Lomas de Zamora, abril 7 (AUNO) – Pocas instituciones y empresas tienen el extraño provilegio de aparecer mencionadas en los documentos del Banco Mundial como centros de la falsificación de marcas y evasión de impuestos. Una de ellas es la Feria La Salada que opera en un predio de Ingeniero Budge, donde algunas vez hubo piletas públicas.
Jorge Castillo, el dueño del predio, comenzó en los años de la gran crisis mendiante el alquiler de espacios a comerciantes de la zona, casi sin mucha intención de llegar a lo que llegó. Hoy además opera una radio, canales de tv internos, tiene una página web de ventas y hasta diarios locales.
Tal movimiento de dinero no pasó inadvertido para el administrador Federal de Ingresos Públicos, Ricardo Echegaray. Si bien antes la AFIP fiscalizaba que los puestos de la feria entregaran la facturación correspondiente y pagaran los impuestos, ahora puso la mirada en Castillo.
De ahora en más los administradores de ferias como la Salada deberán informar a la AFIP con lujo de detalles cuántos stands tienen en operación, cuantos días trabajan, y sobre todo, cuánto le paga cada puestero por estar allí.
La Salada, que hace algunos años fue definida por la Unión Europea como “un emblema mundial del comercio ilegal”, está ubicada a orillas del Riachuelo y recibe a unos 50.000 clientes por día. Se estima que sus puestos facturan más de 2000 millones de pesos anuales.
En un comunicado, la Cámara Argentina de Comercio (CAC) respaldó la medida de la AFIP.
La Entidad coincide con las expresiones de Echegaray en el sentido de que “en estas ferias se observa un alto grado de informalidad impositiva y previsional y que con los datos ahora requeridos, el organismo podrá combatir la evasión, el fraude marcario, la falsificación de mercadería, el empleo no registrado y que no se va a aceptar la piratería comercial y la corrupción”.
AUNO 07.06.3022
cgl
