Las Venas Abiertas de América Latina cumplen 50 años

El uruguayo Eduardo Galeano publicó ese libro en Montevideo, en 1971. De plena actualidad, se trata de la historia política y económica desde la conquista de la corona española y el papel de Gran Bretaña que incidió en las repúblicas de América Latina. Para el autor, la lucha desde hace más de dos siglo en el continente es entre proteccionistas y librecambistas. La obra cumple este año medio siglo.

En las últimas décadas el famoso libro del argentino oriental Eduardo Galeano talvez fue más elogiado que leído. Los sectores progresistas liberales, de ambos puertos del Plata, suelen tener a Galeano como referencia, pero difícilmente hayan leído a fondo Las venas abiertas, cuya publicación cumple medio siglo este año.

Vigente más que nunca, la obra cumbre del uruguayo empieza así: “La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta. Pasaron los siglos y América Latina perfeccionó sus funciones (…) La región sigue trabajando de sirvienta” [destacado nuestro]. (15)

Aquella frase en cursiva es el nombre del proyecto elaborado para nuestra comarca del mundo por Gran Bretaña y que lleva algunos siglos de permanencia: producir materias primas baratas a cambio de productos manufacturados o ahora con alto valor agregado científico producidos primero por aquel imperio y después también por otras potencias.   

Se lee en la Introducción: “Cuanta más libertad se otorga a los negocios, más cárceles se hace necesario construir para quienes padecen los negocios”. (15)

Las venas abiertas… está compuesta por la Introducción, la Primera Parte que corresponde al saqueo de la corona española y la lucha de Artigas, y la Segunda Parte  desarrolla el accionar del imperialismo británico y que subtitula “Historia de la muerte temprana” y temas del siglo XX, como el papel del FMI, bajo el subtítulo “La estructura contemporánea del despojo”.

Proteccionismo contra libre cambio      

El libro tiene una potente actualidad porque el escritor da en el centro de toda la problemática política de Iberoamérica o América Latina desde hace más de dos siglos: la confrontación entre proteccionismo y libre cambio o libertad de comercio. Escribe:

“El comercio libre enriquecía a los puertos que vivían de la exportación y elevaba a los cielos el nivel de despilfarro de las oligarquías ansiosas por disfrutar de todo el lujo que el mundo ofrecía, pero arruinaba las incipientes manufacturas locales y frustraba la expansión del mercado interno” [destacado nuestro]. (227).

Entre los temas abordados en la Segunda Parte figuran: Los barcos británicos de guerra saludaban la Independencia desde el río, Las dimensiones del infanticidio industrial, Proteccionismo y librecambio en América Latina y Las lanzas Montoneras y el odio que sobrevivió a Juan Manuel de Rosas.

También: La Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay aniquiló la única experiencia exitosa de desarrollo independiente, Los empréstitos y los ferrocarriles en la deformación económica de América Latina, y Proteccionismo y librecambio en Estados Unidos: el éxito no fue la obra de una mano invisible.

Escribe además: “Proteccionismo contra librecambio, el país contra el puerto: ésta fue la pugna que ardió en el trasfondo de las guerras civiles argentinas durante el siglo pasado”. (237) Asegura también que “los países ricos, predicadores del comercio libre, aplican el más rígido proteccionismo contra los países pobres: convierten todo lo que tocan en oro para sí y en lata para los demás, incluyendo la propia producción de los países subdesarrollados”. (134)

Crítica a los intelectuales de izquierda

Las cátedras de historia de todas las carreras de todas las universidades públicas han borrado de sus programas esta clásica obra de Galeano, que no hace indigenismo para progres y tampoco se prende a la leyenda negra elaborada por los británicos contra España y América Latina.

En cambio, pone en el centro el papel de Gran Bretaña como difusora del libre cambio y animadora de la balcanización de la América española. “Como Inglaterra, Estados Unidos también exportará, a partir de la Segunda Guerra Mundial, la doctrina del libre cambio, el comercio libre y la libre competencia, pero para el consumo ajeno” [destacado del autor]. (264)

Asegura que “desde la Sala de Comercio de Buenos Aires, fundada en 1810, los ingleses tendían sus telescopios para vigilar el tránsito de los buques, y abastecían a los porteños con paños finos, flores artificiales, encajes, paraguas, botones y chocolates, mientras la inundación de los ponchos y los estribos de fabricación inglesa hacía sus estragos país adentro”. (237)

Esa es la causa madre de las resistencias federales: Desde Artigas hasta Felipe Varela o López Jordán, tal como dice Galeano. Con otros actores y nuevos ingredientes, es el motivo fundamental de las luchas del siglo XIX. “El librecambio había provocado la crisis de sus artesanías y había acentuado la crónica pobreza de la región”, escribe en alusión a La Rioja y a otras provincias. (243).

Asegura después: “Francia integra, como uno de los ejemplares más horrorosos, el bestiario de la historia oficial. Las deformaciones ópticas impuestas por el liberalismo no son un privilegio de las clases dominantes en América Latina; muchos intelectuales de izquierda, que suelen asomarse con lentes ajenos a la historia de nuestros países, también comparten ciertos mitos de la derecha, sus canonizaciones y sus excomuniones. El Canto general, de Pablo Neruda (1955), espléndido homenaje poético a los pueblos latinoamericanos, exhibe claramente esta desubicación. Neruda ignora a Artigas y a Carlos Antonio y Francisco Solano López; en cambio, se identifica con Sarmiento”. (246).

Las fuentes

Entre la gran cantidad de fuentes utilizadas para el libro figuran textos de Sarmiento, Mitre, Alberdi, José María Rosa, Raúl Scalabrini Ortiz, Jorge Abelardo Ramos, Dardo de la Vega Díaz, Vivian Trías, José Hernández, Salvador Garmendia, Rogelio García Lupo, Luis Alén Lascano, Rodolfo Ortega Peña, Eduardo Luis Duhalde, Celso Furtado y Karl Marx, con su famoso “Discurso sobre el libre cambio”, en Miseria de la filosofía. Entre muchos otros.

Galeano valida también la literatura como fuente para examinar la explotación humana y el saqueo de recursos en Guatemala. Es el caso de Miguel Ángel Asturias y su trilogía bananera: Viento fuerte (1950), El papa verde (1954) y Los ojos de los enterrados (1960), donde narra la situación de los trabajadores en las plantaciones de la banana propietarias de empresas extranjeras, tema que está también en Cien años de soledad.

Dice sobre ese tema: “El Corán menciona al plátano entre los árboles del paraíso, pero la bananización de Guatemala, Honduras, Costa Rica, Panamá, Colombia y Ecuador permite sospechar que se trata de un árbol del infierno. En Colombia, la United Fruit se había hecho dueña del mayor latifundio del país cuando estalló, en 1928, una gran huelga en la costa atlántica. Los obreros bananeros fueron aniquilados a balazos, frente a una estación de ferrocarril”. (144).

Libro

Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina, Buenos Aires, Siglo XXI, 2010. La primera edición se publicó en Montevideo, en 1971.

AUNO-29-3-21
HRC-SAM

Dejar una respuesta