Dánica Llavallol: el fantasma de la flexibilización, la lucha y las negociaciones

La planta estuvo cerrada durante dos semanas. Se abrió una conciliación obligatoria de 15 días.

En el marco de una conciliación obligatoria de 15 días entre los trabajadores y los propietarios de la planta de Dánica en Llavallol, el lunes por la mañana tuvo lugar la primera audiencia con el Ministerio de Trabajo bonaerense en la que se inició una negociación que continuará el martes 3 de noviembre.

Del 6 al 19 de octubre los empleados no pudieron entrar a la fábrica a trabajar debido a un “cese de producción por tiempo indeterminado” comunicado a través de una fotocopia pegada en la entrada. Recién el martes 20 los propietarios decidieron acatar lo dictaminado el lunes 19 por el Ministerio de Trabajo: la reapertura de la sede.

El representante de los trabajadores, Javier Castillo, en diálogo con AUNO aseguró que hubo “un cierre temporal para reacomodar” y discutir el pasaje de los 130 empleados del convenio aceitero al convenio alimenticio, objetivo que la compañía perseguía desde agosto.

La empresa quiere cambiarnos de convenio para reducir costos porque el cambio implicaría una rebaja salarial del 40 por ciento, lo que quieren hacer es una flexibilización laboral encubierta”, advirtió Castillo.

El delegado de los trabajadores describió el regreso a la fábrica como “un pequeño respiro para renovar la energía” y estimó que “dentro de un mes o 20 días” deberán volver a manifestarse en defensa de sus puestos de trabajo. Existe la posibilidad de que la conciliación sea de 25 días en vez de 15 si el diálogo entre las partes así lo requiriese.

En la primera reunión con el Ministerio de Trabajo bonaerense en el escenario de la conciliación obligatoria se abordó el cambio de convenio laboral que pretenden los empresarios, pero no hubo una resolución concreta.

Amenazas por un cambio

El jueves 1° de octubre, el Ministerio de Trabajo bonaerense inspeccionó la sede de Dánica en Lavallol porque los trabajadores denunciaron que los amenazaban con despedirlos o con cerrar la fábrica a menos que firmaran el cambio de convenio.

“Mientras el Ministerio recorría la empresa, ellos tenían en una oficina a siete u ocho personas tratando de convencerlos para que cambien de convenio. Cuando nos acercamos a la oficina un compañero levantó la mano y avisó que los estaban apretando”, detalló el delegado del Sindicato de Obreros y Empleados de la Industria Aceitera (SOEIA).

A los 30 trabajadores que se encuentran de licencia por pertenecer a la población de riesgo debido a enfermedades cardíacas o hipertensión también los amenazaban llamándolos a su casa. 20 de los 130 empleados firmaron el cambio de convenio “por el hostigamiento constante de la empresa”, sostuvo Castillo.

El cierre y la lucha

El martes 6, tras dos semanas realizando tareas de limpieza y reacomodamiento, los operarios se enteraron por una fotocopia pegada en la entrada que la empresa cesaría la producción “por tiempo indeterminado” porque había “agotado todas las instancias para que la planta siga funcionando”. A ninguno le había llegado el telegrama de despido.

Como la puerta estaba cerrada con candado, resolvieron realizar un acampe pacífico en la vereda que levantaron cuando volvieron a trabajar el martes 20. Además realizaron dos manifestaciones: el jueves 8 hacia la Municipalidad de Lomas de Zamora para presentar un petitorio y el miércoles 14 en la rotonda de Los Pinos, en Burzaco.

En las dos semanas que duró el cierre, el Ministerio de Trabajo bonaerense emitió dos dictámenes que el Grupo Beltrán, dueño de Dánica, decidió ignorar: la empresa debía reabrir, pagar los sueldos adeudados -dictamen que acataron la semana pasada- y presentar los balances de los últimos tres años.

AUNO-29-10-2020
MLH-MDY

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