El TAG en un trastorno que estadísticamente parece afectar en mayor medida a las mujeres que consultan a los profesionales dedicados a este tipo de dolencias. En ellas son típicos los temores a que alguno de sus hijos o el marido sufra un accidente o enfermedad, o la posibilidad de ser asaltados, y esta sobrepreocupación es vivida usualmente como una forma de anticipar un desastre venidero. Estas “catástrofes” pueden estar relacionadas con la salud, el trabajo, la familia o preocupaciones menores en torno a desperfectos en la casa o en la organización de las tareas diarias.
El vicepresidente de la Asociación Ayuda, Andrés Flichman, consultado por la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión de Lomas de Zamora (AUNO), reconoció que “el porcentaje de mujeres que consulta por problemas de ansiedad es mayor por contraste con los hombres, que se muestran más renuentes a reconocer los síntomas de este trastorno”.
En los hombres son más frecuentes los temas relacionados con lo laboral ya sea por falta de empleo y movilidad social o por exceso de horas dedicadas a las tareas fuera del horario de trabajo, lo que motiva su preocupación.
El TAG se presenta gradualmente y afecta con mayor frecuencia a personas en su niñez o adolescencia, pero también puede comenzar en la edad adulta y se diagnostica cuando alguien pasa cuando menos seis meses preocupándose excesivamente por diversos problemas cotidianos.
Por lo general, el daño asociado con el TAG es ligero y las personas que lo sufren no se sienten restringidas dentro del medio social o en el trabajo. A diferencia de otros tipos de ansiedad, las personas con TAG no necesariamente evitan ciertas situaciones como resultado de su trastorno, como en el caso del pánico, donde los síntomas físicos aparecen en forma violenta y durante períodos muy cortos. En el TAG, los síntomas físicos son producto de la tensión que se sostiene por períodos muy largos de tiempo.
Las personas afectadas pueden sufrir dolores de cabeza, mareos, temblores, contracturas, sensaciones de ahogo, inquietud motora y fatiga. También son frecuentes los desórdenes gastrointestinales y la sudoración.
Flichman aclaró que “hace más de 100 años Sigmund Freud ya había descrito los síntomas del TAG al que denominó Neurosis de Angustia” y que “hasta 1987 era una categoría residual a la que se le atribuía toda patología no conocida”.
En cuanto a las terapias recomendadas por la Asociación Ayuda, Flichman rescató la psicoterapia cognitiva conductual que “en primer término psicoeduca al paciente para que pueda discernir entre la preocupación normal y la patológica” ya que “el objetivo no es eliminar la preocupación sino darle el justo valor que no termine inmovilizando y deprimiendo al paciente” concluyó el profesional.
26-08-03 AUNO GRB MAR