Las voces que el tiempo no se llevó

Entre los festejos por el Bicentenario se escucharon también las voces de quienes prefieren correrse del discurso dominante de la historia y hablar de otro Bicentenario. AUNO habló con la socióloga Alcira Argumedo y la historiadora Ema Cibotti sobre personalidades y temas menos recordados, como las ideas morenistas, el poco conocimiento del pensamiento político de algunos próceres y los afroamericanos de la revolución.

El aniversario de la Revolución de Mayo de 1810 puso en foco la tensión entre el discurso de la historia oficial y el otro silenciado. Para la historiadora Ema Cibotti, se puede discutir “la interpretación, pero difícilmente la verosimilitud y fuentes de la historia oficial”. Entonces, el camino sería completar esa historia con otras perspectivas. Para la socióloga Alcira Argumedo, en nuestro país existe una “política de la historia” impulsada por Bartolomé Mitre, que puso el acento en algunos aspectos más que en otros. Y a lo largo de los años ha tenido preeminencia la historia que “borró el pensamiento político” de próceres como José de San Martín, Mariano Moreno o Bernardo Monteagudo. Una explicación de por qué la mayoría de los argentinos “no conocen el pensamiento político de San Martín”, subrayó la socióloga.

La historia de Mitre no destacó “el rol clave” de los pueblos originarios, los negros y mulatos en los procesos emancipatorios. Y tampoco la cultura de las comunidades aborígenes encontró lugar en ese discurso. Para Carlos Laurenci del colectivo Artistas Autoconvocados de Orán, Salta, es necesario que desde la escuela se enseñe la “verdadera historia” lejos de una educación sin todas las voces; por ejemplo, Sarmiento como prócer argentino y lo que fue en la historia de los pueblos indígenas.

Según Cibotti, entre los aspectos negados de la historia oficial figuran las raíces africanas. En la guerra de la independencia, “los negros apoyaron la revolución porque sabían que se emancipaban”. San Martín, en sus cartas, dice que los “más fieles y leales” a la revolución fueron ellos.

La historiadora resaltó además el problema demográfico durante el proceso de la emancipación. Es que el censo de 1809 revela que el territorio con alrededor de 600 mil habitantes era vasto y más allá de Córdoba no había asentamientos. Entonces, el fenómeno de 1810 fue un proyecto de emancipación que tiene un “enorme costo social”, porque fueron muy pocas las personas que habitaban el territorio para llevarla a cabo, explicó la historiadora.

Claramente había un desequilibrio entre población y geografía. Esta situación se graficó en el ejército de San Martín, que contaba con 4 mil hombres sobre una población de 50 mil en la región de Cuyo. “No había quien arara la tierra y produjera, por eso las guerras de la independencia generaron miseria y pobreza. Fue el costo humano de la lucha revolucionaria. Este aspecto es clave para ponderar una complejidad mayor en el proceso de emancipación.” Por eso, “la cuestión demográfica hay que tenerla presente en la Argentina”, subrayó Cibotti.

LOS NOMBRES QUE POCO SE NOMBRAN
Entre los hombres de Mayo, Bernardo Monteagudo fue un “gran defensor” de los indios y promotor de la abolición de la esclavitud, destacó Argumedo. La línea ideológica de ese prócer formaba parte del discurso de los seguidores de Mariano Moreno, entre ellos Manuel Belgrano, Domingo French y Antonio Berutti. Además de tener un claro pensamiento político, acompañó a los dos grandes próceres de Sudamércia, José de San Martín y Simón Bolívar, poniendo el cuerpo en la lucha. Sin embargo, su vida “fue silenciada, porque fue uno de los personajes más radicalizados de la época”, aseguró.

Frente a las ideas de estos héroes nacionales que ponían su vida por ellas, existe un desconocimiento sobre su pensamiento político y acciones. A modo de explicación, la socióloga graficó que como “el peso de los héroes nacionales no podía eliminarse, lo que se hizo fue vaciar sus ideas y recubrirlos en bronce”.

UNA DIFERENCIA MILENARIA
Para las comunidades originarias, este Bicentenario no es motivo de festejo. Claro, su existencia es milenaria. Y estos últimos 200 representan la versión del ganador, y la “verdad” todavía no vislumbra. Son años de “mentiras” y “la historia de los pueblos está enterrada”, afirman voceros de “El otro Bicentenario”, un colectivo de organizaciones que no participó de los festejos oficiales y que tuvo su propio acto en paralelo. “El Estado da acompañamiento a multinacionales que tienen más derechos que los nuestros. Hemos sido desalojados más de 500 años. Sin tierra no tenemos vida”, denunció Gregoria López, de la comunidad guaraní de Salta.

Otra de los aspectos para resaltar del proceso de Mayo es que el Río de la Plata fue el único lugar donde nunca retrocedió la revolución. Es que en el año 1814 cayeron en manos de los realistas las ciudades de Caracas, Bogotá, Montevideo, Santiago de Chile, pero “Buenos Aires no cayó nunca”, precisó Cibotti. En ese sentido, fue fundamental el esfuerzo de Manuel Belgrano para defender el altiplano boliviano e impedir que los realistas invadan el norte argentino a través de una estrategia que incluyó la gesta del “Éxodo jujeño”.

Los postulados y acciones de los hombres de la Revolución de Mayo fue “lo más vanguardista” de Occidente en esa época, según Argumedo. En occidente, el concepto de democracia más avanzado en lo social, lo político y lo cultural fue el de Sudamérica, donde se planteó abolir el esclavismo del indígena. Es que la inclusión de todos los pueblos era un ideal democrático ya presente en el pensamiento de Manuel Belgrano, Mariano Moreno y José de San Martín.

Doscientos años después, para trazar hoy un paralelo con ese tiempo “habría que realizar reivindicaciones sociales de esa magnitud”, reflexionó la socióloga. En este Bicentenario, argumentó, “tenemos la necesidad de pensar nuevos modelos sociales, procesos de reivindicación social a gran escala”.

LR-SAM-AFD
AUNO-28-05-10

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