Perros, hongos, árboles… colores sobre la pared

Crees es un artista callejero de Monte Grande. Pinta murales para decorar el barrio donde nació, para que haya colores en lugares donde no abundan, para que cobre vida una galería de seres simpáticos y coloridos que habitan inmóviles sobre una pared.

Fernando Núñez*

Lomas de Zamora, septiembre 15 (AUNO).- Los ojos de Crees brillan mucho mientras habla de grafiti. Cuando se concentra en la pintura que escupe el aerosol, el brillo no desaparece pero se transforma. Es cuando sucede la magia, el momento en que se forman los personajes y los escenarios que el artista dibuja para crear su mundo colorido.

Cuando le preguntan por su comienzo, dice que fue hace siete años. Al toque precisa que en esa época fue cuando su estilo tomó un rumbo claro: dejó de hacer letras, una de las expresiones más tradicionales del grafiti, y dio vida a sus personajes.

“Lo primero que hice fue escribir mi nombre, pero no me gustaba verlo escrito por ahí. Hasta que conocí la obra de un artista español que hacia un pez, y me re gustó. Entonces, inventé un perrito blanco con bordes negros, lo sacaba de un costadito de la pared, como si fuese tímido. Después le agregué colores, y así llegó la necesidad de inventar otros personajes. Todos nacen a partir de formas geométricas”, cuenta el grafitero.

Los habitantes del mundo mural de Crees tienen ojos que brillan como los de él. Expresan varios sentimientos humanos: confusión, alegría, delirio.

La obra de Crees es una composición caótica, multicolor, agradable, que nace de la inspiración frente al muro, porque no es de “trabajar con bocetos”. Conoce tanto a sus personajes, que casi siempre va y pinta.

“A veces, para convencer al dueño o cuando es un pedido, trabajo en la computadora. Le saco una foto a la pared, y pinto arriba de la imagen. Con esa idea tiro unas líneas de referencia sobre el muro y arranco a laburar. Pero eso nunca es más que una guía, el trabajo final siempre es distinto al boceto. Me gusta que la obra mute en el proceso”, precisa Crees.

A veces trabaja con su amigo Diego Prenolio, artista de filete; se dedican a “llenar de color” el barrio que aman. “El mismo donde crecimos y vivimos”, señala el muralista y agrega: “Con el plan de mezclar el grafiti con el filete, nos dijimos `vamos a decorar nuestro barrio, a llenarlo de colores´”.

Siempre me gustó colaborar con artistas que hacen cosas distintas a las mías, y complementarlas. En Italiani y General Paz, Monte Grande, está la primera obra que hicimos, que se llama “El barrio de mis amores”. La temática siempre pasa por el barrio, usar frases de algún tango”. En ese cruce de esquinas pintó dos murales más. La otra esquina es de ligustrina, sino tendría cuatro obras, seguro”.

Crees se muestra conforme con su obra, pero no deja de formarse. Cursa el profesorado en bellas artes, donde desarrolló la habilidad para sacar a sus personajes de las paredes y hacerlos retozar sobre zapatillas, cascos deportivos, bastidores tradicionales, camionetas hippies.

Además, tiene un proyecto artístico que se llama “Silver tour”: Crees agarra la moto que usa en su trabajo de reparto de pollo frito y va hasta alguna localidad en la que no luzcan sus murales; hace una pintada y después saca una foto panorámica para mostrar el entorno que tiene la pared donde está el grafiti.

Así pintó en lugares grises y los llenó de color. La idea es “recorrer toda la zona sur, tener fotos de cada lugar y armar una muestra”, dice. Si se puede, Crees hará lo mismo en las playas de la Costa Atlántica, en el norte argentino. Ya estuvo por Tandil, Avellaneda, Lanús, y estará en otros muros.

AUNO 15-09-2014
FN-AFG

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