Una decisión europea dispararía la autorización del uso de maíz transgénico en la Argentina

La autorización para usar semillas de maíz transgénico en la elboración de alimentos, por parte de la Comisión Europea -el organismo que regula a los países nucleados en la Unión Europea-, motivaría la decisión de las autoridades argentinas de aprobar su uso en el país.

(AUNO*) La resolución cuenta con el apoyo de los productores, que consideran la medida como un “avance revolucionario”, después del boom de la soja, aunque despertará las reacciones negativas de las entidades ecologistas, que se oponen al consumo de este tipo de alimentos.
La decisión de la autoridad europea se conoció el 25 de junio. En síntesis, la CE le solicitó a los gobiernos que la integran que autorice la venta de alimentos que contengan un tipo de maíz conocido como “RR”. Se trata de una semilla modificada genéticamente, cuya característica principal es que es resistente al glifosato, un herbicida que actúa para eliminar las malezas en este tipo de cultivo y que, a diferencia de otros, no combate al maíz.
El “RR” es un maíz transgénico porque una multinacional del negocio agrario, Monsanto, desarrolló en la semilla genes de otra especie que sí resistía al glifosato. De esta manera logró una síntesis que permitiría ampliar la producción. Actualmente, Argentina es el segundo exportador mundial de maíz, luego de Estados Unidos, y se espera que, con la masividad de su aplicación, compita con la soja, también transgénica, que en los últimos años multiplicó su superficie sembrada hasta llegar al 300 por ciento.
En Europa, un mercado en el que Argentina necesita tenr como referencia por tratarse de uno de sus compradores más importantes, este tipo de semillas no son bien vistas, aunque ahora, a partir de la recomendación a las naciones, se abrió un debate de 90 días en los que la situación podría destrabarse definitivamente.
Al mismo tiempo, en el país, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos, que lidera Miguel Campo, avanzó en los últimos días en señales para la aceptación de esta semilla, ante el reclamo de los productores, que lo ven como una necesidad para diversificar los cultivos, ampliar su negocio y, como efecto colateral, contribuir a que la tierra no sea víctima de la “sojadependencia”.
Según las estimaciones, el uso de los maíces RR permitiría ampliar la productividad en un 4 por ciento. Y, como se destacó durante un reciente congreso de “Mundo Maíz”, realizado en un hotel porteño, “su desarrollo permitirá cultivar en regiones en las que no se podía, permitiendo la inclusión de la rotación con la soja, lo que mejora la sustentabilidad y los suelos”.
AUNO mar

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