Según un estudio oficial, la población apoya fuertemente a la investigación científica

La mayoría de la población está de acuerdo con que “el avance de la ciencia y la tecnología es la principal causa en la mejora en la calidad de vida de la humanidad” mientras que el 60 por ciento “se opone a la idea de que aquéllas puedan traer problemas a la humanidad”, según determinó una encuesta realizada por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación.

(AUNO*) Los datos surgieron del primer relevamiento general realizado por el organismo para conocer la percepción de la población sobre la comunidad científica, sobre más de 1700 casos de todo el país. El estudio fue realizado por María Eugenia Fazio y Carmelo Polino, con la coordinación de Leonardo Vaccarezza y la dirección de Mario Albornoz, del Observatorio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva del organismo.
Con respecto a la valoración de la ciencia y la tecnología, el 82,5 por ciento se manifestó de acuerdo con que “el avance de la ciencia y la tecnología es la principal causa en la mejora en la calidad de vida de la humanidad”. Además, el 68 por ciento cree que los beneficios de la tecnología son siempre mayores que los perjuicios que pueda provocar. Mientras que la ciencia es percibida por la mayoría “#8220;76 por ciento- como un control de la irracionalidad en la sociedad.
“En contradicción con estos valores positivos, debe destacarse que para una proporción significativa (el 45%) la ciencia puede poner en cuestión algunos valores centrales, llevando a la deshumanización de la vida. El 67.2% de la población, no obstante, piensa que un avance futuro de la ciencia y la tecnología en la Argentina “beneficiará a una mayor cantidad de personas”, indicó el estudio difundido por el organismo.
Con respecto a la información de ciencia y tecnología, “se identifica una tendencia minoritaria a consumir contenidos de esta naturaleza. Algunos indicadores dan prueba de ello. El 34.7 por ciento lee noticias de ciencia y tecnología en los diarios sólo “ocasionalmente”. Otro tanto, el 34.6 por ciento, directamente no tiene ese hábito”.
“El 38.4 por ciento mira “ocasionalmente” programas de ciencia y tecnología en la televisión, fundamentalmente la televisión por cable, mientras que el 34 por ciento no lo hace nunca. También el 61 por ciento afirma no haber leído nunca un libro de divulgación científica, salvo en el período de formación educativa.
El 77.4 por ciento no utilizó nunca Internet como fuente de información científica; lo cual además tiene su correlato en el bajo acceso a Internet: el 63.8 por ciento de las personas de la encuesta no utiliza esta tecnología. La gran mayoría (78.6 por ciento) tampoco recuerda noticias científicas de la última semana.
No obstante, el 94 por ciento afirmó que “sería útil que las personas estuvieran más informadas sobre ciencia y tecnología” y se consideró que la información científica brinda básicamente beneficios culturales (34.1 por ciento), cívicos (27.6 por ciento) e idiosincrásicos (26.4 por ciento).
En otro orden, ante el nivel de desarrollo de la ciencia en la Argentina, el 60.3 por ciento de la población considera que “se hace algo de investigación científica y tecnológica”, aunque el 17.2 por ciento entiende que “prácticamente no hay investigación científica y tecnológica” en el país. “Se resalta el hecho de que la mayoría de la población (62 por ciento) afirma que no conoce instituciones locales que se dediquen a realizar investigación científica”, destacó el informe.
Además, la población asumió que la distribución del lugar de trabajo de la mayoría de los científicos e ingenieros argentinos es la siguiente: “el 33.2 por ciento corresponde a las “Universidades”, el 21 por ciento a las “Fundaciones privadas”, el 15.2 por ciento a los “Hospitales”, el 14 por ciento a los “Organismos públicos” y, finalmente, el 11.3 por ciento a las “Empresas”.
Para la amplia mayoría (84 por ciento) la investigación científica que se realiza en el país es útil, y para el 73 por ciento el Estado destina recursos “insuficientes” para el desarrollo de la investigación científica y sólo el 13 por ciento consideró la inversión pública como “razonablemente suficiente”.
La responsabilidad de que no haya mayor desarrollo científico y tecnológico en el país se atribuye en un 42 por ciento a que “existe poco apoyo del estado”, un 19.6 por ciento a que “las empresas no apoyan la investigación”, un 18.4 por ciento debido a que “a la sociedad no le importa”, un 10.7 por ciento porque “hay pocos científicos e ingenieros” y, finalmente, un 4.8 por ciento debido a que “los científicos e ingenieros no tienen una buena formación”.
En otro punto, el 44 por ciento no cree que la ciencia esté jugando un papel importante para la creación de empleo y trabajo en la Argentina, aunque el 40 por ciento desmiente esta afirmación. “Según el 88 por ciento de la población, los científicos e ingenieros que se van definitivamente del país son muchos”, se indicó. Sobre esto, hay dos motivos principales para explicar las migraciones científicas, cada uno de los cuales concita un tercio del total: los científicos en otros países “pueden investigar temas que en el país no podrían” (34 por ciento) y “en otros países pueden ganar más” (33.8 por ciento). Por otra parte, la responsabilidad del estado (18.9 por ciento) queda en tercer lugar.
Además, el 72.1 por ciento consideró que el estado “debería hacer un máximo esfuerzo” por retener a los científicos e ingenieros que se van definitivamente del país. El 83 por ciento de la población está de acuerdo en que “el gobierno debería aumentar mucho más el dinero que destina a la investigación científica y tecnológica”.
En otro orden, al ser analizado el conocimiento y valoración de la biotecnología, surgió que “es relativamente bajo”. “Solamente un poco más del 30 por ciento da una respuesta correcta ante la afirmación falsa de que “un cultivo genéticamente modificado tiene genes y los otros, no”. La manifestación de desconocimiento es la respuesta más típica (38 por ciento).
Asimismo, ante la afirmación verdadera de que “una planta o animal genéticamente modificado tiene un gen que proviene de otra planta o animal”, en este caso el porcentaje de aciertos es mayor: casi el 49 por ciento. “Sorprende, por otra parte, que solamente un 39 por ciento de los entrevistados tenga conocimiento de que en la Argentina se cultiva soja transgénica. Un 21 por ciento en relación con la salud y un 24 por ciento en relación con el medio ambiente consideran que la soja transgénica no es perjudicial, en tanto un 22 por ciento, en ambas cuestiones, opina que sí lo es. Solamente un 12 por ciento cree que tales cultivos benefician al “común de la gente” sea por reducción del precio o mejoramiento del producto. En contraste con ello, el 51 por ciento opina que son las “grandes empresas” las que se benefician con esta tecnología y un 13 por ciento adjudica este beneficio a los “países extranjeros”. El “gobierno” y los “pequeños productores” son mencionados como principales beneficiarios solamente por el 7 por ciento, respectivamente.
AUNO 10-02-04 mar

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