Hace 36 años, durante el gobierno de facto de Alejandro Agustín Lanusse, fueron fusilados 19 presos políticos que se habían fugado del penal de Rawson, en la provincia de Chubut, y entregado luego de acordar públicamente las garantías necesarias para proteger su integridad física.
En la madrugada del 22 de agosto de 1972, a los prisioneros que habían participado de la fuga una semana antes se les impartió la orden de salir de sus celdas detenerse ante la puerta en dos hileras y fueron ametrallados.
Aquella noche fueron asesinados Rubén Pedro Bonet, Eduardo Adolfo Capello, Mario Emilio Delfino, Alberto Carlos del Rey, Clarisa Norma Lea Place, José Ricardo Mena, Miguel Angel Polti, Ana María Villareal de Santucho, Humberto Segundo Suarez, Humberto Adrián Toschi, Jorge Alejandro Ulla, Carlos Alberto Astudillo, Alfredo Elías Kohon, María Angélica Sabelli, Susana Graciela Lesgart de Yofre y Mario Pujadas.
María Antonia Berger, Albeit Camps y Ricardo Haidar, fueron los únicos sobrevivientes de las ametralladoras y de los remates uno a uno impartidos por parte de los uniformados.
La masacre intentó ser maquillada por la dictadura como un nuevo intento de fuga. Las familias de las víctimas no pudieron velar a sus seres queridos ya que en los funerales se produjeron nuevas represiones, tanquetas que entraron a los velatorios mismos y policías que reprimieron a los militantes.
A 36 años de estos hechos, el juicio oral que por esa causa está en trámite a cargo del juez Hugo Sastre está previsto para 2009. Algunos de los sospechados se encuentran en prisión domiciliaria, no obstante uno de ellos aun continúa prófugo.
La fuga había comenzado una semana aquél agosto. En el penal de Rawson convivían cuatro pabellones de presos comunes y cuatro con integrantes detenidos del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y Montoneros.
Los prisioneros políticos que idearon un plan para escapar el 15 de agosto de aquel año, se encontraban numerados jerárquicamente para la fuga.
Para cuando caía la noche lograron tomar el penal, pero los camiones que debían estar esperándolos afuera para llevarlos al aeropuerto de Trelew se habían marchado sin ellos, porque habían entendido mal una señal proveniente desde del interior del edificio.
El primer contingente, formado por los seis máximos jefes guerrilleros tomó el único coche que había permanecido en el lugar mientras que los otros 19 guerrilleros que habían logrado salir, llamaron taxis desde la guardia del penal.
El plan indicaba que todos debían dirigirse al aeropuerto de Trelew, pero quienes iban en los taxis arribarían retrasados y los ya estaban en viaje en el coche desconocían que los otros iban detrás.
Mario Roberto Santucho, Roberto Quieto, Enrique Gorriarán Merlo, Domingo Mena, Marcos Osatinsky y Fernando Vaca Narvaja fueron los dirigentes que lograron abordar un avión, que había sido previamente tomado, y escaparon hacia Chile donde el gobierno de Salvador Allende les permitió seguir viaje a Cuba.
Los otros presos que se habían escapado no correrían la misma suerte. Llegaron al aeropuerto cuando despegaba el avión que llevaba a sus compañeros al exilio.
Si bien intentaron tomar otro avión que debía arribar no tuvieron éxito ya que éste no descendió al ser alertado desde la base naval Almirante Zar.
Desde el aeropuerto, luego de brindar una conferencia de prensa, los 19 se entregaron delante de los periodistas y con la promesa de las autoridades judiciales y militares de que sus vidas serían respetadas y se dirigieron a la base naval Almirante Zar, donde serían alojados. El final de la historia es conocido y será juzgado.
PER-AFD
AUNO-22-08-08
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