Lomas de Zamora, abril 12 (AUNO).- Al cabo de dos años de espera para la construcción del Hospital del Bicentenario, el Ejecutivo de Esteban Echeverría determinó que la ganadora de la preadjudicación de la obra fue una Unión Transitoria de Empresas (UTE) conformada por Pypsa SA, SES SA y el grupo Caputo SAIGF de Nicolás Caputo, uno de los hombres más cercanos al jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri. Pese a que los gobiernos nacional y municipal aseguraron que el centro de salud estaría terminado para este año —y luego que las obras comenzarían en febrero pasado—, el predio está como siempre, descuidado y con caballos pastando.
El de Monte Grande es uno de los siete hospitales del Bicentenario anunciados por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el 17 de octubre de 2008. El lugar donde sería edificado fue elegido por el intendente Fernando Gray, y se encuentra a tres cuadras de la estación de trenes de esa ciudad. Las calles Esteban Echeverría, San Martín, Rondeau y Jorge Miles son su perímetro.
Desde el inicio del siglo XX, más de mil personas trabajaron allí porque estaba en pie el ex Frigorífico Monte Grande, pero luego de que presentara la quiebra en 1986, el edificio de dos manzanas quedó abandonado por más de veinte años.
La espera de los vecinos para que ese lugar no estuviera en esas condiciones fue larga: “Hace 26 años que vivo acá, tuve que esperar 22 para que demolieran el frigorífico, y ahora esperábamos que pusieran un espacio verde. Ya no confiamos en nadie”, fue el testimonio de Julia, una mujer que tiene su casa sobre San Martín, frente al predio.
Es que varias fueron las propuestas que quedaron en la nada: una plaza, un polideportivo para que los alumnos de las escuelas de la zona pudieran hacer gimnasia, uno de los hospitales del Bicentenario, una vez más un polideportivo…
Al asumir Gray, el secretario de obras públicas Ángel Camellieri, en 2008, manifestó que la situación económica del municipio “no era la adecuada” como para llevar a cabo una obra de tal magnitud.
Durante una recorrida por el barrio, el empleado de la farmacia que se encuentra en Rondeau y San Martín, Carlos Méndez, comentó que personal de la empresa ganadora de la licitación fue a consultarle por “pozos ciegos de la zona, entre otras cuestiones de infraestructura”.
En ese momento, según dijo, le afirmaron que las obras comenzarían a principios de abril porque “les faltaba una firma del Instituto Social de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (PAMI)”, una de las instituciones que financia los cinco hospitales.
Para corroborar la información cedida por el vecino, AUNO se contactó con la empresa Caputo para preguntar sobre las demoras en la obra, pero dijeron desconocer los motivos. Consultados sobre la posibilidad de que existiera algún tipo de traba burocrática, en el sector de prensa señalaron que “no podían dar esa información”.
En tanto, también se intentó hablar en reiteradas ocasiones con el secretario de Obras Públicas, Ángel Camellieri, pero el funcionario se excusó en todas las oportunidades alegando estar “en reunión” o “dando clases en la facultad”.
* LA INCERTIDUMBRE DE LOS VECINOS*
“¿No viste el hospital? Está ahí, entre los pastos”, ironizó Armando Juacitch, señalando las dos manzanas descampadas ocupadas por caballos que pastan.
Consultado por AUNO sobre los beneficios de un nuevo centro asistencial, el hombre, que atiende una despensa en San Martín y Esteban Echeverría, comentó que desde hace años que espera que “hagan algo con ese espacio”, ya que allí “es donde debería estar la plaza que prometió Groppi”.
Según “lo que dicen los vecinos del barrio, (el hospital) va a ser una solución para descongestionar el Santamarina” que, de concretarse la obra, sería transformado en una maternidad.
“Es interesante que haya un espacio verde, para que podamos salir con los chicos, por lo menos a tomar unos mates”, contó Mónica Estévez, docente. “Cuando el lugar estaba más cuidado había gente que venía a correr o caminar, pero con el pasto así de largo y lleno de caballos no se puede”, lamentó.
Respecto de que la construcción la llevaría a cabo un socio del mandatario de la Ciudad , no se extrañó demasiado, sino que opinó que “las empresas y la intendencia siempre tienen intereses”.
Es que a simple vista se puede deducir que el lugar no está cuidado, además de que no tiene iluminación, el pasto está largo y hay bolsas con residuos tiradas. Y en dos oportunidades debieron reponer el alambrado que cerca ambas manzanas porque habían sido robados.
En el discurso de los habitantes del lugar está marcado por cuatro ejes: la esperanza de que la existencia del hospital “genere más trabajo y mejore las condiciones del barrio”, que haya “más movimiento” en la zona y que no tengan que pagar una tarifa de impuestos “más alta”, ya que está denominado como “zona residencial”.
CP-AFD
AUNO-12-04-11