Reciclan baterías de celulares y logran exportar sus componentes

Desde sus plantas en las provincias de Santa Fe y Buenos Aires, una pyme recicló miles de baterías de celulares ya sin uso y, a partir del funcionamiento de un nuevo sistema, logró recientemente la exportación de hierro y níquel recuperado a Francia. La empresa IDM ya trató alrededor de medio millón de baterías.

La explosión del uso de los teléfonos celulares que se registró en el país en los últimos años, que llevó a que la cantidad de líneas habilitadas superara a las domiciliarias fijas, generó un problema a partir de la existencia de decenas de miles de baterías de aparatos sin más uso. Este inconveniente dio paso a una alternativa ambiental y económicamente rentable, ya que la empresa Ingeniería de Montajes (IDM) alcanzó un proceso que permite reciclar esas baterías en desuso.
Desde 1999 y más intensamente ahora, gracias al reciclaje permite la recuperación de algunos de los componentes que incluyen las baterías para que, una vez exportados (a la empresa francesa Societé Nouvelle D affinage des Metaux SNAM) puedan utilizarse como materia prima de nuevas cargas o pilas tradicionales.
El apoderado de IDM, Alfredo Garavano, explicó cuál era parte del problema: “las baterías de celulares deben ser tratadas porque tienen elementos contaminantes, y si no se tratasen, la acción de la lluvia y de la intemperie podría provocar con el tiempo reacciones químicas y contaminar las napas”.
Recientemente, la empresa logró exportar alrededor de 30 mil kilos y níquel, perfectamente utilizables para realizar nuevas baterías, a la firma SNAM, una de las más importantes de Europa. Las empresas con las que trabaja la firma son Unifón, Movicom Bell South y Personal, las principales operadoras del mercado.
En las plantas de IDM ya se trataron alrededor de 500 mil baterías, y se cuenta con un stock importante para seguir realizando el proceso.
El proceso por medio del cual se realiza el reciclado se inicia cuando las baterías se introducen en tubos, que luego son ingresados en un horno, que funciona con una temperatura de alrededor de 600 grados centígrados. A partir de este proceso se logra la separación de algunos componentes, como el cadmio, que se recupera inicialmente, y luego del hierro y níquel, que ahora se exportan.
A partir de su experiencia, la empresa ya se encuentra a punto de exportar directamente su sistema de tratamiento de baterías, como ya lo hizo con plantas de tratamiento de PCB, el aceite refrigerante tóxico que se encuentra, entre otros sitios, en muchos transformadores de energía eléctrica.
AUNO 24-2-04 mar

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