(AUNO*).- En situaciones diarias como calentar alimentos en un recipiente de plástico, por ejemplo, una mamadera en el microondas, o someterse a tratamientos odontológicos, las personas ingieren dosis mínimas del químico Bisfenol A.
El Bisfernol A, también conocido como BPA, es un químico clasificado como perturbador endócrino porque posee acción estrogénica en organismos vivos. Esto significa que altera el normal equilibrio hormonal de las personas. La principal vía de contaminación del BPA, en los seres humanos, es por ingestión alimenticia.
La investigación realizada por científicos de la Universidad Nacional del Litoral y de la Facultad de Medicina de Boston comprobó que ese mínimo nivel del perturbador endócrino al que fueron expuestos los ratones altera el desarrollo de la glándula mamaria.
Incluso, los investigadores observaron este efecto aún mucho después de que la exposición finalizó, por lo que concluyeron que este químico se convierte en un factor causante de lesiones preneoplásicas (alteraciones que se consideran precursoras de un cáncer).
“Si el mismo efecto que comprobamos en los ratones se produce en los humanos, consideramos que existe un aumento en el riesgo de contraer cáncer de mama en las hijas de madres que sean expuestas al químico durante la gestación”, indicó en diálogo con AUNO enrique Luque, uno de los científicos que realizó la investigación. Para el investigador, el estudio “ayudaría a explicar, en parte, la causa del significativo incremento en los últimos años en la incidencia de cáncer de mama en mujeres”.
Al respecto, un estudio realizado en abril de este año demostró que más del 95 por ciento de una muestra representativa de habitantes de los Estados Unidos registraba niveles detectables de BPA en su orina. Por lo tanto según Luque este informe permite concluir que la mayoría de la población mundial contendría niveles significativos de Bisfernol A.
El contacto de las personas con el BPA se produce, por ejemplo, cuando se calienta una mamadera de plástico. Al hacerlo, ésta libera en la leche el químico que luego ingresaría al organismo del bebé. También se dispersa Bisfernol A al interior de las latas de conserva cuando se exponen al calor.
Además, se describieron niveles del químico en la saliva de pacientes tratados con sellantes odontológicos.
La alteración observada en la glándula mamaria, y que se manifestó por la aparición de lesiones preneoplásicas en animales postpuberales, es un proceso general ya que además ocurrieron modificaciones en otros órganos. Según Luque, “se observaron en ratas machos cambios en la próstata de animales expuestos durante su gestación al BPA, y alteraciones en núcleos del cerebro relacionados con el dimorfismo sexual, y en los niveles de hormonas hipofisarias asociadas con la reproducción”, aclaró el científico de la Universidad del Litoral.
“Como consejo general, podemos destacar que es muy importante evitar las posibles fuentes de contacto de químicos con acción perturbadora endocrina”, sugirió Luque. El investigador destacó que “esta medida de precaución es mucho más importante en fetos y en recién nacidos ya que estos organismos están en formación, y la exposición con estos químicos que pasan a través de la placenta tendría un efecto adverso mucho mayor”.
Por ello, los investigadores aconsejan evitar calentar comidas o líquidos en recipientes plásticos rígidos, y que las mujeres embarazadas posterguen sus tratamientos odontológicos para luego del período de lactancia.
El estudio se inició hace aproximadamente 3 años y con la colaboración de investigadores de la Facultad de Medicina de la Tufts University de Boston, Estados Unidos; quienes desde el 2000 realizan trabajos conjuntos con la Universidad Nacional del Litoral.
A partir de 1999, el Laboratorio de Endocrinología y Tumores Hormonodependientes de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad del Litoral investiga los efectos de químicos con actividad de perturbadores endócrinos y su posible relación con el proceso de la carcinogénesis. En este marco se inscribe el reciente estudio desarrollado por los científicos sobre el Bisfenol A.
“También estudiamos la influencia de estos químicos perturbadores endócrinos con relación a sus efectos sobre parámetros que afectan la fertilidad masculina y femenina. Por su amplia difusión y contacto con los humanos, el BPA fue uno de los primeros químicos que seleccionamos para su estudio”, sostuvo Luque.
Asimismo, los científicos también han analizado los efectos del dietilestilbestrol. Políste es un estrógeno sintético que era utilizado en medicina humana y veterinaria pero en la actualidad su uso está prohibido. Por estos días, el grupo está analizando los efectos producidos por otros químicos con actividad de perturbadores endócrinos y que contaminan el medio ambiente. Por ejemplo, están estudiando las consecuencias de agroquímicos con acción estrogénica tales como: 2,4D, endosulfán y atrazina.
AUNO 18-7-05 RC-EV