Una fábrica artesanal de la localidad de Longchamps producirá hidromiel, una de las bebidas alcohólicas más antiguas del mundo, que fue consumida por diferentes pueblos a través de la historia, como los griegos, los romanos, los celtas y los mayas, pero especialmente por los vikingos.
Este vínculo que esta fermentación a base de agua, miel y levaduras tiene con los pueblos nórdicos llevó a que la presentación de la nueva bebida se haga en “La noche vikinga”, el próximo sábado a las 21 en la cervecería Longbeer.
Facundo Rodríguez Saura, cofundador de la cervecería Molice, encargada de producir la hidromiel, revela que la idea de fabricar la bebida fue a partir de su gusto por la serie Vikingos y que quieren ser los “pioneros” en su producción en zona sur del conurbano.
Destaca que el consumo de la hidromiel está creciendo en varios países como Estados Unidos, lugar que él considera de “vanguardia” en la producción de bebidas alcohólicas artesanales, pero remarca que su fama actual es por “mito” de que no produce resaca.
Alrededor de este elixir se creó una extensa mitología: los nórdicos la consideraban la bebida de los dioses; recitaban cantos resaltando sus bondades y decían que en el valhalla (paraíso vikingo) se bebía hidromiel para toda la eternidad.
También se la asocia a la luna de miel, porque los antiguos pueblos consideraban que el consumo de miel ayudaba a la fertilidad de las parejas recién casadas, por eso era una tradición que el padre de la novia le regalara al novio hidromiel durante un mes después de la boda.
La receta varió a través del tiempo y de las culturas: los mayas tenían su propia versión llamada balché, nombre del árbol de donde salían las cortezas que usaban para su preparación, y algunos pueblos de la antigüedad la elaboraban con cornezuelo de centeno (base de la droga LSD), logrando que el brebaje tuviera un efecto alucinógeno.
AUNO 19-04-2018
SO-AFG