El cielo puede esperar

Con un cabezazo de Víctor López, el “Taladro” derrotó a Tigre (1-0) y se afianzó como el único líder del Apertura, cuando resta una fecha para la finalización del certamen. Newell’s venció como visitante a Gimnasia (2-0) y sigue como escolta, a dos puntos de la cima. El domingo, el equipo dirigido por Julio César Falcioni buscará consagrarse campeón ante Boca en la mítica “Bombonera”.

La ilusión de Banfield está intacta. Cuando parecía que la gloria se le escapaba, a minutos del final, el conjunto dirigido por Julio César Falcioni se tiró de cabeza al campeonato. Por eso, quedó a un paso de escribir la página más gloriosa de su historia, que tendrá un capítulo final en la “Bombonera”. Nada más y nada menos. Para cerrar un año de novela, en el que el conjunto del Sur del Gran Buenos Aires puede grabar su nombre con tinta fresca en el libro grande del fútbol argentino.

No le queda casi nada para terminar su obra cúlmine. Para eso fueron necesarios 84 minutos de un drama con muchos condimentos, y un testazo de Víctor López —¿en off side?— que le dio un poco de aire al desenlace. Algo demasiado necesario para este protagonista estelar del Apertura, que tiene que luchar aún contra su ansiedad y su propio nerviosismo. Por eso, todavía nada está dicho aunque la vuelta está ahí, a tiro.

Es que miles de emociones envuelven al “Taladro”. Eso se vio durante todo el encuentro frente a Tigre. Quizá la responsabilidad o la presión de haber jugado con el resultado puesto de Newell’s –que le había ganado 2-0 a Gimnasia—, lo hicieron vivir el desarrollo con la sangre caliente. Por ello, pareció que la criatura de Julio César Falcioni vivió el compromiso con los músculos tensos. En un escenario ardiente, colmado de ansia y agitación.

Tal vez ahí pueda entenderse por qué el local jugó sin tanta planificación y estrategia. Siempre manteniendo la serenidad, pero sin hacerle tanto daño al rival. A saber, en todo el primer acto, Banfield generó sólo dos chances claras de gol: un bombazo de James Rodríguez que se estrelló contra el travesaño y un tiro cruzado de Julio Barraza. Nada más.

Sin embargo, siempre mostró una actitud tendiente al intento. El sacrificio y la transpiración nunca faltaron, si bien nunca consiguió hilvanar juego con claridad. Cegado en busca de la victoria, Banfield tiró una y otra vez centros cruzados al área visitante, que por momentos estuvo resguardada hasta por seis defensores.

Por eso la última parte estuvo plagada de emociones. Porque con esa disposición el local fue empujando al “Matador” hacia atrás, llevándolo a pararse casi sobre la línea de su arco.

Nuevamente Walter Erviti tuvo su momento, cuando frotó la lámpara y armó una jugada que se fue apenas afuera. También hizo su intento Santiago Silva. Y a partir de ahí comenzaron los suspiros. El suspenso se hacía cada vez más inquietante, los corazones latían cada vez más rápido y la tensión comenzó a hacerse dueño del desarrollo.

Las dudas llegaron hasta el final. Que no se descubrió al menos hasta llegar a lo último. Hizo esperarse el desahogo. Pero finalmente llegó, a seis minutos del límite. Justo cuando volvían a aparecer algunos fantasmas de 1951, que fueron espantados inmediatamente por el héroe de la noche: Víctor López, que con un cabezazo preciso le dio un nuevo momento trascendental a esta historia que nunca se olvidará.

La novela todavía no está terminada. Lo que sí, se sumó una nueva página dorada a esta gran obra, que puede tener un gran final. El desenlace puede ser feliz, como lo desean todos los seguidores de Banfield, pero para saberlo habrá que esperar. Quedan cuatro días…

AUNO-10-12-09
NS-LDC
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