A 30 años: la noche que Luca se quedó solo mirando el césped del Gallardón

El 20 de diciembre de 1987, Sumo tocó en la cancha de Los Andes y fue el último show de Luca Prodan, que murió dos días después. Una noche inolvidable(y muy rara)en el recuerdo de un seguidor fiel que estuvo en el vestuario.

José Ignacio Guzmán

“Bueno, bueno, tanto hinchar con esto. Mirá, te doy mi palabra de que esta es la última vez que lo tocamos, no lo vamos a tocar nunca más”. Fue, quizás, la última promesa que hizo Luca en su vida, el domingo 20 de diciembre de 1987, antes de su último show, para calmar las quejas de Ricardo Mollo por tener que tocar Don’t turn blue, un tema que siempre había tenido problemas técnicos. Rolo Rodríguez, seguidor que esa noche tuvo la oportunidad de compartir los camarines en la cancha del Club Atlético Los Andes, pudo entender el significado de esa promesa dos días después.

La noche había empezado con una pequeña escaramuza. El personal de seguridad que controlaba la puerta no quería dejar entrar a Luca porque teníe una botella de ginebra en la mano. “Muchas veces lo confundían con un indigente”, recuerda Rolo, que en ese momento estaba con un grupo de cinco amigos presenciando la discusión. Los compañeros de banda convencieron al de la puerta de que aquel pelado era el cantante de una de las bandas que abrió una nueva puerta en el rock argentino.

Luca reconoció a Rolo y sus amigos y los hizo entrar. Rolo cuenta a El Cruce que Luca estaba con “su sarcasmo habitual, hacía bromas todo el tiempo, no estaba agresivo, ni ninguna pavada que hablan”. Sin embargo tenía presente “que físicamente no estaba bien”.

Alrededor de las nueve y media y ante un estadio casi vacío, Sumo dio su último show con Luca a la cabeza. “Todos creen que fue colosal, un evento inolvidable, pero la verdad que fue uno más, con la potencia de siempre”.

La noche que el Pelado se quedó
solo mirando el césped del Gallardón

Cree que hubo varias señales en las que Luca pronosticó su final. Por ejemplo, antes de que terminaran de tocar Fuck you, anteúltimo tema de la lista, lo volvió a cantar de la mitad al final, “algo que nunca había hecho”. Después de que terminaron el show con Day tripper, cover de The Beatles, Luca “se quedó solo, los músicos se bajaron y él se quedó mirando el césped, con la mirada perdida. Eso me llamó la atención porque él siempre se iba cuando la banda estaba tocando y esta vez el que se fue último fue él”.

Treinta años después, Rolo se pregunta por qué estuvo en ese show, ya que había acordado con su amigos no ir, porque todavía quedaban las fechas del 24 y 31 de diciembre en Cemento. Habían ido al show del viernes 18 en Arena Discoteque y el bolsillo estaba vacío. “Pero el mismo domingo, sin mediar palabras, dijimos todos que íbamos. Se ve que algo nos llamó”.

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Rolo habla sobre Sumo y el acelerado paso de la banda por el rock argentino. “Fueron muy rechazados. Para que no hubiera un periodista ni fotógrafo en el show de Los Andes imaginá, la bola que le daban”. En sus shows en el estadio Obras Sumo alcanzó su pico, pero Rolo cree que “fue por una cuestión de novedad, porque nunca fue una banda multitudinaria”. Al otro fin de semana volvieron a ser 80 personas en los recitales.

No fue amigo de Luca, pero hubo un vínculo que se construyó cuando se cruzaban en las calles de San Telmo. Era muy común verlo caminar y preguntarle cuándo tocaban. Luca respondía: “Qué sé yo cuando tocamos. Fijate en el diario y si me encontrás de vuelta avísame, así me entero”. La larga previa de muchos shows que arrancaban a la madrugada era otro momento de contacto con los músico.

Una remera al escenario
para que Luca se cagara de risa

En varios de los conciertos Rolo tiró remeras al escenario con mensajes en inglés escritos con marcador, para que Luca las leyera “y se cagara de risa”. Era una especie de comunicación en código. Para el show de Los Andes se había olvidado de armar una, por la decisión de ir a último momento. Entonces “instintivamente” se sacó la que tenía puesta y la arrojó directo a Luca, que la agarró, buscó el acostumbrado mensaje* y al no encontrarlo puso cara de desconcertado.*

Rolo vive con su familia y trabaja de repartidor. Las huellas que dejó aquel italiano que vino a Argentina para alejarse de la heroína y, sin saberlo, a cambiar la historia de nuestra música, están vivas. “Yo trabajo en la calle y siempre encuentro alguna señal de él”, cuenta. Tira un dato: a metros de donde estaba La esquina del Sol (la “sede” de avenida Del Libertador) hay una casa que vende cocinas que se llama Luca, como si fuera un chiste del mismísimo Prodan. “Eso vos lo buscas en toda la ciudad y no lo encontrás, pero justo está a metros de donde lo vi tocar un año entero”.

Luca y el alcohol:
una imagen que no nunca buscó

“Luca era una persona intensa que si uno lo abordaba con respeto era muy locuaz y abierta, pero que no tenía problema en cortarse en seco si algún desconocido le hablaba de prepo, porque tenía sus problemas”, describe Rolo. Dice: “tomaba lo que tomaba porque era lo único que lo calmaba. Él necesitaba del alcohol, pero era una lucha por querer curarse, no era una imagen que él buscó. no fue un borracho incoherente, siempre era muy lúcido. No era solamente rock, ginebra y reviente, era mucho más amplio”.

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Todo lo que quiere la juventud: afiche de presentación de Sumo

Cuenta un episodio que pinta a Luca como un tipo sensible. Una vez un hombre se le acercó pa pedirle un autográfo y Luca le respondió* “bueno, pero después te quedas a hablar conmigo ¿no?”.* El hombre agarró el papel, dio media vuelta y se fue. Entonces Luca Luca lo miró a Rolo y le dijo con una mezcla de sorpresa y angustia “¿Vos me escuchaste que le dije que yo quería hablar con él?”.

La muerte de Luca Prodan, 22 de diciembre de 1987, dejó un vacio muy fuerte, como la presencia que supo tener en vida. Pero supo esquivar el olvido por “la luz” que en él sobresalió y se grabó en la memoria de muchas personas, como la de Rolo, y de alguna u otra manera se hace presente todos los días.

“Los mitos a veces están sobredimensionados y Luca era una persona como todos, que pasó vivir en la posteridad y se multiplicó. Entonces, no fue en vano su paso por acá”.

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