*El granero del mundo visto por un amigo de Roca

El presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, ayer en la exposición ganadera, insistió en retrasar 100 años el reloj de la Argentina y volvió a repetir una serie de zonceras vinculadas a 1910. El centenario oligárquico se celebró con represión, estado de sitio, asesinatos de obreros y policías, bombas, corrupción, sin derechos laborales y sin elecciones transparantes. Aquí se reproduce una nota publicada por la revista El Cruce cuya base es la visión que tenía Bialet Masse en torno a los años a los que pretende volver la oligarquía nativa y algunos partidos de la derecha doméstica.

H. Raúl Campos

Cuando Joaquín V. González era ministro del Interior de la segunda presidencia del general Julio Argentino Roca designa a su amigo Juan Bialet Massé por decreto del 21 de enero de 1904 para que lleve a cabo un relevamiento sobre el estado de la clase obrera en el país.
El régimen de entonces quería saber dónde estaba parado y qué ocurría en el territorio nacional. Quería corroborar con un estudio sistemático lo que su olfato político o conocimientos parciales les estaban indicando.
Tanto Roca como González sabían perfectamente que las cosas no andaban bien porque frente a sus narices ocurrían movilizaciones y protestas que se multiplicaban por todo el país, en reclamo de mejores condiciones laborales y salarios dignos, manifestaciones que el régimen mismo mandaba a reprimir con crueldad.
En los fundamentos del decreto, González y Roca dicen que quieren saber, entre otras cosas, “las tendencias y resultados de las asociaciones gremiales que se han constituido en el interior (…)” y también sobre “la situación de la clase trabajadora nativa, en comparación con la extranjera”. Los fundamentos de la norma están impregnados de nativismo conservador, la corriente estética ideológica en la que se halla inscripto aquel ministro roquista.
La Argentina deambulaba en aquel tiempo por la división internacional del trabajo diseñada por Gran Bretaña para los países como el nuestro condenados a ser meros exportadores de materias primas mal vendidas. Ese diseño británico “consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo que hoy llamamos América latina, fue precoz: se especializó en perder desde los tiempos remotos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta”, escribe Eduardo Galeano en Las Venas abiertas de América latina.
José María Rosa dice que los inicios del siglo XX estuvieron dominados por “la crisis de la economía mundial: los excedentes de lana saturaban el mercado internacional y las tasas de interés sufrían un fuerte aumento en Estados Unidos y Europa. La estructura dependiente de la economía argentina hizo que los efectos de la crisis golpearán al país, agravados por factores de orden interno: Cumplido el primer quinquenio, el alza del costo de vida encareció los alimentos, los mismos que la Argentina exportaba, que se tornaron escasos en el mercado interno y aumentaron los conflictos laborales”. Suena a amarga realidad en el siglo XXI.
El modelo agroexportador oligárquico ya había explotado unos años antes del centenario: En 1890 ocurre un desastre que conmueve al país y que queda registrado también en las novelas La Bolsa (Julián Martel), Quilito (Carlos María Ocantos) y Horas de fiebre (Segundo Villafañe), saga que más tarde la crítica denominará ‘el ciclo de la Bolsa’. Para el momento en que Bialet Masse recorre el país, actúan las corrientes del anarquismo argentino, que crearon bibliotecas, nuevas formas de luchas, centros culturales e introdujeron nuevos lenguajes, todo condimentado con una feroz represión estatal a todo aquel que se moviese y perturbase ‘el orden’ conservador.
Bialet Massé era un médico socialista de origen catalán amigo de González, de Roca y de otros personajes del sistema político que dirigían el país y que había llegado a la Argentina en 1876. El 30 de abril de ese mismo año presenta el resultado de su trabajo en 1200 páginas con estadísticas, estudios comparativos, exámenes de suelos, climas, producciones y situación de los trabajadores; señala abusos, describe las penurias de las mujeres, niños e indios de la Argentina y propone soluciones.
El médico español recorre todo el país, conversa con trabajadores de todos los oficios, se interna en todos los rincones donde se trabaja; camina la campaña en todas las direcciones; se traslada en tren y a pie; utiliza el caballo, la mula y embarcaciones; visita tolderías, obrajes, minas, estancias y es testigo directo de los abusos que se cometen en las proveedurías y fuera de ellas.

El hambre lento en el granero

El relevamiento después se denominó Informe sobre el estado de la clase obrera 1. El imponente trabajo elaborado sobre la situación social y laboral de todo el país está repleto de amargas verdades y es como una cachetada al rostro de los mismos hombres del sistema político que lo habían encomendado.
A pesar de que se trata de un socialista afecto a la historiografía oficial y empleado por el poder, no puede ocultar el lamentable estado en que estaba sumida toda la Argentina. Por otra parte, el Informe es un escrito silenciado, poco conocido y escasamente reeditado porque describe con severidad la realidad nacional.
La obra desmiente la infantil mitología nacional del bienestar general, del país del ‘ganado y las mieses’ y la zoncera de país ‘granero del mundo’, todos mitos fundacionales que empiezan a consolidarse definitivamente en esa etapa y que las nociones escolares, los nativistas y nacionalistas aparecen como los principales impulsores de esas fórmulas simbólicas, a pesar de que el trabajo de Bialet Massé refuta todo eso en forma rotunda.
El médico saca a la luz las realidades de las provincias de González y de Roca y aporta datos contundentes de la escena nacional que se estrellan contra el propio ideario político e ideológico de quienes los mandaron a relevar el país: “En este país tan superabundante y rico hay algo de anómalo. Los ganaderos escogen para la exportación los mejores novillos; esas excelentes carnes se venden a Europa á más bajo precio que la inferior que se deja para el propio mercado. Comemos lo inferior y lo pagamos más caro”.
Acota que “mientras las costureras de Tucumán y La Rioja sienten los efectos de la ración insuficiente, del hambre lento, que degenera la raza, se ostentan rodeos por decenas de millares y hay vacas y ovejas por millones”.

La provincia de González

Bialet Massé asegura allí que “estudiando ahora el estado actual de las clases trabajadoras en La Rioja, encontramos: que ellas se hallan en un estado deplorable; que sienten ya los efectos de la alimentación insuficiente; que sus brazos van á ser pocos para la minería misma, por la inmigración que produce el actual estado de cosas (…)”
Dice que cuando va a La Rioja dialoga con mujeres que sobreviven lavando ropa: “Le pregunto por el ama de uno de mis niños, murió tísica, y la hermana murió tísica y la madre también; tres niños se le murieron y queda una muchacha recogida y ya está tísica también. Una familia acabada por la tuberculosis”.
La realidad golpea de tal manera la conciencia de quien lo escribe, después de haber visto en el terreno la dura realidad social y laboral, que no se limita sólo a describir lo observado, sino que propone soluciones y los destinatarios reales de los pedidos tienen una doble condición: son sus amigos y además gobiernan la Argentina desde los más altos cargos nacionales.
Bialet Massé escribe en la presentación del trabajo que “sólo los explotadores han evitado darme datos con cualquier pretexto, ó han pretendido engañarme, dándolos falsos; pero como por otros conductos he podido averiguar la verdad, el engaño ha sido inútil”.
Esas son sólo algunas muestras de un trabajo amplísimo que expone cruda y objetivamente el estado catastrófico en que se hallaban los de abajo en el país estancia o granero del orbe hacia el centenario de la patria. Una época en la que algunos empresarios rurales pretenden volver, atrasando el reloj cien años, porque se trataba de un momento en que la oligarquía relinchaba de placer, mientras el “hambre lento” y la “tuberculosis” se imponían entre los conventillos porteños de inmigrantes, entre los indios chaqueños o las costureras riojanas y tucumanas.

*Nota publicada con el título ‘El granero del mundo visto por Bialet Masse’ en la revista El Cruce, año 2, Nº 3, pp. 46-47, 2010. Publicación mensual de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora.

1. Bialet Massé, Juan, Informe sobre el estado de la clase obrera, Buenos Aires, Hyspamérica, 1985, 2 volúmenes.

AUNO 01-08-10
HRC

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