Periodismo desde la villa

Alumnos de una escuela de la villa 31 de Retiro lanzaron una revista pensada y realizada íntegramente por ellos, desde las secciones hasta su nombre. En ella tienen espacio tanto los problemas barriales como su mirada sobre la realidad nacional e internacional.
Por Sebastián Ochoa

(AUNO-Tercer Sector*) En la biblioteca de la escuela Bandera Argentina de Villa 31, en el barrio porteño de Retiro, una veintena de alumnos prepara la revista Realidad Escrita, cuyas notas fueron escritas a mano porque en el colegio hay una sola computadora, ubicada en la dirección. A lo largo de sus veinte páginas se expresan sin medias tintas sobre “todo lo que dijo ese Alberto Fernández” en torno a la cumbia villera y la violencia, comentan el casamiento del príncipe de España con una periodista, opinan sobre inseguridad con sus voces de circulación restringida, a no ser por los 450 ejemplares que un estudio de abogados les imprime gratis cada dos o tres meses.
Mariano García es el coordinador del taller de periodismo en el que nació la publicación y estudiante de Comunicación Social en la UBA. Cuenta que por su empuje ante la adversidad, los chicos todos de entre 10 y 13 años fueron invitados por una cátedra a dar una charla a los estudiantes que debían entregar como trabajo práctico el número cero de una revista. “Tenían más entusiasmo los chicos que los que estaban por licenciarse”, comenta García.
Quienes deciden los contenidos de Realidad Escrita son los alumnos. “Dejo que trabajen sobre los temas que a ellos les interesan” y que tienen que ver con su realidad barrial o con temas de repercusión nacional, cuenta el coordinador. De este modo, los chicos van al taller con un recorte gráfico o acercan sus propuestas, que reciben el visto bueno para seguir adelante. Las iniciativas de notas “pertenecen en un cincuenta por ciento a ellos”. Con la otra mitad, que no tiene claro sobre qué escribir, García intercambia ideas y les recomienda temas de resonancia pública que por lo general no llegan al mundo de los chicos.
Una de las discusiones que llevó García al taller fue la polémica desatada en los grandes medios cuando el Jefe de Gabinete del presidente Kirchner se despachó con su interpretación sobre las consecuencias de escuchar cumbia villera. En ese contexto, un chico se refirió a “ese Alberto Fernández”, equivocado en su pensamiento porque no entiende que “la culpa de que la gente se drogue la tiene el abandono en el que se encuentran”, o el interés por “impresionar a los amigos” analizaba el pequeño periodista. Sobre la reivindicación de este género musical hecha por el presidente Kirchner para acabar con la cuestión, los alumnos reflexionaron a favor, mientras algunos evidenciaron que lo hacía para “no quedar mal con los pobres”. El coordinador quedó impresionado por la elocuencia en la defensa que los chicos hacían del fenómeno cultural.
“Muchas veces propuse temas que quedaron olvidados, sin que nadie los siguiera”, admite García. A la vez, ellos traen temas que nunca habría pensado que les interesarían, como el de la Boda Real española. En el momento de los Juegos Olímpicos, el periodista llevó diarios que hablaban sobre el oro obtenido en básquet, pero los chicos se identificaron más con el fútbol y más particularmente con el seleccionado de Paraguay, que disputó la final con el equipo argentino. Fue así porque la chica que escribió la crónica nació en el país vecino, y dejó a un lado la presunta objetividad periodística para destacar el segundo puesto obtenido por el equipo de su país.

Muchas veces uno de los alumnos le hace un relato a García sobre lo que desea informar. Finalizada la narración, pregunta “¿y cómo lo escribo?”. “Así, como me lo contaste”, guía el coordinador. “Apunto a darles un orden para que expresen sus ideas, pero nunca les doy órdenes”, diferencia. Cuando edita las notas, emplea criterios ortográficos elementales sin intervenir en cada estilo. Pero quita el “ese” antepuesto al nombre del Jefe de Gabinete por ser innecesario, o recomienda equilibrar la información en el caso de la crónica futbolística de la final olímpica.
El taller, que se dicta los martes de 13.30 a 15.30, se desarrolla en el marco del programa Convivencia, del Ministerio de Justicia. En la escuela Bandera Argentina también se ofrecen cursos de plástica, teatro o música, que satisfacen las necesidades de expresión corporal de los chicos. El taller de periodismo, en cambio, está dirigido a prevenir y curar errores y falencias de lecto-escritura habituales.
Realidad Escrita es de distribución gratuita y puede recibirse vía correo electrónico escribiendo a mariano@octubre.org.ar. Pero García no descuenta darle al tercer número, que va a salir en diciembre, un valor simbólico de cincuenta centavos. “Serían para colaborar con la escuela, que no tiene cuota de cooperadora”, por lo que sus recursos provienen de “la venta de pizzetas y pastelitos”. Mientras casi todas los establecimientos educativos de la ciudad tienen gabinete informático, la Bandera Argentina “ni siquiera tiene internet en su única máquina”.
García nota que en los chicos del taller “mejoró el modo de expresarse: sienten la responsabilidad de informar”. Sus propias maestras leen los artículos y preguntan “¿Ellos hicieron esto?”, sin dar crédito a lo que sus ojos ven. Para el coordinador la clave está en “dejarlos escribir libres, sin presiones”. Todo lo contrario a lo que ocurre en una situación de examen.
Los periodistas de guardapolvo blanco “necesitan reconocimiento por su trabajo”, ya que la recepción en su entorno “es densa”. “A los chicos hay que protegerlos porque a medida que salen los números se van fortaleciendo como grupo, se convierten en “#732;los de la revista”#8482;”. En este sentido, García rescata que “se trata de un grupo positivo, algo que no existe en el barrio, más allá de las murgas y el trabajo de las ong”#8482;s. Los otros grupos crecen como pasto”.

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Cómo comunicarse:
Revista Realidad Escrita.
Teléfono: (011) 4957-3318.
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