Por primera vez desde que la lobotomía frontal cayó en descrédito en los años ’50, la Dirección de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos aprobó las técnicas quirúrgicas para algunos casos de Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).
El TOC es una dolencia que afecta a una de cada cincuenta personas, tanto a hombres como a mujeres. Puede aparecer tanto en la niñez, como en la adolescencia y en la edad madura pero como promedio se detecta en los jóvenes o en los adultos jóvenes. Se caracteriza por presentar pensamientos o rituales de ansiedad que no se pueden controlar, pasar largos periodos de tiempo tocando las cosas o contando; estar preocupado por el orden y la simetría; tener pensamientos persistentes de llevar a cabo actos sexuales no convencionales, o afligirse y tener pensamientos que van contra su religión.
Los pensamientos o las imágenes preocupantes se llaman obsesiones y los rituales que se celebran para tratar de prevenirlas o disiparlas se llaman compulsiones. No es placentero realizar estos ritos que el individuo se siente obligado a hacer, solo siente un descanso temporal de la incomodidad que le causa la obsesión.
La actual y extensa experiencia clínica a dado como resultado técnicas psicoterapéuticas especificas para el tratamiento del TOC, y también medicamentos. Una combinación de los dos tratamientos casi siempre ayuda a la mayoría de los pacientes.
Actualmente en los Estados Unidos se realizan cuatro intervenciones quirúrgicas, para casos en los que las personas se hallan suficientemente discapacitadas y no sin antes cumplir con una serie de requisitos de autorización, hasta contar con la firma del paciente.
Sin embargo, con esta esperanza viene el riesgo. En vista del historial de técnicas fallidas, como la lobotomía frontal, “si ese esfuerzo de algún modo sale mal, se suspenderá este enfoque durante muchos años”, apuntó el director de la división de Neuroterapia del Hospital General de Massachussets y catedrático adjunto de psiquiatría en la Universidad de Harvard, Darin D. Doughuerty.
Durante años, los médicos han realizado una variedad de procedimientos experimentales, la mayoría para el TOC o la depresión, cada uno guiado por la tecnología de imágenes de alta resolución.
El neurólogo y psiquiatra argentino Enrique Maloberti, consultado por AUNO, opinó que las intervenciones quirúrgicas psiquiátricas no son recomendables pues “el cerebro humano sigue siendo un misterio en sus conexiones ulteriores”.
“En el origen de la pregunta sobre la relación ‘mente-cerebro’, como el interrogante que contiene el binomio ‘cuerpo-alma’ o ‘espíritu-materia’, no podemos reducirnos a una mera causalidad y determinar, arbitrariamente, que una es la causa de la otra”, subrayó el especialista.
“Los cirujanos aprenden a operar, pero no conocen las respuestas que puede tener la mente”, continuó Maloberti. Mediante una intervención “podemos cambiar un síntoma, pero los humanos son mucho más complejos que eso, y nadie sabe a ciencia cierta las repercusiones que puede tener” una cirugía, concluyó.
AUNO 19-01-10 GRB EV