El “Milrayitas” también sufre con el traspaso irregular de juveniles

La entidad del sur del GBA perdió a varios futbolistas de las divisiones inferiores. En un mano a mano con AUNO, el presidente del Fútbol Amateur, Norberto Barros, reseñó algunos casos de chicos que se fueron de la institución sin avisar a los directivos. Además, comentó lo difícil que resulta en la actualidad mantener a los jóvenes jugadores dentro del club. “Necesitamos recursos para poder defendernos”, sintetizó.

Matias Mazzocchi

En el último tiempo salieron a luz diversos rumores acerca del continuo “robo” entre clubes de jugadores del fútbol amateur. El vicepresidente primero de Lanús, Nicolás Russo, fue el que puso esta cuestión sobre la mesa con la pérdida del juvenil Matías Blanco, que dejó la institución sureña para incorporarse a Boca. Sin embargo, estos casos entre equipos de Primera División son pocos en comparación con los padecimientos de los clubes de menores recursos. Y uno de los tantos perjudicados es Los Andes, que viene sufriendo una gran sangría en las divisiones formativas por el continuo éxodo de juveniles.

En diálogo con AUNO, el presidente del Fútbol Amateur de Los Andes, Norberto Barros, comentó los problemas y las complicaciones que afronta la institución del Sur del Gran Buenos Aires. “Nos pasó varias veces. Tuvimos un cierto número de chicos que sin avisar se fueron a probar a otros clubes sin nuestro consentimiento. Ellos son patrimonio del club y, a veces, los equipos grandes nos quieren sacar del medio para no hacer las negociaciones correspondientes”, señaló.

Y agregó: “Cuando un chico pisa un equipo grande, porque los llevan hacer una prueba, le piden el pase. Ahí, nos tiran el problema a nosotros. El padre te encara y te lo pide. Nosotros no se lo damos porque es jugador de club. Después terminamos siendo los malos de la película porque no dejamos crecer al jugador. Que nos tiren el problema de esta manera es lo que más me disgusta”

Casos que llegaron a arreglos

Acostumbrados a que el poderoso le tuerza el brazo al más pobre, Barros eligió ir en contra de la corriente para evitar que Los Andes se quedara con las manos vacías ante algunos casos de juveniles decidieron irse sin avisar a equipos de Primera División.

“Hay dos casos de chicos de categorías 97 y 96 que se fueron del club y ahora son jugadores de Boca, sin que nosotros nos enteráramos en ese momento”, denunció Barros, que actualmente se encuentra en tratativas para cerrar con un convenio con el club de La Ribera, con el objetivo de quedarse con una porción de los derechos económicos de los jugadores cuando se conviertan en profesionales.

“Estamos cerrando un acuerdo con los dirigentes de Boca para no perder la totalidad de los jugadores. El acuerdo estipula que Los Andes se quedará con el 30 por ciento de futura venta, cuando los chicos sean profesionales. Por lo menos, con esta cláusula, no perdemos la totalidad de los jugadores”, remarcó.

Y siguió con el caso de otro futbolista de Cuarta División: “A Leguisamón se lo llevó Vélez. Dentro de todo, los dirigentes se portaron bien porque nos avisaron que el chico estaba allá, y querían firmar un convenio por el jugador. Tuvimos reuniones, pero no llegamos a un acuerdo que dejara conformes a las dos instituciones. Automáticamente, el chico volvió a Los Andes”.

Con estos jugadores Los Andes tuvo un final feliz, ya que se podrá mantener un porcentaje de los pases o, en el otro caso, lograron que el juvenil regresara a la institución –luego, por algunas semanas, Leguisamón integró el plantel profesional del “Milrayitas”-.

Moneda corriente

Todos los casos no terminan de la misma manera. Los clubes que se apropian de los jugadores ajenos tienen ciertos recursos para esconder al futbolista por dos años hasta que logre la libertad de acción de la otra institución. Con esta maniobra, tienen la posibilidad de negociar directamente con los padres sin ningún impedimento legal porque un chico que no juega por dos años automáticamente queda libre.

“Esta es una cuestión en la que tenés que mirar y fijarte a todo momento porque cuando te descuidás los chicos desaparecen. Ahí debes salir como loco a buscarlos porque desaparecen y no regresan. Esto sucede a menudo en las categorías más chicas. En las mayores tanto no pasa porque el chico tiene que esperar dos años para jugar”, explicó.

Por eso, los clubes como Los Andes tienen la necesidad y la obligación de salir a rastrear a los jóvenes para no perder patrimonio del club. Una tarea más parecida a la de un servicio de inteligencia que a una institución deportiva. “Con Banfield nos pasó algo de este tipo. Un día, un chico categoría 93 desapareció. Inmediatamente empezamos hacer un rastreo y lo detectamos en Banfield. Dos años estuvo sin poder jugar y Los Andes perdió la totalidad de ese jugador”, contó Barros.

“Las tratativas para las transferencias de chicos de las divisiones inferiores tienen que ser primero mediante los clubes. Después, tras el acuerdo entre las instituciones, el chico se prueba o no. Si el chico se prueba antes en Boca, en River o en algún equipo importante, a Los Andes no va querer volver porque verá las diferencias en la infraestructura y no se va a querer ir de ese lugar. Así, nosotros arrancamos las conversaciones en una posición desventajosa”, señaló.

Los clubes y la patria potestad

Al hablar de menores de edad, el uso de la patria potestad es un recurso que les permite a los padres tener la última palabra en la discusión sobre el futuro de su hijo. “Manejan a los padres como quieren. Les ofrecen un viático o los ponen a trabajar en el club. Además, por las necesidades que hay en nuestra zona, que es de muchas carencias, fácilmente los convencen. Por eso, siempre los padres se tiran para el lado de los clubes grandes”, explicó Barros

Y concluyó: “Tuvimos conversaciones con los dirigentes de los equipos grandes y se firmó un acuerdo para que acabar con el robo de jugadores. Pero siempre algo hay. De esta manera, ellos son los más beneficiados”.

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AUNO 05-05-09
deportes@auno.org.ar

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