Un espacio colectivo para la cultura

Lo crearon seis organizaciones del sur del Conurbano dedicadas a actividades culturales en los barrios. “Implica una reapropiación de espacios públicos”, de las plazas, calles mismas, escuelas, universidades y centros culturales “como lugares de inclusión y encuentro”, sostienen.

El trabajo diario en sus propios espacios permitió que sus caminos se cruzaran. La “búsqueda para desterrar la idea de cultura como mercancía” es meta singular y compartida de cada colectivo, coincidieron las referentes de dos centros culturales anclados en el sur del Conurbano bonaerense. Igual de concluyentes fueron al momento de decir que “la unión hace a la fuerza”, una certeza que sostiene y da origen a la flamante Red de Espacios Culturales que fundaron ellos y otros cuatro colectivos.

Se trata de la Red de Espacios Culturales, un “círculo alternativo” que los colectivos que desarrollan actividades de compromiso social a través del arte y la cultura en los diferentes barrios decidieron comenzar a forjar para “compartir experiencias, discutir e intercambiar ideas para fortalecer el trabajo que cada una de las organizaciones viene haciendo por su cuenta en sus diferentes espacios de acción”, explicaron.

Es “un ámbito común donde poder coordinar las actividades que se realizaban en cada lugar por separado”, definió Sandra Pérez, integrante de La Casa de Trabajadores y Trabajadores Fuentealba, de Temperley a la iniciativa que concretaron hace menos de un mes junto con el centro cultural y comunitario “La Toma”, de Lomas de Zamora; el cine club documental “Alondras para Espejos”, asentado en Burzaco; y el colectivo de cine popular “La Luciérnaga”, de Remedios de Escalada; más el Frente de Artistas Víctor Jara y el Frente Cultural “Raymundo Gleyzer”. Además, cuentan con el apoyo de la revista Sudestada y la asociación civil “La Vieja del Andén”.

No hay porqué entender al espacio como algo cerrado y exclusivo, camino al que podría llegarse a partir de la utilización de la idea de “círculo alternativo”. Todo lo contrario. Los integrantes se zambullen sábado a sábado en discusiones alrededor de las maneras de hacer crecer y dar forma al proyecto sin perder nunca de vista el objetivo final: “Es un proceso interno, hacia el funcionamiento mismo del grupo y a la vez externo, porque el eje es siempre el ‘cómo llegar a los barrios’”, agregó la integrante de “La Luciérnaga”, Florencia Pietracone.

Desde ese colectivo popular de cine que integra, la joven profesora de música explicó que “existe entre los grupos un entendimiento compartido de la cultura como un patrimonio del y para el pueblo, y no como una mercancía, privilegio único de aquellos que puedan pagarla”.

En ese sentido, Pérez añadió que “lo que se busca es una ruptura con la visión que impone un sistema instalado. Buscamos un cambio cultural que indefectiblemente tiene que ir de la mano en un cambio social”. Y en esa transformación, que desde los espacios que forman la red se abarca desde la cultura, “también implica una reapropiación de espacios públicos, de las plazas, de las calles mismas, de escuelas, universidades, centros culturales y barrios –-remarcó— como lugares de inclusión y de encuentro. Es una reafirmación de la necesidad de originar nuevos y mas fuertes lazos sociales”.

Las jóvenes aseguraron que el nacimiento de la red es un intento de reforzar esa postura, “de ampliar el espectro de acción y llegada que cada centro tiene por separado”, señaló Pérez. Juntos, planean “retroalimentar” la manera de trabajar que cada espacio desarrolla por su cuenta. “La cultura es una praxis inmersa en un determinado contexto social que debe forjar y sostener un compromiso con ese entorno”, apuntó Pietracone.

Algo así pudieron palpar al cabo de la primera actividad “hacia el afuera” que como Red de Espacios Culturales llevaron a cabo el 22 de agosto pasado. “Una jornada larga”, que contó con proyecciones y charlas debate en torno al aniversario de la Masacre de Trelew, el 22 de agosto de 1972. “Más de 100 personas pasaron por La Toma –-espacio dónde se llevó a cabo el evento—. Muchos representantes de centros culturales de la zona expresaron sus ganas de sumarse a la red. Varias veces la unión cuesta en esta clase de espacios. Lo más importante fue coordinar una actividad juntos”, consideró la integrante del espacio de Temperley.

No obstante, la apuesta es a más. Si el primer paso fue dejar de apuntar a microespacios para “abarcar la zona sur del conurbano” la meta inmediatamente posterior es ampliar e globo con la idea de “generar un cambio en la cultura basada en otros valores”, añadió.

Entre los planes a futuro, que aún están en plena discusión, ponderan la puesta en marcha de actividades públicas en plazas y centros culturales barriales. “Pensamos en proponer a los espacios que trabajen con la comunidad durante algunas semanas algún eje en particular, para luego confluir con las conclusiones y las producciones artísticas que surjan de ese trabajo en una jornada que abarque la totalidad”, explicó Pérez.

AMB-AFD
AUNO-28-08-09
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