones al envío radial Ascenso Sports.
Y siguió: “Me da bronca que por un hijo de mil puta tenga que alejarme del club. Mañana nos sentaremos a ver los pasos estatutarios y presentaré la renuncia”.
Siguiendo los pasos de Ferreyra y de la Comisión Directiva, otro que tomaría la determinación de marcharse es el director técnico del primer equipo de fútbol, Fabián Nardozza.
“Tengo códigos. Si se va Oscar también me voy yo”, adelantó Nardozza, que había llegado al club hace una semana luego de la renuncia de Felipe De la Riva.
El atentado sufrido por Ferreyra se produjo en el marco de la lucha de la dirigencia de Los Andes para recobrar la confianza de los organismos de seguridad, que inhabilitaron al estadio Eduardo Gallardón luego de la seguidilla de episodios de violencia protagonizada por la barra brava.
Dos facciones están en plena disputa por tomar el poder de la tribuna y sus negociados luego de que su líder se diera a la fuga tras ser acusado de haber sido partícipe de un homicidio.
Desde entonces, los dirigentes se ven atados de pies y manos por el constante accionar de los violentos, que ya provocaron la suspensión del partido que Los Andes debía disputar con Atlanta en diciembre pasado, cuando la Policía encontró armas de fuego en los canteros del estadio.
Para completar el cuadro de situación, ambas facciones protagonizaron hace dos semanas una batalla campal en las cercanías del estadio.
AUNO 24-02-14
MFV