La locura hecha arte

_Psssikiatry_ es la nueva obra de la compañía Barquitos de Papel, conformada por usuarios del servicio público de salud mental. La historia transcurre en una clínica psiquiátrica muy hostil. Plantea una crítica al funcionamiento del sistema de salud pero, ante todo, a la marginación a la que es sometido quien no es considerado normal.

Nahir Escobio Buono

Lomas de Zamora, junio 22 (AUNO).- Psssikiatry es una obra de teatro dirigida por el italiano Valerio Cocco y actuada por usuarios del servicio público de salud mental. Este viernes es la última función, a las 19.30 en Espacio Sísmico (Lavalleja 960, Ciudad de Buenos Aires). “Es interesante que personas consideradas locas hablen sobre la locura. ¿Quién más que ellos puede decir cómo es eso?”, explica Cocco a AUNO. Aún después de haber visto muchas funciones, se emociona cada vez que da las gracias a los espectadores por ir a ver el espectáculo. Sus ojos se entrecierran, las lágrimas están a punto de salir.

La historia es interpretada por la compañía Barquitos de Papel, formada en 2008. Sus integrantes, Laura de Luca, Álvaro Murias y Francisco Polykretis, se conocieron en el taller de teatro del Hospital de Clínicas. “En un momento, Valerio propuso ‘desmanicomializar’ el taller, liberarnos de las cadenas del hospital; hacerlo por fuera del Clínicas y ser una compañía independiente”, recalca De Luca, que interpreta a Clara y que vive en Luis Guillón.

Psssikiatry transcurre en una clínica psiquiátrica donde un prestigioso doctor (Murias) no escucha a sus pacientes y los medica a niveles extremos, sin pensar en las consecuencias que les puede provocar, con el fin de calmar eso que la sociedad considera como anormal o que altera el orden establecido.

Su asistente (Polykretis) es un enfermero que no emite palabra ante estos hechos, pero que con sus gestos lo dice todo. Su profunda mirada deja ver los sentimientos que está reprimiendo, una mezcla de resignación ante la autoridad y ganas de revelarse contra ella.

A Clara (De Luca) la encuentran bailando y cantando en la calle. Consideran que su conducta no es normal y la encierran con una camisa de fuerza. Esa prenda, que representa la represión, se transforma en libertad cuando logra desprenderse de ella. “Para mí es una liberación interior. Es más que un chaleco de utilería: es sacarse la cadena del mandato social de que tenés que ser así o asá”, confiesa la actriz.

La obra es una crítica al funcionamiento del sistema de salud, el negocio de la medicina con los psicofármacos y la marginalidad de los pacientes por parte de la sociedad.

Es una creación colectiva y representó un “desafío” para los actores. Para su realización no se basaron en un guión porque los medicamentos que consumieron o consumen les quitan “la posibilidad de prestar atención y concentrarse por mucho tiempo”, aclaró Murias.

Barquitos de papel es más que el nombre de la compañía teatral: es su manera de pararse frente a la vida. Los actores coinciden en que el barco es un trasporte que puede navegar por un montón de rutas, cruzar un charco, un lago y hasta un mar. Eligieron que sea de papel porque representa la fragilidad. Aunque se moje, aseguran, continuará avanzando sin retroceder, como lo seguirán haciendo ellos.

Psssikiatry hace que los espectadores repiensen cómo miran a las personas que son usuarias de algún tipo de servicio de salud mental. Pero va más allá de eso. Busca que los sujetos se interpelen cómo ven a las personas marginadas y deja un mensaje de inclusión social. “Hablamos del tema psiquiátrico porque venimos de ese lugar, eso sabemos y eso vivimos. La psiquiatría es una más de las represiones que hace la sociedad”, sentencia De Luca.

Valerio Cocco, el director, acompaña al grupo desde que lo invitaron a dar una clase de mimo en el hospital de día. Desde ese momento supo que “lo interesante que tienen estos actores es que poseen una verdad escénica dificil de lograr por personas que estudien teatro hace varios años”. Además, agrega que ellos tienen un mundo “lleno de poesía” y que hay que dar lugar para que esas voces “suenen fuerte”.

“Laura, Álvaro y Francisco logran trasmitir muchas emociones y conmueven al público. Arriba del escenario son auténticos y verdaderos; se liberan de todo tipo de restricción o miedo de ser marcados como distintos. Ellos pueden asumir sus propias dificultades y salir de ese lugar de marginación en el que alguien, sin consultarles, decidió que tenían que estar”, concluyó Cocco.

AUNO-22-06-2016
NEB-MDY

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