En 2012 se generaron 4 kilos de basura electrónica por persona

En Argentina se produce un promedio de entre tres y cuatro kilos anuales de basura eléctrica y electrónica por persona, pero no existe ninguna ley de alcance nacional que se ocupe de este tipo de residuos. Ante una problemática que crece a diario, gobiernos provinciales, municipios y universidades nacionales, lanzaron programas de recolección de RAEE.

Gabriela Naso

Lomas de Zamora, mayo 7 (AUNO) En los últimos diez años, los Aparatos Eléctricos y Electrónicos (AEE) se incorporaron en los distintos aspectos de la vida cotidiana. Las constantes innovaciones tecnológicas y el aumento del consumo aceleraron su sustitución, lo cual incrementó la cantidad de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE), al igual que su impacto en el ambiente y en la salud. El coordinador de la Licenciatura en Gestión Ambiental de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), Luis Coyoupetrou, afirma que durante 2012 se produjeron “entre tres o cuatro kilos de RAEE” por habitante, lo cual implica una generación anual total de más de 120 mil toneladas de basura electrónica.

La falta de una normativa nacional que regule los RAEE es notoria, al igual que su demanda. “Estamos diez años atrasados”, asegura Coyoupetrou en comparación con la legislación europea, ya que en esa región, “la primera ley salió en 2003, cuando ellos estaban consumiendo mucho”.

El coordinador de la licenciatura en Gestión Ambiental de la UNAJ considera “necesario que salga una ley” que siga la “línea de lo que estaba planteado” en el Proyecto de Ley de RAEE presentado por el senador Daniel Filmus (Frente para la Victoria), que perdió estado parlamentario a fines del año pasado. El 4 de mayo de 2011, la Cámara de Senadores aprobó el proyecto y lo giró a Diputados, donde permaneció encajonado por dos años. La propuesta había sido apoyada por Greenpeace, la Fundación Vida Silvestre y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), entre otras instituciones.

El proyecto de ley tenía por objetivo: proteger el ambiente y preservarlo de la contaminación generada por los RAEE; promover la reutilización y el reciclado; reducir la disposición final; promover la reducción de la peligrosidad de los componentes de los aparatos electrónicos y sus residuos; incorporar el análisis del ciclo de vida en los procesos de diseño y producción; mejorar el comportamiento ambiental de todos aquellos que intervienen en el ciclo de vida y sus residuos; establecer la responsabilidad extendida individual del productor, es decir, la ampliación del alcance de las responsabilidades de cada uno de los productores de AEE a la etapa de post consumo.

“Es importante saber quién fabrica los AEE y quién los pone en el mercado, pero hay que tener bien claro quién los usa, porque éste último será el responsable de desecharlos. Son responsabilidades diferentes, pero si no se tiene todo los factores en cuenta la gestión fracasa”, remarca Couyoupetrou. Además, destaca la importancia de trabajar junto con el área de educación en sus distintos niveles, pero enfatiza que no debe hacerse “responsables a nuestros hijos de lo que los adultos no hacemos”.

El universo de los RAEE abarca electrodomésticos, aparatos audiovisuales, equipos de comunicación y otros equipos, por lo cual su tratamiento no es uniforme, sino que se adecua a las características propias de cada residuo. El ingeniero electrónico graduado en la Universidad de Buenos Aires Alejandro Kentros asegura que el recambio constante de AEE se debe a que “la calidad de los productos no es la misma que en otros tiempos”. Como consecuencia del capitalismo moderno, que llevó a “mirar todo en cuestión de costos y ganancias”, la calidad de los productos disminuyó y su vida útil se volvió “limitada”, sostiene Kentros.

“Esta es una discusión donde todos tienen que ponerse de acuerdo. Es una cuestión de fondo a nivel de país, donde hay que analizar lo que gana uno, lo que pierde otro, no sólo del productor al consumidor y todos los pasos intermedios, sino también desde la estrategia del Estado”, expuso Kentros. A partir de una ley que regule los RAEE hay que analizar “cómo se abren y se cierran las puertas hacia el exterior”, agrega.

Por otra parte, la coordinadora de prensa y difusión de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable (SAyDS) de la Nación, Sandra Firpo, admitió que es “conveniente el dictado de una ley que contemple la responsabilidad extendida del productor durante todo el ciclo de vida de los AEE y en la etapa post consumo de los mismos, y que reconozca como prioritaria en la gestión de los RAEEs la prevención, la reutilización, la recuperación y el reciclado”.

Ante la falta de una ley nacional, algunos gobiernos municipales y provinciales comenzaron a aplicar políticas ambientales de reciclado de RAEE, algo que ya hacían ciertas universidades. Firpo, señala que “existen diversas iniciativas en materia de gestión de RAEE, en muchos casos locales y en otros mixtas”. Además, resalta el rol que juegan las cooperativas en la gestión de RAEE.

A pesar del éxito los programas de recolección de basura electrónica, el subsecretario de la Agencia de Política Ambiental de Almirante Brown, Máximo Lanzetta, manifiesta la necesidad de “una ley de RAEE para que estas políticas tengan sustentabilidad en el tiempo, una mayor envergadura y para que haya mayor obligación”. “Es un esfuerzo que se debe hacer a partir de una ley nacional que permita cobrarle a las empresas que producen AEE el costo de la disposición final o del reciclado de esos elementos”, agrega el funcionario.

Si bien hay programas permanentes, como los que realizan los municipios de Lanús y Almirante Brown, en otros casos los proyectos son esporádicos. En 2010, la Municipalidad de Avellaneda junto con la Cooperativa “La Toma del Sur” y la Asociación Civil “Va de Vuelta” realizaron la primera campaña de recolección de RAEE del distrito. La idea fue retomada por el centro de estudiantes de la Facultad Regional Avellaneda de la Universidad Tecnológica Nacional, la Municipalidad y la Cooperativa “La Toma del Sur” en octubre del año pasado.

Además, la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y el Gobierno bonaerense trabajan juntos en el programa “E-Basura”, destinado a reducir la brecha digital por reutilización, recupero y donación de equipamiento informático; el municipio de Arroyito, en Córdoba, posee una política de gestión de RAEE que tiene sustento en una ordenanza municipal; y la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) desarrolla desde 2001 un programa de reciclado de computadoras, que luego entrega a instituciones educativas y organizaciones sociales.

Durante la campaña de recolección de RAEE que se llevó a cabo entre el 5 y el 16 de noviembre de 2012 en Morón, Buenos Aires, se recolectaron seis toneladas de RAEE, los cuales fueron entregados a la “Asociación Civil Basura Cero”, y a la fundación “Va de Vuelta”, para su reacondicionamiento.

Según datos aportados por Greenpeace, más del 40 por ciento de los RAEE termina en basurales y rellenos sanitarios. Los AEE tienen componentes tóxicos, como plomo, mercurio berilio, selenio y cromo, que impactan en el ambiente y la salud. El artículo 41 de la Constitución Nacional establece que “todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley”.

AUNO 7.5.2013
GN CGL
aauno@yahoo.com.ar

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