Arte con sentido militante

Durante tres jornadas, el Festival Latinoamericano de la Clase Obrera (Fleco) desembarcó en Temperley, una de sus sedes. Obras de teatro, muestras de pintura, documentales y bandas en vivo pudieron disfrutarse de forma gratuita.

“El arte tiene que ganar las calles, las plazas y el espacio público porque todos tenemos derecho a acceder a la cultura”, propuso el docente Hugo Lorenzato, uno de los integrantes de la mesa de debate que formó parte de la VIII edición del Festival Latinoamericano de la Clase Obrera (Felco), que se llevó a cabo el lunes 24 de mayo en un centro cultural de Temperley, y también en la Ciudad de Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Salta y Tucumán, entre otras sedes.

Como sucedió en todas las sedes, la segunda de las tres jornadas –23, 24 y 25— estuvo compuesta por obras de teatro, bandas en vivo, muestras de artistas plásticos, exposiciones de libros, proyecciones de documentales independientes y charlas-debate, entre otras actividades que se pudieron disfrutar de manera gratuita.

Sin embargo, el Festival contó con poca concurrencia, tal vez debido a que a pocos kilómetros se realizaban los festejos del Bicentenario de la Revolución de Mayo. De todas formas, al encuentro no le faltaron expresiones artísticas de calidad.

Así, apenas atravesaban el pasillo de Cultura del Sur, los curiosos aprovechaban para deleitarse con las pinturas y esculturas que colgaban de las paredes. Otros preferían dirigirse directo al buffette para beber algo o comer una hamburguesa antes de comenzar el recorrido.

Una de las obras que se destacaba era la titulada “Fauna del Riachuelo”, de Pablo Luchini. Compuesta por tres pinturas, en la cuales el artista retrató con pedazos de soga, bolsas plásticas, y residuos, una metáfora sobre el paisaje cotidiano de esa cuenca hídrica, azotada por la contaminación que deben soportar a diario las personas que viven en sus inmediaciones.

“Papá, ¿puedo hacer sombras en la pantalla?”, preguntó un niño cuando la luz de la pequeña sala se apagó y la tela en la que se proyectaron los cortos quedó desnuda en el centro de la escena. “Sí, pero apurate que ya empiezan”, aprobó el padre antes de que se iniciara la proyección de los documentales.

Pese a que uno fue producido en Argentina y otro en México, el eje de ambos trabajos apuntó a defender el derecho de huelga. El primer corto mostró el interior de una protesta de obreros despedidos que tomaron las calles principales de la Ciudad de México, apoyados por amplios sectores de la sociedad.

En tanto que en el segundo documental, se exhibió la represión policial a los estudiantes de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), que se oponían a la reelección del rector, Rubén Hallú, a fines de 2009 .

Es que el encuentro cultural propone aportar herramientas artísticas “a la lucha de la clase obrera por su emancipación social y política de cualquier tipo de explotación u opresión”, explicaron los organizadores.

Con el objetivo de retomar la tradición de cineastas y artistas militantes de la década del setenta, el grupo argentino Ojo Obrero organizó, en 2004, el primer Felco, que luego se extendió por Chile, Uruguay, Bolivia y otros países de América Latina. Por eso, el cine tuvo un lugar privilegiado en todas las jornadas, aunque no se descuidaron las otras disciplinas.

Luego de las proyecciones, llegó el turno del arte dramático. En contraste con el teatro convencional, los actores no se desplazaron sobre las tablas sino que se ubicaron sobre el piso de la sala principal del centro cultural.

Los espectadores, sentados en las sillas que rodeaban el espacio que funcionó como escenario, cobraban por momentos el verdadero protagonismo de la representación, cuando alguna de las actrices interactuaba con ellos.

Durante casi una hora, la obra “Hendijas” desmenuzó la historia de dos mujeres indígenas y copleras que se negaban a perder sus costumbres originarias. Tentadas por los “beneficios” de la ciudad, una de ellas buscaba la salvación de la Madre Tierra en una copla. Ambientada en la zona rural y musicalizada con sonidos que evocaban a los ritmos andinos, el mensaje del espectáculo giró hacia un mismo tópico: “No se puede comprar lo natural”, gritó la actriz más joven, ante la sorpresa y la atención de niños y adultos.

Como en cada edición, el Festival finaliza con una asamblea —integrada por artistas y público —que tiene como objetivo realizar una reflexión política del encuentro, las meses de debate en cada jornada apuntan a disparar ejes sensibles de discusión.

“Ante las crisis económicas en Europa, los trabajadores tenemos que conquistar la lucha y transformar la realidad. Sólo en una sociedad sobre nuevas bases sociales que no tengan nada que ver con la explotación del hombre por el hombre, podremos disfrutar todos del arte producido por los verdaderos artistas”, reflexionó Lorenzato sobre el cierre de la segunda jornada.

AUNO-26-05-10
SES-LDC

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