“Toda revista literaria dialoga con su presente”, dice la escritora Liliana Heker

En una entevista con AUNO, la escritor destacó a la palabra como “herramienta para representar el mundo y como representación estética”. Junto a Abelardo Castillo, Heker dirigió las revistas literarias El escarabajo de oro y El ornitorrinco.

Cuando tenía sólo 17 años, fue secretaria de redacción de la revista El grillo de papel. Liliana Heker habló sobre las características de las publicaciones, los escritores que participaron, el contexto social y político que influyó en el contenido de las mismas, como así también las dificultades económicas que sufrieron para sostenerlas.

P. ¿Que fue El grillo de papel , además de ser un antecedente de El escarabajo de oro?

R. El grillo de papel fue sobre todo una revista literaria. En verdad, se desprende de otra revista llamada Gaceta Literaria, dirigida ésta por Pedro Orgambide. Esta última era una publicación eminentemente de izquierda y apoyaba de forma incondicional al Partido Comunista. A partir de entonces, se forma toda una polémica en torno a si se debía o no adherir al Partido Comunista de la forma en la cual la revista lo hacía, y se produce así, de este modo, una separación en este (primer) grupo. Surge entonces la idea de fundar una nueva revista. Luego de discutir muchos nombres y dar muchas vueltas, se funda El grillo de papel. Allí, originariamente, estaban Humberto Costantini y una poetisa que finalmente no llegan a formar parte del proyecto.
Quienes sí dirigen luego la revista son: Abelardo Castillo, que además publica en el primer número de El grillo de papel su primer cuento, llamado El marica, Arnoldo Libertman, Víctor García Robles, que al igual que Libertman era poeta, y Oscar Castelo. A El grillo de papel me integro yo, cuando sólo tenía dieciséis años de edad, tras mandar un poema y una carta. El grillo de papel salió durante seis números solamente. En septiembre de 1959 salió el primer número. En el sexto número, cuando yo ya tenía diecisiete años de edad, era secretaria de redacción de la revista. En ese momento, habían renunciado dos de los cuatro directores y sólo quedaban Abelardo castillo y Arnoldo Libertman. El número seis fue el último número de esa revistal. Además, había sido el número aniversario aquel. A fines del año sesenta la revista fue prohibida por un decreto. Se prohibieron varias revistas de izquierda, revistas culturales. Se prohibió la revista Che, Fichero y la excelente revista de humor Cuatro Patas.

P. ¿Cómo comienza a gestarse_ El escarabajo de oro_?

R. La fundamos Abelardo Castillo y yo, en 1961. Arnoldo Libertman, que entonces se estaba por casar, de alguna manera sintió que El grillo de papel había cumplido su ciclo. Igualmente, en los primeros números de_ El escarabajo de oro_, Arnoldo Libertman era todavía director, y participó en este proyecto hasta el año 1962/ 1963, más o menos.

P. En aquellos primeros años, ¿cuáles eran los objetivos que tenía El escarabajo de oro?

R. El proyecto tenía como intención fundamental elegir textos de una enorme calidad literaria. Además, por otro lado, la revista se caracterizaba por tener ideales de izquierda, era absolutamente independiente. Se publicaron diferentes artículos de opinión, ensayos, en fin, se publicó realmente a toda una generación de nuevos escritores. Escritores tales como Ricardo Piglia, Isidoro Blaistein, Vicente Batista, Abelardo Castillo, yo misma (Liliana Heker), entre tantos otros. Por otro lado, en El escarabajo de oro se lo defendía a Jorge Luis Borges, lo que no era en verdad usual en revistas de izquierda, sobre todo.

P. Hay también una fuerte defensa a Ernesto Sábato, en el número 5 de la revista El escarabajo de oro ¿no?

R. Sí, en un principio realmente sí se lo defendió. Antes de que se publique Sobre héroes y tumbas, Ernesto Sábato publicó en la revista un anticipo de la novela. En aquel momento, sus posiciones ideológicas eran bastante más radicalizadas de las que más tarde tuvo. Sábato se encontraba entonces cerca de El escarabajo de oro.

P. ¿A qué se debía la constante alusión a El grillo de papel en El escarabajo de oro. Me refiero sobre todo a secciones como “Cazando grillos”, “Grillerías” o “El quiosco del grillo”?

R. El escarabajo de oro es una continuación de El grillo de papel, así como El Ornitorrinco es una continuación de El escarabajo de oro. De cualquier manera, El escarabajo de oro ha sido más definida ideológicamente que El grillo de papel pero, así también ésta fue una revista muy querida por sus contemporáneos, en verdad, todo fue una continuidad.

P. ¿Con qué frecuencia salía El escarabajo de oro?

R. Teóricamente cada dos meses. Durante varios años pudo salir cada dos meses, después se hizo cada vez más dificultoso sacarla. Ya en el año 1965, esa frecuencia comienza a variar cada vez más. Nosotros decíamos que era la primera revista católica, ya que salía cuando Dios quería. Todo lo hacíamos nosotros, la revista se mantenía con la venta misma. Una de las cosas que recuerdo es que el número 30 de El escarabajo de oro se había demorado muchísimo, entonces sacamos otro que fue el número 29 y medio, en fin, hacíamos lo que queríamos en realidad.

P. ¿Cómo se conseguían las publicidades en aquella época?

R. Las publicidades, en su mayoría, las debo haber conseguido yo. Iba y veía a los editores, a los quiosqueros. La revista realmente se vendía mucho. Llegaron a venderse cinco mil ejemplares, lo cual quería decir que la leían alrededor de veinte mil personas. Por ejemplo los estudiantes compraban una revista para que cuatro o cinco personas puedan leerla. Como la repercusión era evidentemente importante, y además El escarabajo de oro tenía un público privilegiado para los vendedores de libros, a las editoriales les convenía publicar en la revista, ya que salía mucho menos que un aviso en un diario y entonces todo les resultaba muy efectivo.

P. ¿Cómo se fueron acercando a la revista colaboradores de distintos lugares del mundo como Cortázar, Haroldo Conti, Carlos Fuentes, Roa Bastos, Beatriz Guido, Sábato y Nicanor Parra, entre otros?

R. Cortázar, Fuentes y Roberto Fernández Retamar estuvieron desde siempre junto en la revista. El escarabajo de oro tuvo siempre colaboradores realmente muy prestigiosos.

P. ¿Cómo recuerda a El escarabajo de oro y además, en qué medida cree que esta revista contribuyó a las letras latinoamericanas?

R. Son parte de mi obra, para mí y para todos los que hicimos la revista ha sido y es muy importante; tanto para los escritores como para los lectores de aquella generación ha sido muy importante. La revista fue una continuidad, claro que en distintos contextos políticos, sociales y económicos. Desde el año1959 hasta el año1986 cuando finalmente deja de salir El Ornitorrinco. Vale decir, una revista literaria siempre dialoga con su presente. El escarabajo de oro, en los ’60 ’70 tenía que mantener o no un diálogo con el Partido Comunista, enfrentarse a la postura cristiano/ marxista, la revolución cubana, las posiciones de Jean- Paul Sartre. En cambio, El Ornitorrinco, que sale en 1977, ya en plena dictadura militar, tenía que enfrentarse a una realidad verdaderamente distinta, las discusiones eran totalmente distintas. Se discutía entonces a cerca de la defensa o no de los derechos humanos, sobre el problema del exilio, etc.

P. El escarabajo de oro se publicó desde el año 1961 hasta el año 1974 ¿por qué cerró la revista en ese año?

R. Nosotros éramos totalmente insolventes y ya no alcanzábamos a pagar los gastos del papel de una revista a otra, de un número a otro. Firmaba pagarés, cheques voladores, y luego salíamos desesperados a cobrarle a los editores, a los quiosqueros, en fin, la situación para la revista se había tornado insostenible. En 1974 ya no había posibilidad de financiar El escarabajo de oro, y de esa forma cierra.

P. ¿Por qué se cambia, mas o menos en el número 14 de El escarabajo de oro, el acápite de Goethe “gris es toda teoría y verde el árbol de oro de la vida” por el de Friedrich Nietzsche “di tu palabra y rómpete”, que acompañaba en cada edición al título de la revista, en cada una de las portadas?

R. La frase de Goethe era el acápite de El grillo de papel, entonces decidimos que debía seguir en El escarabajo de oro. Luego nos gustó mucho más la frase de Friedrich Nietzsche porque tenía mucho más que ver con nuestra posición con respecto a la literatura y a la realidad de aquel momento: la palabra como herramienta para representar el mundo en el que vivimos y la palabra como representación estética, esa doble acepción le adjudicábamos al lenguaje entonces. Yo creo, al igual que Abelardo Castillo, que un escritor debe trabajar sus palabras, su lenguaje, sus textos literarios, hasta las últimas posibilidades, y es en ese sentido, que funciona el “di tu palabra y rómpete” de Friedrich Nietzsche.

P. ¿Por qué los nombres de las revistas, El grillo de papel y _ El escarabajo de oro_?

R. En el primer año de El grillo de papel, cuando aún yo no estaba en él, iban a ser seis los directores que, además de todavía conocerse muy poco entre ellos, integrarían la revista. Abelardo Castillo acababa de llegar a Gaceta literaria, Humberto Costantini estaba hacía un tiempo allí, y todos eran verdaderamente muy diferentes. Pensaron en aquel entonces muchas cosas, varios nombres para el nuevo proyecto literario, cada uno más feo que el otro; por ejemplo, se hablaba de nombres tales como Encuentro, El ladrillo, etc. Alguien, no recuerdo quién exactamente, llegó uno de esos días con un libro de Conrado Nalé Roxlo y lo abrió en el poema “El grillo de papel” y así fue como quedó el nombre con el que la revista finalmente se conoció.
Cuando a fines de 1960 se prohíbe El grillo de papel, Abelardo Castillo y yo decidimos sacar otra revista, así que pensamos en la continuidad de aquella. Y eso nos llevo a otro bicho. Abelardo Castillo, que había terminado su obra Israfel y además era un gran conocedor y un gran admirador de Edgar Allan Poe, a modo de homenaje decide, junto conmigo, que el nombre del nuevo proyecto tenía que ser El escarabajo de oro. Cuando deja de salir El escarabajo de oro, en el año 1974, y comienza en el año1977 el entusiasmo por sacar “otra vez” otra revista, todo indicaba que el nuevo proyecto literario debía ser el bicho más raro posible. La nueva revista sería realmente un bicho raro. Así surge El Ornitorrinco, bicho que, por otro lado, tiene formas muy raras: tiene características de mamífero, pero pone huevos, tiene pico de pato, es realmente un bicho muy raro. Fueron esos años un periodo de enorme represión, de enorme censura. Sin embargo, y pese a todo, nosotros nunca dudamos que para los lectores de aquella generación El Ornitorrinco fue una continuación de El grillo de papel y de El escarabajo de oro. ¡Por suerte!, para los censores y represores no fue así.

Ficha técnica:

Liliana Heker nació en Buenos Aires, en el año 1943. Llegó a sumarse con sólo diecisiete años de edad a la prestigiosa revista literaria El grillo de papel, dirigida entonces por Abelardo Castillo y Arnoldo Libertman. Los cuentos completos de Heker han sido traducidos al inglés. Del mismo modo, muchos de sus relatos se han publicado en Alemania, Rusia, Turquía, Holanda, Canadá y Polonia. Todos sus cuentos han sido reunidos en el volumen Los bordes de lo real (1991). Asimismo, publicó dos novelas: Zona de clivaje (Alfaguara, 1997) y El fin de la historia (Alfaguara, 1996). La crueldad de la vida (Alfaguara, 2001) es su último libro de cuentos. En 2003 publicó Diálogos sobre la vida y la muerte (Aguilar).

Entre los colaboradores permanentes del Escarabajo de oro figuran: Carlos Alonso, Isidoro Blainstein, Carmelina y Luis Castellanos, Haroldo Conti, Humberto Costantini, Beatriz Guido, Arnoldo Libertman, Marta Lynch, Elbia de Marechal, Augusto Roa Bastos, Ernesto Sábato, Dalmiro Sáenz, Raúl Schurjin y Armando Tejada Gómez, entre otros. También el cubano Roberto Fernández Retamar, los chilenos Fernando Alegría, Pedro Lastra, Nicanor Parra y Gonzalo Rojas; el peruano José Miguel Oviedo; los españoles Félix Grande y Fernando Quiñones y desde Francia, el argentino Julio Cortázar y el español Juan Goytisolo; y desde Polonia, Juozas Kekstas.

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