Estas patologías, que afectan a entre 400.000 y 500.000 argentinos, comenzaron a tener un mayor control médico como consecuencia de la combinación de algunos fármacos ya conocidos, lo que posibilita que las personas que padecen estos trastornos cardíacos puedan estabilizar su cuadro y mejorar su calidad de vida.
Al respecto, el vicepresidente primero de la Sociedad Argentina de Cardiología, Hugo Grancelli, sostuvo que los progresos alcanzados en el campo de la farmacología, han permitido “la implementación de estrategias de
tratamiento más adecuadas que las utilizadas previamente”.
Además, comentó que los avances en campos como el transplante cardíaco y ciertas intervenciones quirúrgicas “pueden ser beneficiosas en situaciones especiales”, y destacó que para que el paciente tenga mejores condiciones de vida debe cumplir con “el tratamiento farmacológico y las medidas de autocuidado”.
En tanto, el presidente de la Federación Argentina de Cardiología, Felipe Martínez, manifestó que si bien el número de personas fallecidas por estas enfermedades disminuyó, “todavía tienen un 10 a 20 por ciento de mortalidad anual, lo que todavía es muy alto”.
Entre los avances que se han registrado para disminuir las muertes por esta afección se encuentran la utilización de un diurético, la ‘espironolactona’, que tiene la propiedad de bloquear (aunque no selectivamente), una hormona llamada ‘aldosterona’, que incide en los mecanismos que llevan a la insuficiencia cardíaca.
Asimismo, según indicó Martínez, un grupo de drogas conocidas desde hace tiempo, como los inhibidores de la aldosterona, fueron reevaluados recientemente. La aldosterona es una sustancia que circula normalmente en el organismo y que cumple muchas funciones pero que, en condiciones de enfermedad (cuando el corazón falla) aumenta. En cambio, el inhibir o bloquear esta sustancia podría evitar el deterioro del músculo cardíaco, permitiendo que el paciente viva mejor.
Por otra parte, Grancelli anunció que en la actualidad, diversos laboratorios se encuentran investigando nuevas drogas que podrían provocar mayores beneficios, pero con menores efectos adversos.
La insuficiencia cardíaca es una incapacidad del corazón para satisfacer las necesidades de sangre en el organismo, que se produce cuando este miembro no alcanza a expulsar una cantidad de sangre suficiente para irrigar en forma adecuada los diferentes órganos y tejidos.
A esta anomalía se puede llegar por el mal funcionamiento del corazón, a partir de obstrucciones en las arterias coronarias, infartos, arritmias (las alteraciones del ritmo del corazón), e incluso la alta presión arterial.
Asimismo, estas insuficiencias también pueden tener como síntomas la sensación de falta de aire (disnea), la fatiga muscular y la retención de líquidos (congestión o ‘edema’), con lo cual se deteriora considerablemente la calidad de vida de los pacientes.
En este sentido, el vicepresidente primero de la Sociedad Argentina de Cardiología, Hugo Grancelli, explicó que la sensación de falta de aire al caminar, al hacer esfuerzos, e incluso en los estadios más avanzados, en reposo, “se produce esencialmente por congestión pulmonar” y comentó que la fatiga y el decaimiento, se debe a “la falta de una buena irrigación de sangre a todos los tejidos del organismo”.
Por otra parte, comentó que la insuficiencia cardíaca produce retención de líquidos en el organismo, lo que motiva que el agua acumulada en el cuerpo cause “hinchazón de las extremidades, e incluso de los órganos, como el hígado”.
AUNO 27-12-02 CAS mar
(*Agencia Universitaria de Noticias y Opinión)
Universidad Nacional de Lomas de Zamora