A partir de la decisión del gobierno provincial de poner un tope horario a la apertura y cierre de boliches para establecer más controles, algunos empresarios nocturnos de la zona sur del Conurbano consultados por AUNO coincidieron medidas de ese tipo y otras como poner un tope a la venta de alcohol en los locales nocturnos “no va a lograr frenar el excesivo consumo de los jóvenes ni a bajar el nivel de violencia”. Además, afirmaron que si no se aplican políticas de manera conjunta en la provincia y la Ciudad de Buenos Aires, “lo único que se logra es que algunos locales pierdan clientela y otros la ganen”.
La idea es que el horario para que los jóvenes ingresen a los locales sea entre la 1 y la 1:30 y el cierre sea a las 5:30, pero que la venta de alcohol sea sólo hasta las 4:30. El proyecto de ley promovido por el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, en un principio planteó sólo límites horarios, pero a partir de dos hechos de violencia ocurridos en La Plata durante el último fin de semana decidió ampliarlo y hacerlo más estricto a través del control en la venta de alcohol.
Frente a ese contexto, Gustavo “Cone” González, dueño del local Lithium, de Lanús, opinó que “está bien” que se implementen controles en cuanto a la venta de alcohol a menores de 18 años. Sin embargo, consideró que de esa manera “no se controla a los chicos”. Por ello, propuso que lo ideal sería que haya “más educación al respecto en las escuelas, que los padres controlen a los chicos para que no lleguen borrachos”, porque los jóvenes deben entender que “hay que salir a divertirse, no a pelear”.
Fernando Comas, genrenciador del bar Little John de Monte Grande, en Estaban Echeverria, vaticinó ante esta agencia que la medida “no va a funcionar”. Para justificar su posición, recordó lo que ocurrió durante la gobernación de Eduardo Duhalde cuando puso en marcha una medida similar debido a que en ese momento “existían arreglos” entre los dueños de los locales y las autoridades, y por eso no se logró el objetivo.
“No pasa por la responsabilidad de un bar o de un boliche, sino que está en cada uno hacerse cargo de la cantidad que toma”, respondió al ser consultado sobre la limitación a la venta de alcohol hasta las 4:30. En su criterio, “lo importante” son los controles en la calle.
Otro de los puntos de inflexión que analizó tiene que ver con los hábitos y costumbres cuando los jóvenes salen, ya que sostuvo que “desde hace más de 20 años que la gente está acostumbrada a acostarse a las 7, rota”; es decir, después de haber ingerido alcohol excesivamente.
“Pero el control no puede pasar sólo por el horario”, objetó un miembro de la Cámara que nuclea a empresarios en Brown y dueño del bar Satchmo’s de Adrogué, Pablo Offer. Según precisó a este medio, si el cliente no está en condiciones de seguir tomando “es responsabilidad del que está detrás de la barra dejar de venderle”.
Otra de las críticas la planteó Analía Gimena Mari, propietaria del bar Clúster de Burzaco (Almirante Brown), en referencia a la falta de seguridad fuera de los locales, que se podría ver potenciada al concentrarse más cantidad de gente a la hora de salida.
“Mi principal preocupación es por las peleas entre los chicos, que van a salir todos al mismo tiempo de los boliches”, aseguró la empresaria en referencia a que los públicos de los locales nocturnos en algunos lugares, como Adrogué, son muy “distintos” y suelen producirse conflictos.
“Cuando cerré a las 5.30, salieron todos juntos y fue mas lío, inclusive la gente no consigue remis”, explicó Mari. En cambio, al cerrar más tarde, a las 7 específicamente, el lugar “se va vaciando de a poquito y no hay tanta concentración afuera”.
Pero lo que no llega a abarcar el proyecto de ley del Ejecutivo bonaerense es precisamente lo que ocurre antes y después del boliche: la costumbre popular de “la previa” (juntarse a tomar en una casa antes de salir), las peleas afuera de los boliches, los hábitos en cuanto al consumo y a la hora de volver a la casa propia, son todos conceptos que quedaron excluidos de las medidas promovidas por Scioli destinadas a “frenar la violencia y el descontrol de los jóvenes” que salen por la noche.
EL CASO DE ALMIRANTE BROWN
Desde que en Almirante Brown los bares y locales nocturnos tienen que frenar la venta de bebidas alcohólicas a las 4.30, “se está vendiendo entre un 30 y un 40 por ciento menos”, afirmó el dueño del bar Satchmo’s de Adrogué, Pablo Offer, que además es miembro de la Cámara que nuclea a empresarios de ese rubro en el distrito.
En el marco del aceleramiento del “Código de Nocturnidad”, el gobierno municipal de Almirante Brown ya dispuso una serie de medidas que apuntan a controlar la actividad nocturna entre las que se destacan la creación de un registro de “patovicas”, y límites a los horarios para la venta de alcohol y el cierre de los locales.
Por otro lado, debido a la decisión de bajar el horario de cierre de bares y locales bailables a las 5.30, el propietario del local en el centro de Adrogué explicó a AUNO que la gente elije otros locales que no tienen esta restricción.
“Hacés menos de 30 cuadras y tenés un bar que está abierto hasta las 7 de la mañana”, aseguró el empresario, quien agregó que si la medida “se implementara en toda la provincia, seria equitativo para todos los negocios” y especificó que, de no incluir a la Ciudad de Buenos Aires, “la gente saldría más a Capital, como ocurrió durante el gobierno de (Eduardo) Duhalde”.
En el mismo sentido, Analía Gimena Mari, propietaria del bar “Cluster”, de la localidad de Burzaco, en el partido de Brown, dejó clara su postura: “Si quieren hacer esto, que lo hagan en todo Buenos Aires porque sino a mí me funden”.
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AUNO-03-09-09
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