Fin de cuatrimestre, apuntes y finales: el estrés académico en los estudiantes universitarios

Los estudiantes se estresan en esta época del año ante el final de las cursadas y la llegada de los finales. AUNO salió a recorrer los corredores de la UNLZ para charlar con alumnos, docentes y profesionales acerca del tema.

Época de exámenes en la Universidad, se acerca fin de año y en los pasillos de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ) cientos de estudiantes con apuntes y libretas esperan ser llamados para rendir los finales de materias. Taquicardias, palpitaciones fuertes, aumento o disminución del apetito, resfriados frecuentes y dificultades para dormir son algunas de las manifestaciones del estrés académico que padecen los estudiantes universitarios en época de exámenes.

La primera en relatar su experiencia es María Belén Bassni (28), una joven estudiante de la Licenciatura en Ciencias de la Educación que espera rendir su final número veinte con la materia Psicología del Desarrollo. “Estudio mucho, pero a veces pienso que no llego con todo; por ejemplo Psicopedagogía la patee, es una materia difícil, que te traba y yo estaba muy nerviosa, después fue muy lindo aprobar y ver todo el camino liberado”, cuenta en uno de los pasillos de la Facultad.

Frente a la puerta del Aula 104, Dolores Tobar (55), estudiante de Psicopedagogía tiene en sus manos un cuaderno universitario y en voz muy baja, casi como una plegaria repasa los temas de su examen. En diálogo con AUNO, relató su experiencia en la universidad: “Me preparo con el mayor tiempo posible porque entre el trabajo y la familia no tengo demasiado tiempo”. “Cuando llegás a rendir y cruzás la puerta de la Facultad parece que te olvidaste todo, pero te serenás y empezás a recordar, aunque los nervios siempre están”, agregó.   

La psicóloga, psicoanalista y docente de la UNLZ, María Martha Chaker, expresó a AUNO que el estrés en época de exámenes tiene que ver con que “los finales son una instancia cuantitativa y cualitativa distinta a la cursada” y “el factor individual es muy importante porque no todos se ponen igual frente a la instancia evaluatoria”.

“Dar un final es como dar un salto porque durante la cursada se puede ir o no a la clase, escuchar o no, hacer o no los trabajos prácticos e incluso se puede generar un ambiente familiar o intimista que depende del profesor pero, el final es una instancia donde esto se abre”, expresó la psicóloga. 

“El alumno puede llegar a ser evaluado por otros docentes que no son necesariamente con los que cursó. Además, tiene que hacer una integración de los contenidos de la materia, que los ha ido viendo parcializados y obtener una nota y que determine si aprueba o no y que por lo tanto, continúe con la currícula de su carrera. Me parece que todo esto puede generar más angustia o más ansiedad que otras situaciones”, agregó Chaker.

Con respecto a los factores que predisponen a un estudiante al estrés, la psicóloga señala que “las cuestiones personales afectan y determinan el ánimo y la predisposición a la hora de rendir un examen: las situaciones traumáticas en el área familiar y laboral durante la preparación de la materia incrementa la inseguridad y el temor al fracaso”. 

Las galerías de la Facultad poco a poco se tornaban de un claroscuro singular. Los que esperaban el llamado a rendir intercambiaban resúmenes, charlas y mates. En la planta baja del edificio estaban Victoria Novoa (22), Gabriela Méndez (41) y Bianca Merino (26), estudiantes de Ciencias de la Educación que llevaban 4 horas de espera para rendir.

“Charlamos un poco con las chicas, pero el dolor de panza aparece y también es como que se te duermen los brazos. Yo estoy muy cansada a esta altura del año. No es lo mismo rendir en agosto que rendir en diciembre que ya acarreás todo el año con el trabajo, la Facultad y todo así. Además es mucha espera y ya duele el cerebro”, expresó Novoa. 

Del mismo modo, Méndez añadió: “Aunque esta materia me encuentra más segura, la ansiedad viene, porque te ponés a pensar en todo lo que queda por rendir y cuando uno ya está en el tramo final de la carrera no puede más”. Y continuó: “Esta situación de venir a rendir es estresante, son muchos años y a veces la carrera se va trabando por las correlativas y aunque no quiero pasar más por esto, es lo que elegimos”.

“Entonces me pongo a charlar, a conversar, a tomar café, masticar chicles, porque acá estamos todos en la misma. Todos estamos viviendo lo mismo, cansados, tratando de recibirnos y la palabra ‘carrera’ es bastante representativa de lo que nos pasa, porque estamos todos corriendo atrás de un título”, agregó la estudiante.

De igual manera, Méndez señaló que “la espera en el pasillo es lo peor, porque los nervios están mucho más acumulados”. Durante la espera es habitual que cuando sale un compañero de rendir el resto pregunte cómo le fue y qué temas le tomaron.       

Del mismo modo, Damián Britez (26), estudiante de Comunicación contó que “en muchas materias no hay un criterio unificado con respecto a los temas que van a tomar” y entonces, uno queda “a la suerte y criterio del profe” que toma. “Nunca sabes lo que te van a tomar y eso genera mucho estrés y a veces terminas pateando el final”, agregó.

La profesora de Campo II de Trabajo Social, Anahí Bauer, también compartió su experiencia en la toma de finales: “Nuestros alumnes ahora están defendiendo la práctica institucional, tenemos convenios con varias instituciones y, a partir de este examen, será la inserción en el campo, donde tendrán que hacer toda su experiencia pre profesional”, explicó.

Asimismo señaló que “la experiencia es muy satisfactoria, porque hay un reconocimiento de todo lo transitado, de todo lo vivenciado y a partir de este proceso, desde el principio del ciclo lectivo a la fecha hubo un giro sustancial, no solamente con respecto a los conocimientos adquiridos sino a la autoestima, a la seguridad que han obtenido en la interacción con nosotres”.

La docente señaló que “el estrés, la adrenalina son experiencia que marcan más allá de que uno apruebe o no y, en este proceso de aprendizaje, hay que capitalizar todo lo vivenciado”. Para Bauer, “tomar el examen final como el efecto de un proceso y no como la causa” y destacó que “depende de cómo se transitó ese proceso es como se llega al examen final”.

La noche vislumbraba lluvia y el cielo relampagueante alumbraba el mástil flameante del patio, el sonido de los truenos se mezclaba con gritos de algarabía, llantos, abrazos, harina y huevos, y es que todo el estrés sufrido durante una carrera de grado se transforma en euforia cuando por fin se llega a la meta.  

AUNO-24-12-23
VC-SAM 

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